Los sacramentos de sanación, unción y penitencia

Desde que nacemos recibimos sacramentos venidos desde el catecismo con la intención de conectar nuestros corazones y almas al maestro Jesús para obtener el perdón de los pecados. Esto se hace mediante el bautismo, la comunión y la confirmación, pero ocurre que de forma involuntaria se olvidan los sacramentos de sanación, unción y penitencia que fue palabra del todopoderoso para proteger a sus hijos. Descubriremos en este artículo de qué se trata.

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Mediación y entendimiento o reconciliación

En el templo son siete los sacramentos que se dividen entre; la iniciación, que es el sacramento del bautismo católico, la confirmación y la eucaristía, como explicamos al principio. Vamos a iniciar explicando el sacramento de reconciliación que es el que llamaremos también mediación o entendimiento, y la unción a los enfermos, que describiremos también como el recogimiento.

El maestro Jesús, quien era llamado también el médico de nuestras almas y corazones que curaba enfermedades incurables, deseaba que el templo continuara su obra de unción o curación entre sus seguidores, es decir, los sacramentos de sanación, unción y penitencia. El objetivo de los sacramentos antes mencionados, que son la reconciliación y unción de los enfermos así ha venido haciéndose en las participaciones de las consagraciones y feligresía.

Esto se obtiene de la misericordia del altísimo y el perdonar los pecados que se comenten en el plano terrenal. Eso conlleva también a que el ser humano pecador estreche lazos con el templo para que sean perdonados sus pecados. Para complementar este acontecimiento, el individuo fortalece su reconciliación cuando conoce la oración para pedir perdón y perdonar, y de esta manera consagra el sacramento.

sacramento de sanacion

Esta acción de reconciliación o medición y entendimiento logra que el individuo alcance la transformación, conversión propicia de su ser, concretando un proceso integro de arrepentimiento y recogimiento, fijando el perdón, la paz y el amor del todopoderoso.

Confesión

La confesión es otra de las maneras de sacramento de la sanación, porque es la forma que consigue un individuo de conseguir la reconciliación. El sacerdote no ministra con su gracia, ministra con el poder que Dios le dio, y cuando recibe a un feligrés que desea confesarse éste le dice que lo absuelve por el poder que le ha dado la iglesia en nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, significando que una cosa muy distinta del perdón es la absolución.

Con la confesión se quita la consecuencia del pecado, consecuencia del mal que se haya hecho, pero si no hay arrepentimiento la confesión no valdría y es en estos momentos en que el diablo entra en acción, porque ve la oportunidad de absorberlo y alejarlo de la sanidad con el pecado y los malos actos, alejándolo además de la reconciliación como parte del sacramento de sanación.

El demonio teme profundamente a la confesión, precisamente porque la confesión arranca a la persona de su domino y lo devuelve a Cristo. Con esto explica la iglesia que el sacramento de la sanación mediante la confesión está siendo mal usado por los creyentes y ha caído en desuso, porque hay personas que comulgan indebidamente tragándose su propia condenación, porque el cuerpo de cristo recibido en santidad es de bendición, y recibido en pecado es maldición.

Con esto queda claro que el objetivo de la confesión es el perdón del pecado y reconciliar para hacer que la gracia que se perdió se vuelva.

El verdadero sacramento de la sanación y reconciliación es lograr el arrepentimiento y mantenerlo en el tiempo buscando a Dios no solamente en los templos, sino a lo largo de la vida en cada acontecimiento que se presenta, perdonando a quienes nos ofenden, olvidando realmente las ofensas para no cargar con pecados ni resentimientos porque entonces no se ha perdonado sinceramente.

Mediante la confesión además se recibe al Espíritu Santo y ocurre la liberación, que se traduce en el sacramento de la sanación y se conoce la bondad de la gracia de Dios, en donde se puede incluir como complemento la oración  poderosa de agradecimiento a Dios.

La Confesión - meditado por Marino Restrepo

¿Cómo hacer una confesión?

Continuando con el desarrollo del tema para determinar cuáles son los sacramentos de sanación, explicaremos que existen muchos elementos a considerar al momento de querer hacer una verdadera efectiva confesión y que ésta sea la correcta que nos lleve al logro del objetivo que buscamos en un templo para alcanzar la reconciliación, como sacramento de sanación.

