Reflexión sobre las drogas en los adolescentes

El consumo de drogas en adolescentes es una problemática que va en ascenso en los últimos años, siendo capaz de matar a muchos de ellos sin recibir apoyo alguno. Por esta razón, descubre la reflexión sobre las drogas en los adolescentes, hasta hallar una puerta de salida a esta adicción.

reflexión sobre las drogas en adolescentes

Reflexión sobre las drogas en adolescentes: magnitud del problema

Los datos sobre el consumo de drogas en adolescentes son bastante alarmantes, hasta indicar que uno de 4 jóvenes ha ingerido sustancias estupefacientes en el último minuto en cada rincón del mundo. No solo involucran a las drogas con proceso de inhalación, sino también el alcohol, tabaco y cocaína, que son por lejos, las drogas más famosas por consumo.

A modo de reflexión sobre las drogas, no hay un solo motivo aparente por el cual los adolescentes sucumben frente a ella, tal vez por la presencia de más factores de peso. Por ejemplo, las drogas tienen más acceso fácil a ellos, o crecer bajo una familia reconstituida, cuyo adolescente no ha sabido sobrellevar este tipo de cambios hasta convertirse en adictos.

Entre un 60 a 75% de los adolescentes que están orillados al consumo, poseen serios problemas emocionales que los ha vuelto vulnerables, sin ubicar una salida. En la práctica clínica, los doctores reciben en su consultorio uno de 4 adolescentes que poseen problemas familiares o son víctimas tanto de abuso físico como psicológico que deterioraron su autoestima hasta hacerse dependientes de la droga, como un escape a tales circunstancias.

Diversos estudios resaltan que las drogas son capaces de destruir paulatinamente a los adolescentes en sentido social, físico y psicológico. Para ir más allá, deterioran al máximo las relaciones interpersonales y familiares entre el afectado y sus allegados. Incluso, involucra un peligro mayor la ingesta de drogas en adolescentes que en cualquier adulto, porque los jóvenes aún no están completamente desarrollados y su organismo es más propenso a sufrir de las consecuencias.

reflexión sobre las drogas en adolescentes

Alrededor de un 10% de la comunidad adolescente experimenta cambios notables en su vida a raíz de intoxicaciones o cambios drásticos en el estado de ánimo. Además, puede provocar accidentes terribles como accidentes automovilísticos, en motocicletas, caídas aparatosas y más. Si eres muy devoto al poder de Dios, puedes invocar la oración cristiana por los hijos.

Cuando un adolescente forma parte de los programas de tratamiento, ha quedado demostrado que su comportamiento u hostilidad comienza a ceder hasta reintegrarse en la sociedad. Más aún, permite que la actividad delictiva sea reducida, como los síntomas a padecer una enfermedad mental. La literatura médica indica que el tratamiento trae mejoras muy positivas para este sector juvenil sumido en las drogas.

El principal problema que queda para la reflexión sobre las drogas en adolescentes es la negación del problema en manos de ellos, siendo capaces de no reconocer que son adictos a este tipo de sustancias. En caso de no haber un trato mutuo entre padres e hijos adictos, es más complejo atender el caso para ser llevado a los centros de salud o desintoxicación para depurar el organismo de los jóvenes.

Implicación de los servicios de urgencias

De los primeros organismos en atender miles de casos relacionados a adolescentes envueltos en drogas son las instituciones de servicios urgentes. Muchos de ellos llegan con cuadros severos de alcoholismo, lesiones físicas o emocionales, traumatismos o sobredosis.

Por lo general, ellos tienen el equipamiento necesario para detectar el nivel de droga corporal que tiene un adolescente para iniciar el proceso de desintoxicación, tomando en cuenta si el paciente llegó con una sobredosis que pone en serio peligro su salud.

Consumo de drogas en la adolescencia

Diversos estudios informativos indican que la atención a tiempo de los jóvenes con sobredosis y demás problemas asociados, pueden salvar la vida en muchos pacientes, más si están dispuestos a someterse a un tratamiento específico para salir adelante y superar la adicción.

