¿Ponemos en la lista de invitados a una fiesta a Jesús o a María? o ¿se olvida invitarlos a la boda?, pues en este artículo hablaremos de las bodas de cana y sus repercusiones por no calcular la cantidad de vino a los presentes y haremos una interpretación de tales acontecimientos y cómo se aplica en la vida cotidiana cuando no ponemos a Jesús primero en nuestros asuntos.
Las bodas de cana
Se trata del primer milagro de Jesús, un milagro discreto, sencillo, uno de los más trascendentales realizados por nuestro señor Jesucristo, porque se trata de unos esposos en cuya boda se les agoto el vino y cuando la madre se entera que eso sucede acude a Jesús, que es la fuente de toda solución para interceder en favor de estos esposos.
Jesús al tratar de que se trataba de un matrimonio que contó con la intercesión de su madre santísima estuvo dispuesto de manifestarse, es decir, revelarse como el mesías prometido, el hijo de padre y fue que en esa hora sus discípulos creyeron en él. Porque Jesús sabe que transformar a los esposos es transformar a la familia y esto es transformar a la sociedad.
Es decir, no bastaba un día de celebración, sino siete y este número representa totalidad, plenitud y bendición para trasmitir un mensaje vivo para todos los esposos y novios y para los jóvenes que el matrimonio es una perfecta alegría, el matrimonio es la plenitud, es un estado conyugal pleno, perfecto, donde el hombre y la mujer se realizan delate de Dios, amando a sus hijos.
Se trata del milagro de una unión sorprendente entre un hombre y una mujer unidos por un amor divino, un amor secundo, la vida conyugal es una fiesta interminable es una fiesta permanente donde nunca debe faltar el vino del amor de la alegría, de la comprensión, de la comunicación, caricias, respeto.
También ocurrían que los novios se excedían en su gozo y al hacer la lista de invitados se salía de control que al tercer día de la celebración ya aparecían invitados demás y por eso se escasea el vino al tercer o cuarto día.
La única bebida que se podía ofrecer según la ley del matrimonio dentro de los siete días era vino para todos los invitados, incluyendo a los niños pero a ellos se diluía con agua porque era parte del ritual, el vino era el símbolo del amor conyugal. Se trataba de un símbolo del amor de los esposos y del gozo, de la unión de unos nuevos conjugues.
Era muy común que en la antigüedad a los novios por descuido del mesonero al distribuir mal las porciones del vino podía ser resultar en un trago amargo que al cuarto o quinto día no habría más vino. Si eso llegaba a suceder entonces el mesonero llamaba al novio a parte para informarle que se había agotado el vino.
En medio de la celebración al no ver que hacer el novio se para enfrente de los invitados y habla para informar tal cosa. Cuando los invitados escucharon que se acabó el vino, sin pronunciar palabra empezaban a recoger sus pertenencias y se empezaron a retirar. Los novios estaban a punto de quedar completamente solos.
Esto lo sabía la virgen María, que esa pena o tragedia podía ocurrir aquel día en cana de Galilea, pero benditos novios porque cuando ellos hicieron en la lista de invitados, aparecía como especial Jesús y María. Los seres humanos en sus listas de cualquier festín no pueden olvidar invitarlos, pues estos novios los tenían presentes y así la madre santísima que conocía de estos asuntos se mantenía al pendiente.
Había que comprender que la madre no estaba sentada en la mesa principal donde se encontraban los novios con Jesús, ni los papas del novio por ser la madre del señor, la madre desde ese primer momento se nos muestra como una mujer de un alto espíritu de servicio.
Jesús purifica el templo
Vamos a poner atención en este episodio, en primer lugar a los novios. ¿A cuántos matrimonios o a cuántos esposos se les ha acabado el vino del amor?, ¿cuantos matrimonios tienen as tinajas del amor vacías y resecas?, o peor aún, otros al ver sus tinajas vacía del vino del amor, del vino del gozo y la comprensión, del vino del dialogo y comunicación en la familia.
Muchos esposos se lastiman tanto, se agreden tanto verbalmente y a veces hasta físicamente y muchos se arrojan las tinajas el uno al otro y las terminan quebrando. Tal vez hoy muchos tal vez miren su corazón y se dan cuenta que el vino del amor está a la mitad en las tinajas de su corazón.
A otros se les ha acabado y entonces se convierten como dos extraños. Cuando había abundancia de vino en las bodas de cana, los esposos caminaban juntos, se esperaban, eran atentos, sonreían, se alegraba, se daba juntos, como novios, se invitaban, habían sorpresas.
Luego de un tiempo las cosas cambian sin darse cuenta, no quieren verse, tardan en llegar a casa, no se consienten, no se llaman, no se esperan.
Cuando esto ocurre, cuando los esposos sientes que se vació el vino de las tinajas del amor, la confianza y el respeto, lo que deben hacer es acudir a la virgen María, porque fue ella quien servía aquellos días de las bodas de cana y se dio cuenta que faltaba el vino para los días que restaban. A ella es a quien los esposos deben acudir a pedir ayuda, a la madre de Jesús quien tiene la sensibilidad de entender el amor entre los esposos y todo lo que eso conlleva.
Jesús conoce a todos los hombres
Jesús al escuchar el llamado de su madre quien los aleto de que las tinajas ya estaban vacías, manifestó su gloria y mando a llenar las tinajas de agua y de inmediato las convirtió en vino y hasta mejoro el líquido, es necesario que cuando se sienta eso se debe acudir a la madre, ella será la que intervendrá a través del maestro Jesús.
Jesús pidió que fueran llenadas las tinajas de agua hasta el borde, pero ¿por qué Jesús que es Dios y que tiene el poder, acaso no pudo haber dicho «tinajas vacías de piedra llénense de vino»?, ¿lo pudo haber hecho?, o ¿era imposible hacer aparecer en las tinajas vacías vino nuevo? no lo hizo así porque el señor en su misericordia quiere asociar en su plan a sus hijos.
Él quiere que el individuo participe y que cuando Jesús ve que se pone el agua de fe él la convertirá en vino de alegría. Pero si esto no ocurre nunca habrá vino nuevo en las tinajas de los corazones.