Lo primero que recomiendan los expertos en la materia católica para lograr una confesión adecuada es hacer un examen de conciencia, en segundo lograr garantizar sentir el arrepentimiento sincero y finalmente romper con el pecado que es el fin de tal acción de confesión entre los sacramentos de sanación, unción y penitencia que tratamos en ese artículo.

Seguidamente de estos pasos, se acerca el individuo al confesionario para conversar con el sacerdote y luego escuchar la penitencia que este le impone. Pero hablemos acerca del examen de conciencia tan importante para alcanzar el perdón y la sanación como sacramento establecido.

Lo importante de este tema es llegar al fondo de los corazones, del alma, sin importar lo que se haya hecho, sino lo que se consigue en el fondo de nuestros corazones. Cuando se centra en el examen de conciencia solo trabajamos en la parte exterior y posiblemente se puede convertir en un fariseo.

La invitación en estos casos es ir más hacia las aptitudes que hacia los actos concretos. Las aptitudes de cómo se va amando y creciendo en la entrega a Jesús, y si se pone al prójimo en el mismo lugar que si mismo, y si se pone a Jesús en el centro de la vida.

Las actitudes poseen concreciones en la vida y es lo que se llega a examinar también, pero si se detalla en las concreciones y no se baja a las aptitudes no habrá cambio positivo. Por eso es importante determinar de donde están surgiendo estos actos.

En segundo lugar hablemos del arrepentimiento. Existe una diferencia en cuanto a la atrición y la contrición. La atrición que basta para una buena confesión es arrepentirse de los pecados por temor al castigo. Pero eso no es suficiente, pues se debe tener contrición que es el arrepentimiento de los pecados por al altísimo, por la ofensa que aun cuando lo amamos cometimos.

Ahora vamos a hablar con respecto de la ruptura de los pecados, como tercer paso para el cumplimiento de una confesión adecuada. Esto se trata de querer no volver a hacerlo, porque lo que significa es convertirse y esto es volverse a, en este caso, Dios.

Constrición, confesión penitencia

Virtud moral

Convertirse significa es decirle al Señor que hubo un alejamiento, pero reconocer querer regresar, la diferencia está en que no es lo mismo el propósito de enmienda de la inteligencia que el de la voluntad. Se puede entrar al confesionario sabiendo que se sabe débil, pecador o que aún no se han purificado las actitudes. Sabiendo también que se volverá a pecar más adelante, pero no queriendo hacerlo, es la diferencia entre la inteligencia y la voluntad.

En el artículo conoce paso a paso cómo confesarse bien podrás obtener otros datos importantes para lograr el objetivo y concretar una confesión óptima para lo que desea y en el momento adecuado.

El propósito de enmienda también incluye que si se está pecando y no se sabe cómo romper totalmente, se debe acudir a la confesión y Dios irá dando la gracia que se necesita para romper con él. Dios irá dando los medios que se necesitan para ello, porque lo primero que se requiere es la presencia de Dios en el alma y poco a poco ir conquistando los rincones oscuros de la vida, ayudando esto romper con el pecado.

Esta virtud debe prevalecer en el corazón de cada individuo y esto se logra manteniendo una vida serena y de gratitud por cada acontecimiento en nuestras vidas, acudir a un templo con frecuencia y hacer de un hábito el confesarse, respondiendo al llamado de los sacramentos de sanación, unción y penitencia.

De igual forma es de vital importancia acostumbrarse a obrar en bien del prójimo, contribuyendo con la eucaristía y acudir a centro de rehabilitación o de cuidados especiales para ayudar al más necesitado.

El siguiente paso es decirle los pecados al confesor. Muchas personas no se acercan a la confesión por desconocimiento o pena y no saben qué decir. Pero basta con que se diga «sin pecado concebida«, es decir que fue concebida sin pecado original, si no puede aprenderse eso, simplemente se le pide ayuda al sacerdote.

Lo importante es que se tenga la fe, porque sin fe no se tendrá el sentido de la confesión, ni ningún otro sacramento tendrá sentido, porque exigen dar ese paso de signo sensible a la gracia invisible que Dios trasmite mediante los sacerdotes o pastores. Por ello, es necesario hacer un acto de fe y se le pide al señor no centrarse en el sacerdote si no en Jesús.

Recogimiento (unción a los enfermos)

Con la sagrada y santa unción a los enfermos o el recogimiento, junto con la oración de los feligreses, el templo los encomienda y glorifica para que alcancen su salvación y sanación, aupándolos a ser seguidores fieles libres a la pasión y muerte de cristo. De esta forma, se cumple la palabra de Dios, fijada en los sacramentos de la sanación, unción y penitencia.