Con los datos ofrecidos en Cataluña, no es posible tomar una conclusión certera sobre el impacto que tienen en los pacientes o establecer una reflexión sobre las drogas en los adolescentes, porque queda por escrito el motivo de la consulta y no los pasos a seguir para una pronta recuperación.

El profesional de la materia tiene un trabajo bastante complejo por cumplir, ya que debe anotar su propia valoración cuando observa a un adolescente en las drogas. En primera instancia, pueden imaginar que está intoxicado y por eso tuvo un accidente de tránsito, por mencionar un ejemplo concreto, pero en su deber ser tiene que ordenar otros exámenes, como el de orina, para determinar qué sustancia dañina interfiere en su cuerpo, causando tal malestar.

Ahora surgen interrogantes que forman parte de la dicotomía del profesional, porque ¿los resultados de su estudio deben informarse al paciente? o ¿qué ocurre en caso que el paciente se niegue a realizarse los estudios para llegar a una conclusión?

Si el adolescente es de una edad promedio a los 12 años, ¿conviene anunciar con detalle a los padres sobre el problema de su hijo? Para todos estos casos, los profesionales deben tomar decisiones adecuadas para entrar de lleno a una reflexión sobre las drogas en adolescentes hasta encontrar soluciones.

Implicaciones legales

En el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona  se aplicó una serie de procesos jurídicos para determinar cómo será manejada esta problemática desde un punto de vista legal. La primera conclusión para ello es pedir al menos su consentimiento para lograr tomar una muestra de orina para un previo examen y ver resultados toxicológicos, hasta determinar qué tan intoxicado se halla el organismo.

En todo caso, si el joven no cuenta con la madurez suficiente, serán los padres quienes otorguen el permiso.

Si el adolescente tiene una edad en la cual maneja un poco de raciocinio y se niega a ejecutar un examen para sacar conclusiones, el profesional no puede hacer nada más que esperar una respuesta satisfactoria. En España, la Ley Catalana que evalúa los derechos sanitarios de los menores defiende la autonomía de los pacientes y a la información veraz que aclare todo tipo de dudas.

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La Ley Básica Catalana 41/2002 determina que un adolescente puede ser autónomo teniendo 16 años de edad, cuya opinión es competente si se encuentra relativamente en capacidad de decidir. Los padres y tutores del menor pueden servir de apoyo, pero no tienen potestad de decidir la voluntad para someterse al estudio.

Si el riesgo para el adolescente rebasa el límite de la muerte, entonces la opinión de los padres será tomada en cuenta para actuar de inmediato con el objetivo de mejorar la calidad de vida de su hijo(a).

Por este motivo, es imprescindible actuar bajo los parámetros médicos, cuando el adolescente pierde la incompetencia al momento de tomar decisiones referentes a su salud. Bajo este panorama, los padres tendrán el derecho de conocer el estado de salud de su hijo(a) aunque llegue a negarse para contar lo sucedido.

A pesar que las leyes en Cataluña han mejorado con el paso del tiempo, el médico queda en una gran disyuntiva, en algunos episodios puntuales sin saber qué hacer con un adolescente drogado con edad comprendida de 16 años y menor a los 18.

Ahora bien, ¿qué debe plantearse el médico una vez que recibe por segunda o tercera vez en su consultorio al mismo paciente, que presente un trastorno o lesión por consumo de drogas? Hay que fijarse en la directiva de los servicios de urgencias. En esta circunstancia, ya existe una historia clínica con la cual puede dar lugar a un tratamiento con conocimiento de causa, siendo más “sencillo” para el médico buscar la solución para este problema.

Punto de vista ético

En el Institut Borja de Bioètica, ubicado en las instalaciones de la Universidad Ramon Llul plantea la reflexión sobre las drogas en adolescentes desde un ángulo ético. A lo largo de este post ha entrado en debate algunas dicotomías y en pleno sentido ético, el profesional no sabe dónde situarse para responder mejor en su papel, al tener en cuenta dos factores: principio de autonomía y principio de beneficencia.