El sufrimiento, las dolencias, pestes o enfermedades han sido clasificados como uno de los principales inconvenientes que aquejan la vida del ser humano y aquí el individuo manifiesta su finitud y limitaciones, pero también despierta en él la búsqueda de Dios para volver su intención a la vida eterna, mediante el cumplimiento de la palabra sagrada con los sacramentos de la sanación, unción y penitencia.

La unción a los enfermos es el encuentro real con el maestro Jesús médico, es así como lo describe la iglesia. A lo largo de su paso por la tierra, Jesús tuvo la búsqueda incesante de aquellos mártires y enfermos y descubrió la virtud de curarlos, garantizando así el sacramento de curación, manifestando un contacto físico con aquel que padecía de un sufrimiento y anhelaba que esto se multiplicara mediante las iglesias y los pueblos.

La sanación, milagros o curación de Jesús suscribían doble significado, porque por un lado anunciaban la llegada del reino de los cielos, mientras que por otro lado decían que había una salud un poco más radical y él venía a dar la sanación realmente del pecado y del mal.

La unción de los enfermos es el encuentro con el Cristo médico, sin embargo también es el sacramento en el que toda la iglesia se une cerca del que sufre para presentarlo ante Cristo quien venció la muerte y el mal, para pedirle que lo cuide, que le salve y le conceda la gracia que necesita.

Toda la iglesia que se une con el enfermo, también le invita a que una su sufrimiento al Cristo salvador para que el enfermo ayude a la iglesia. Se trata de un ganar ganar, en donde el sacramento con la iglesia y el enfermo se acerca a Dios.

Ritos y Signos: La Unción de los Enfermos

Ritual

En el nuevo testamento existen menciones directas de este sacramento, como por ejemplo: cuando Jesús resucita habla a los apóstoles y les indica imponer las manos sobre los enfermos y estos se pondrán bien. En otro caso, existe también un testimonio aún más explícito acerca de un ritual en donde los primeros cristianos viven con respecto a los enfermos.

Es Santiago quien escribe y pregunta «¿está enfermo alguno de vosotros?,  llame a los presbíteros de la iglesia y recen sobre él y le ungen con oleo en nombre del señor y la oración salvará al enfermo y el señor hará que se levante y si hubiera cometido pecado le serán perdonados«.

Santos oleos

En Génesis 28:16 se explica que Jacob derramó un líquido como aceite sobre unas piedras, en un lugar en el que sostuvo un encuentro con el maestro Jesús en sus sueños. Pasado un tiempo regresa al sitio dirigido por el maestro Jesús y nuevamente deja caer el aceite sobre tal piedra.

Este líquido fue considerado como un ungüento valioso, por la manera como fue otorgado y el sueño que tuvo con el maestro Jesús. El ungir el aceite fue considerado como un gesto de gratitud y un hecho sagrado como parte de las ordenanzas establecidas en la palabra de Dios en los sacramentos de sanación, unción y penitencia.

El aceite era hecho con especies aromáticas y líquidos especialmente preparados y seguidamente bendecidos para ser usados como unción a todo aquel que lo necesitara, no solamente a los enfermos terminales físicos, sino a todos aquellos que padecieran algún tipo de acongojamiento y depresión.

La unción permitía reconfortar y recomponer al individuo, sanar su alma, corazón y cuerpo para volverlo al altísimo y continuar con el camino del bien. Este aceite puede ser preparado también en algunas regiones con aceite de oliva, y debe recibir la santa bendición del obispo que hace el ritual cada jueves santo de la semana mayor de cada año.

Sin embargo, en algunos casos cuando no se cuenta con dicha bendición de la figura antes nombrada, sirve el toque y la oración del sacerdote de turno en la celebración de los sacramentos de sanación, unción y penitencia. De igual forma, explican que dicha receta puede ser modificada según sea a condición y el momento, y si escasea el aceite de oliva o por la zona es imposible de conseguirlo, puede ser preparado con cualquier tipo de aceite vegetal.

La unción de este aceite se había limitado en la mayoría de los casos a enfermos terminales, y la iglesia en un tiempo tuvo que redireccionar su uso y hacer saber y entender a los feligreses que no era así, no necesariamente para los enfermos a punto de morir. De este modo lograron hacer entender que tal unción puede ser aplicado en varias oportunidades, quedando explicito que puede ser recibido varias veces en la vida.

Imposición de manos para sanación

Tono festivo, como sacramento

Estas acciones y encuentros con Cristo recibían un tono festivo, era como una celebración sanadora litúrgica, comunitaria y podía hacerse en el grupo familia, en las consagraciones escolares y del templo, y demás instituciones que así lo requerían y que se organizaban para tal fin.

Las personas se preparan mental, emocional y físicamente, utilizando la energía que emerge de las palmas de las manos, orando fuertemente con ojos cerrados y con el corazón lleno de mucha fe. A esto se le llama imposición de manos para la sanación del enfermo mediante la unción, como sacramento.

Veamos ahora qué dice la biblia de la imposición de manos para la sanación. Es un tema interesante e importante dentro de la iglesia, inclusive se puede mencionar como el fundamento o rudimentos tal cual lo menciona HEBREOS, capitulo 6 versículo del 1 al 2. Asegura que es necesario que se debe continuar y avanzar, y nombra las imposiciones de mano como una doctrina de la iglesia. Si esto no lo sabe un feligrés común, no se puede seguir a la perfección.

Se trata de una base que se enseñaba en la iglesia cuando se formó en el libro de los Hechos, por esto es de suma importancia como se debe practicar y está sustentada en la biblia. Cristo se hace presente en dichas celebraciones. Algunos sacerdotes en sus misas hablan de la vida de Jesús como médico cuando sanó ciegos, levantó paralíticos, sanó leprosos y demás enfermos terminales, y al parecer hoy ya no ocurre tal cosa.

Explican al respecto que en la carta de los hebreos dice que Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre, que esto significa que el maestro sigue haciendo lo mismo que hizo en el evangelio, sin olvidársele sanar, ni hacer milagros y ese es el Jesús resucitado que debemos conocer y experimentar.

Jesús continúa sanando entonces, la cuestión es que lo hace de manera especial mediante los sacramentos de sanación, unción y penitencia que nos dejó que aquí estamos describiendo. Se tratan de signos sensibles y eficaces de la gracia.

Los sacramentos actúan tal cual lo que ellos significan, y por medio de ellos el Maestro Jesús continua sanándonos, y de manera especial se manifiesta la sanación. Entre estos sacramentos se incluye el bautismo, para eliminar del individuo el pecado original que se manifiesta de muchas maneras perjudicando al ser humano.

El infante comienza desde pequeño a recibir las malas energías y la iglesia inicia por un exorcismo en nombre de Jesús que lo libera de las fuerzas malignas, recibiendo el Espíritu Santo, siendo sellados de esta manera, que aunque no tengamos uso de razón ya el poder de Dios lucha contra el poder maligno con el que llegamos todos al mundo.

Así comienza la sanación, por el ser el pecado una enfermedad grande para cada ser humano y el pecado se proyecta también en enfermedades psicosomáticas.

Institución

El día de la resurrección, fue el día cuando Jesús institucionalizó el sacramento de la reconciliación. En el libro de Juan en los capítulos a partir del 20, se habla de ese día en que Jesús apareció en la habitación en la que estaban los apóstoles todos juntos y asustados por ver la figura del maestro, a quien algunos habían traicionado, vendido, negado y demás.

Jesús aparece extendiendo sus manos ofreciéndoles el perdón e invitándoles y nombrándoles como ministerio del perdón, explicando que el que otorgue el perdón será perdonado, el que no perdone quedará prendado hasta la muerte y lidiará con una carga de oscuridad.

los sacramentos de sanación, unción y penitencia

Desde ese momento, a través de ese ministerio del perdón queda fijado el sacramento de sanación y reconciliación, que actúa por medio de la intervención de Jesús. En este caso entra el tema de nuevo de la confesión de los pecados, pues una persona no se puede librar del ocultismo si antes no ha confesado sus pecados y por tanto no alcanzara de norma natural la sanación y la reconciliación.

Esto quiere decir que los sacramentos de sanación, unción y penitencia están ligados entre si y son co-dependientes. El pecado es algo maligno que impide la bendición de Dios. Antes de sanar al paralitico primero debía sanarlo del pecado, que era lo que lo tenía postrado.

Sacramento de la Penitencia

La penitencia no es sinónimo de castigo. En algunas oportunidades se encuentran personas que no se han confesado durante mucho tiempo y aseguran que la confesión que puedan hacer implica una penitencia dura, complicada o difícil, por el tiempo que se mantuvieron alejados, sin embargo la penitencia se puede entender de varias maneras.