Al mismo tiempo, en el conflicto ético entra en consideración el tema de la confidencialidad, sobre qué ventilar y qué esconder sobre la salud de un adolescente con problemas de drogas. Acá dependen más elementos como el contexto que envuelve a su paciente y su entorno familiar, como la disposición de sus miembros para sacar adelante a esa persona que adolece entre dejar atrás la etapa de la niñez y asumir responsabilidades de un adulto en potencia.

En la praxis, en los últimos años se ha manejado operar dentro del principio de autonomía, que implica una mayor responsabilidad ética, resumido en la cita “Hacer todo lo adecuado y como lo dicta la ley”. Hasta la fecha, el principio de autonomía está sumergida en aguas un tanto turbias, por lo cual presentan situaciones que tienden a ser discutibles en lugar de loables.

A continuación, una reflexión sobre las drogas en adolescentes que están divididas en varias consideraciones:

  • El profesional que atiende la emergencia debe buscar las herramientas necesarias para que el paciente adolescente salga delante de su adicción. ¿Puede aplicar el método de la persuasión para que un paciente acceda a tratarse para su curación?
  • Si el problema de adicción es detectado en forma precoz, hay que aplicar inmediatamente un plan terapéutico que sirva para un futuro de mediano plazo. ¿Puede plantearse romper los esquemas de la confidencialidad y poner al corriente a los padres de la situación?
  • Si se atiende a un adolescente que ya ha tenido su historial clínico en la institución. Acá es necesario colocar en juego un accidente de tránsito, provocado por el adolescente que condujo sin control una motocicleta. Si reconoce que el infortunio se debe por causa de sus adicciones, es un paso adelante para su desintoxicación. ¿Puede planificarse una estrategia para beneficiar al adolescente y a terceros, con alto sentido de justicia?.

El principio de autonomía está regido hacia el respeto en la toma de decisiones, adolescentes o de padres y representantes. La decisión por voluntad será un pacto sagrado que tendrá médico y paciente para someter planes de acción con el propósito de mejorar la vida de una víctima en drogas. No obstante, este mismo respeto está basado en estar al margen en caso de negativas, sea por informar a los padres o evaluarse mediante exámenes farmacológicos.

Si el profesional solo toma en cuenta la edad del adolescente, sin importar que trascienda los 16 años para hacer mala praxis, el punto de vista ético y hasta jurídico serán capaces de condenarlo para continuar ejerciendo.

En la reflexión sobre las drogas en adolescentes está el segundo principio: el de beneficencia, que vela por los derechos de los adictos, hasta buscar su bienestar. Para esta clase, habrá una mayor disposición del adolescente, como de prestar asistencia diaria a todas sus terapias sin falta, para dar continuidad con su tratamiento. Para hablar con claridad de estos principios, hay que enfocarse en los siguientes postulados:

  • El beneficiario siempre está en potestad de establecer un perjuicio.
  • Existen acciones que contribuyen a suprimir tal perjuicio.
  • Que la acción para prevenir el perjuicio sea tan buena hasta combatirlo.
  • Las acciones no pueden sobrepasar la frontera de costo-beneficio.
  • Cada beneficio sugiere un gran riesgo.

La gran, por no decir inmensa mayoría de los adolescentes que usan las drogas para escapar de su realidad, están conscientes que tienen un problema. Por el contrario, para ellos, los del conflicto son sus padres y su entorno que no los comprende.

Los afectados minimizan las consecuencias que tiende a generar un consumo desorbitado, pero tarde o temprano las secuelas por una sobredosis se hacen notar con traumatismos físicos y psicológicos que si no son tratados con antelación, dejarán huella de por vida.

En cuanto al tratamiento precoz puede ser bastante productivo, con la finalidad de prevenir un daño mayor en el estado físico y emocional de un adolescente envuelto en las drogas. Aparte, cristaliza la no opción que surjan nuevos problemas que agraven la situación contextual del enfermo por adicción. Son grandes bondades que el principio de beneficencia tiene como parte de la reflexión sobre las drogas en adolescentes.