La primera puede ser la penitencia como sacramento, se trata de un acto reparador, compensación del pecado y del daño que se hace. El sacerdote le pide un acto reparador o las oraciones a modo de penitencia, que se podría entender primero como una parte de un sacramento.

Penitencia también se podría referir al ejercicio o a una práctica piadosa, es decir, se plantea a una persona un sacrificio, un maratón, una caminada con clavos en los pies, etc., para lavar una culpa y es un penitente. En algunos lugares los penitentes cargan una cruz en las procesiones. Algunos otros se visten distintos para diferenciarse como los penitentes.

La penitencia siempre va a ser referida a un acto que repara, que satisface una ofensa. Puede ser un sacrificio personal, una promesa si algo que pidió se le concedió, solo se le dice a Dios, pero nunca debe verse como un castigo, sino como la reparación de algo que anhelamos reconstruir.

El pecado no se perdona cuando se cumple la penitencia, esto es importante destacar, porque el pecado se libera justamente cuando el pastor o sacerdote absuelve, tal cual se explicó en párrafos anteriores con el sacramento de la sanación.

La penitencia es por dos razones, la primera es por el ser propio, es decir, si no se hace la penitencia se pierde el alma y hay una sola vida para ganársela. La otra forma de penitencia es con el mundo, un mundo lleno de vicisitudes, malas energías, fenómenos naturales desastrosos, elementos maliciosos que se desprenden de la política de los gobiernos ambiciosos, hambre, pobreza, pérdida de valores, miedo, opresión y ningún individuo escapa.

Hoy día el mundo se ha apartado de Dios, se ha ido desterrando dejando entrar banalidades e impurezas que se alejan más de la palabra de Dios y de sus sacramentos, los sacramentos de sanación, unción y penitencia existen para lograr la salvación, y el maestro Jesús persona los pecados y su misericordia es infinita, por lo que la esencia del ser humano no debe ser mellada nunca con circunstancias ajenas a lo que se es fiel.

Fundamentos bíblicos

Hay infinitas preguntas al respecto de los sacramentos, como por ejemplo, cuántos son y para qué sirven, así que aprovecharemos este espacio para explicar algunos otros puntos para nada alejados del tema principal, sino que son complemento.

Existe algo en lo que se está de acuerdo, y es la verdad que se anuncia en el querinma de que Jesús Salva. Jesús es nuestro salvador, de hecho se lee en Hechos capítulo 4 versículo 12: «no hay otro nombre por el cual podamos ser salvos». Todos los cristianos están de acuerdo con esta verdad, que Jesús es el salvador. La pregunta que no todos responden es ¿cómo Jesús salva?, ¿cómo llega esa salvación a nosotros? y es allí donde entra la importancia de los sacramentos en la iglesia.

¿Como salva Jesus?, pongamos un ejemplo, si alguien va en un avión y sabe que hay un paracaídas, sabe que ese articulo le salvará, pero si decide no tomar el paracaídas, se puede estar en el avión pero no se va a salva porque no toma el paracaídas. O un ejemplo bíblico en el génesis cuando Dios decide salvar a una parte de la humanidad, le pide a Noé que construya un arca y éste invitó a los que quisieran subir para que entrarán pero no todos le obedecieron.

Dios quiere salvar, pero no todos toman el paracaídas. No todos quieren entrar en esa arca. En ese momento es que entran en juego los sacramentos. Hay que recordar una cita del evangelio de San juan: «yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia«. ¿Cómo nos trasmite Dios esa vida a nosotros?

Estar en gracia de Dios es precisamente esa vida divina comunicada por él, esa vida que nos quiere transmitir. Esa vida nos la comunica a través de los sacramentos.

La etimología de la palabra sacramento viene del latin «sacramentum» y se conforma por dos palabras, de la palabra «sacra» que significa santo y la palabra «mentum» que significa mediun o instrumento.

Esto quiere decir que sacramento significa medio o instrumento para ser santo, o siguiendo las citas bíblicas, sacramento es el instrumento por el cual Dios nos transmite esa vida divina en abundancia que quiere darnos. Así se define el catecismo de la iglesia católica en el numeral 1131, en donde se ubica la definición del sacramento: «Los sacramentos son signos eficaces de la gracia instituidos por Cristo y confiados a la iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina«.