Conclusiones

El consumo de drogas en adolescentes es un problema que tiene muchos agravantes con el transcurrir de los años. Las consecuencias tienden a ser devastadoras si no hay algún tratamiento a tiempo para sopesar los estragos de un mal rendimiento escolar, deficiencias en el trabajo, depresión, trastornos psicológicos o secuelas físicas que no logren curarse por el exceso de droga en el organismo.

Un punto positivo que se ha instaurado en la sociedad es un control pleno del manejo del alcohol sobre adolescentes entre semana, en no vender una unidad de licor a menores de edad. Para los fines de semana, la ingesta o compra de estas bebidas no se harán efectivas sin la presencia de un representante o los propios padres.

Sin dejar de mencionar la buena labor en la Ley Cataluña que ha actualizado su base de datos para establecer una edad ideal para la competencia del adolescente en problemas, quedando en los 16 años. No obstante, si los galenos están en presencia de este sector juvenil, pero sin clara conciencia de sus actos, estarán en disyuntiva para determinar el grado de competencia en cada uno de ellos, si es insuficiente o no.

El grado de madurez y aceptación del problema hará el trabajo más fácil para los profesionales. Dicho esto, para la reflexión sobre las drogas en adolescentes, queda esquematizado del siguiente modo:

  • Las decisiones que son tomadas bajo el principio de autonomía deben ser respetadas.
  • Para establecer la beneficencia, hay que indagar un poco más allá de las conductas de un adolescente: impulsividad, cambios repentinos de humor y resto de rasgos disociales. En lo familiar puede radicar el problema, por conflictos mentales de generaciones anteriores o relaciones poco afectivas entre los miembros, lo cual conduce a un adolescente al camino fácil de la adicción.
  • Si el consumo es más profundo de lo que parece, el principio de autonomía no tiene validez, por tanto, aplicará la beneficencia.

Cortas reflexiones sobre las drogas

  • Las drogas no son un medio liberador, apenas logra divertir, animan, pero al mismo tiempo deprimen. Provocan diversión, pero nunca llegan a liberar un espíritu que se encuentra torturado por diversos problemas. En el mundo cristiano, los padres afligidos se acercan a Jesús solicitando una resolución contra hijos fuera de control, por ende vale la pena conocer la oración a la Sangre de Cristo por los hijos.
  • El mercado convirtió a las drogas en un producto más de consumo, aquel que se cotiza bajo los parámetros de oferta y demanda.
  • Las drogas en medio de su comercialización están presentes en mercados legales e ilegales, difundidas mediante publicidad.
  • A pesar que la gran mayoría de las drogas son ilegales, operan como un instrumento de control social. Los padres deberán supervisar las conductas de sus hijos en cada momento en que presente ansiedad.
  • Exigir la legalización de un producto que es capaz de matar es un completo absurdo.
  • La ilegalidad de las drogas es causante de su efectividad, es decir, los adolescentes incurren a delitos con el fin de satisfacerse con estas sustancias perjudiciales para su vida.
  • Su función pacificadora hace que entre en medio de la frontera en la corrupción y políticas turbias del Estado.
  • La jerarquización de las distintas clases sociales permite que la droga opere de diversos modos, con un poder relativo en función de estas clases.
  • El alcohol, los fármacos, tabaco y resto de drogas están presentes en cada una de las clases sociales. A pesar que la clase menos ostentosa no cuenta con el capital suficiente para adquirirlas, los adolescentes en apuros se valen de cualquier herramienta hasta alcanzar el poder destructivo de las drogas para dañarse lentamente.
  • La heroína y el crack son ubicadas en los sectores más marginados de la sociedad. La relación de las drogas con la clase social siempre será inversamente proporcional a su uso.