Son siete sacramentos, conocidos por todos: bautismo, confirmación, eucaristía, reconciliación, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio. Y son siete porque están instituidos para combatir los siete vicios capitales, como también se comparan con las siete virtudes principales en la vida cristiana, sin embargo, Santo Tomas de Aquino explicaba que son siete las etapas de la vida natural y de la vida sobrenatural.

Esta definición o descripción de Santo Tomas de Aquino fue tomada después por el concilio de trento, uno de los principales concilios en el 1500 y es muy importante porque explicaba que en la vida natural nacemos y la vida sobrenatural nacemos a través del bautismo. En Juan 3:5 Jesús le dice: «Nicodemo, es necesario volver a nacer del agua y del espíritu«.

Decía Santo Tomas de Aquino: «así como el hombre crece y da frutos, en la vida sobre natural también estamos llamados a dar frutos y esa es la confirmación«.

Juan 15:16 dice: «los he enviado para que den fruto y sus frutos permanezcan. La confirmación es que ese bautismo que se ha recibido puede dar frutos ahí donde se realice«. Santo Tomas de Aquino continuaba explicando: «así como en la vida natural necesitamos alimentarnos, también en la vida sobrenatural necesitamos alimentarnos y es el sacramento de la eucaristía». Lucas 22; 19: «tomen y coman todos de él porque estee es mi cuerpo«.

Luego, hablando del sacramento de la confesión, decía Santo Tomas de Aquino: «así como nosotros nos enfermamos y necesitamos sanarnos, así también nuestra vida sobre natural se enferma, y necesitamos sanación, ahí entra el sacramento de la reconciliación».

Además se suma a todo esto que Santo Tomas decía que así como el hombre es natural para congregarse y estar en comunidad, también está en la vida sobre natural el matrimonio, que es la vida en pareja, la vida del hombre, la mujer en mutuo amor. Efesios 5; 25: «maridos amen a sus esposas como Dios ama a su iglesia«.

Santo Tomas de Aquino continuaba: «así como en la vida natural necesitamos una autoridad un orden, también en la visa sobrenatural necesitamos, alguien que nos guíe, que vaya por delante y entra el sacramento del sacerdocio«. Concluía diciendo que: «así como en la vida natural morimos, lo mismo pasa en la vida sobrenatural cuando la salud desfallece, cuando la salud espiritual decae, aparece el sacramento de la unción de los enfermos«. Santiago 5; 15.

Estos siete sacramentos tienen sus fundamentos bíblicos. En el bautismo recurrimos a Mateo 28: 18-19, que dice: «Jesús se acercó a ellos y les habló así: me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, id pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo«. Eso hace el sacerdote cuando bautiza a un niño o a un adulto.

En cuanto al sacramento de la confirmación revisamos el libro de los hechos de los apóstoles 8; 14-17: «Al enterarse los apóstoles que estaban en Jerusalén que Samari había aceptado la palabra de Dios les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos, para que recibieran el espíritu santo. Aquella gente ya había recibido el bautismo pero bajan los apóstoles y oran por ellos y con la imposición de mano para que reciban al Espíritu Santo».

Este es el sacramento de la confirmación, cuando el obispo o sacerdote delegado confirma a una persona, ora por él, le impone las manos para los frutos.

Ahora bien, hablaremos de forma resumida de la eucaristía, con un fundamento bíblico que aparece en todos los libros de forma clara. Lucas 22:19-20: «Tomó luego pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: este es mi cuerpo que se entrega por ustedes, hagan esto en memoria mía. Luego de cenar tomo la copa y dijo: esta copa es la nueva alianza de mi sangre que se derrama por ustedes«.

Pasemos ahora resumidamente a la confesión. Evangelio de San Juan 20:22-23: «Dicho esto, soplo y les dijo, reciban el Espíritu Santo. A quienes perdonen los pecados, les quedaran perdonados. A los que no se los perdonen les quedarán sin perdonar». Jesús, después de la resurrección se aparece a los discípulos y les da el poder de perdonar los pecados. En otro texto dice: «lo que aten en la tierra quedara atado en el cielo, lo que desaten en la tierra quedara desatado en el cielo«.

En cuanto a la unción de los enfermos. La carta de Santiago muestra el fundamento de este sacramento. Santiago 5:14 y 15. «Está enfermo alguno entre ustedes, llame a los presbíteros de la iglesia que oren sobre él y le ungen con oleo en el nombre del señor, y la oración de la fe salvará al enfermo y el señor hará que se le levante y si hubiera cometido pecado le será perdonado.

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