  • El uso de las drogas en adolescentes en los pueblos más recónditos acrecienta mucho más su estado de marginalidad.
  • La relación social del público con la compra de droga es exactamente la misma de un escenario en que se compra otra mercancía común. Esta reflexión sobre las drogas en adolescentes deja en claro que la obtención de estas sustancias otorga poder a quien consume, o al propio vendedor que aprovecha la situación del joven para hacerse de dinero fácil.
  • Este poder no solo está centrado en los consumidores de drogas, sino en la capacidad de producir trabajo alienado. Lo más lamentable de este rubro implica que los involucrados en el tráfico de drogas no tienen manera de escapar de esta situación. Muchos de los jefes son capaces de manipular a los trabajadores para que ellos permanezcan a su servicio. Cada día es complejo eliminar este tipo de relación sin que involucrados terminen afectados.
  • Las drogas tienen que lograr posicionarse en el sector social para lograr vender. Los adolescentes para hallar el placer/dolor son capaces de cometer actos delictivos con la finalidad de ver frenado este sentimiento, que solo la droga lo controla momentáneamente. Al final, el adicto vuelve a su punto inicial de necesitar drogarse para sentirse cómodo.
  • El uso de las drogas siempre genera tragedia, porque no solo provoca lesiones físicas, porque además genera masacre psíquica. Siempre distorsiona los sentidos y cambia por completo la percepción que un adolescente tiene sobre el mundo que le rodea.
  • Cuando hay abstinencia de esta sustancia, el cuerpo sufre mucho, dolores en varias zonas, intranquilidad, ataques de ira y cambios drásticos de humor.
  • La tragedia pone en manifiesto a los adolescentes drogados que se hallan en las calles. La vista de estos jóvenes es bastante deprimente, con condiciones físicas deplorables. Para ellos corresponde la ayuda más valiosa que el Estado pueda hacer por ellos. Esta es la imagen referencial de la tragedia, el abuso y la poca comprensión que estos seres han vivido y que solicitan a gritos de ayuda para ver una luz al final del túnel.

  • Las drogas sintéticas tienen un precio muy alto en el mercado, que es proporcional al precio que tienen que pagar los jóvenes muchas veces que no tienen control de sus acciones: justo con la vida.
  • Aparece la imagen del «dealer» que generalmente están ubicados al final de las escuelas para vender drogas a incautos o adolescentes con debilidad de carácter para negarse. Otras veces están repartidos en las discotecas, con el riesgo de esparcir las drogas en las bebidas, hasta hacer pasar ratos amargos a los presentes y sus víctimas.
  • Las documentaciones jurídicas dejan en evidencia la gran corrupción entre agentes policiales y el tránsito de drogas en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos.
  • En caso de presentarse un índice muy elevado de persuasión, son más los adolescentes que termina heridos o muertos por causa de una sobredosis no controlada a tiempo.
  • Una reflexión sobre las drogas en adolescentes trata de la impunidad reinante en el mercado negro sobre el uso y manipulación de estas sustancias. La lucha de intereses y abuso del poder trae como consecuencias rencillas entre los propios líderes.
  • No hay víctimas ni victimarios en el manejo del mercado sobre las drogas. Sin embargo, a la figura del «soplón» no le va nada bien al final de cuentas.
  • Al drogadicto, paradójicamente es considerado como un enfermo incompetente para estar libre en las calles. Generalmente, estos adolescentes son conducidos a una correccional para enderezar su rumbo y cumplir con una condena para aprender la lección. Aunque parezca irónico, la medida carcelaria contribuye a proteger al adolescente a sucumbir en las drogas estando libre. Son más los institutos encargados de desintoxicar a los jóvenes mientras cumplen una condena, con el objetivo de salir regenerados a enfrentarse a los estigmas de la sociedad.
  • A los adolescentes afectados por el uso de drogas son tomados como «enfermos mentales» sin opciones a recibir una segunda oportunidad; el estigma cada vez se intensifica, cerrando el cerco para aquellos que están competentes y saludables para continuar con su ritmo de vida. Es pertinente puntualizar que la adicción a las drogas, de acuerdo a la patología, se basa en mayor medida en una lesión orgánica que en un quiebre psicológico. Esto no quiere decir que el eje mental quede descartado para el estudio.
  • Serán bienvenidas todas las campañas sin fines de lucro dar a conocer una verdadera reflexión de las drogas, pero con buen capital para socorrer a un número indeterminado de jóvenes que requieren escapar de las drogas. Quienes intentan salir de ello, tendrá la mejor asistencia para ser más llevadero su tratamiento.
Hablemos de Drogas y adolescentes
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