Un dogma se define como una proposición que se adopta como cierta e innegable. Se trata de los argumentos y principios básicos de una religión, ciencia, sistema o doctrina. El dogma es respaldado por una autoridad y no permiten réplicas, por otro lado se conoce como adoctrinamiento a la enseñanza de dogmas. Conozcamos en este artículo los dogmas marianos, es decir de la virgen María, figura importante de la Iglesia católica.
Indice De Contenido
Enseñanzas dogmáticas de la Iglesia católica
Los dogmas marianos de la Iglesia católica poseen su fundación en la visión céntrica de que la Virgen es la Madre de Dios todopoderoso. Es por ello que, la Iglesia católica ha consideró a María como la figura más resaltante del cristianismo y de la salvación luego de Jesús de Nazaret y de la Santísima Trinidad, y ha desarrollado diversas enseñanzas y doctrinas con respecto a su vida y papel.
La Iglesia católica tiene una disciplina teológica en específico, la Mariología, es para el estudio de la identidad, el papel y el significado de la Virgen María y su adoración. Esta disciplina ha evolucionado con el paso de los siglos, y fue estudiada e implementada por los Concilios, y por los principales teólogos de las doctrinas religiosas y universidades marianas, Escuelas Pontificias, como es el caso del Marianum que está específicamente encargada a este tema de estudio.
Perpetua Virginidad de María
La Perpetua Virginidad de María dogma mariano de la Iglesia católica y de la Iglesia oriental ortodoxa en el cual María se considera virgen antes, durante y después del parto y no concibió otros hijos. confirma la «verdadera y perpetua virginidad inclusive al momento dar a luz el Hijo de Dios vuelto hombre«. Para conocer más sobre la virginidad de María y como concibió a Jesús consulta el artículo: Fiat de María.
En el año 107, Ignacio de Antioquia ya describía la virginidad de María. Santo Tomás de Aquino también enseñó esta doctrina (Summa theologiae III.28.2) que María realizo el nacimiento divino y milagroso sin ser abierto el útero, y sin perjuicio para el himen. Este pensar ya era un dogma desde el comienzo del cristianismo, siendo confirmada por resaltantes escritores como San Justino Mártir y Orígenes. El papa Paulo IV lo reconfirmó en el Cum quorundam el 7 de agosto de 1555, en el Concilio de Trento.
«Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel» (Cf. Is., 7, 14; Miq., 5, 2-3; Mt., 1, 22-23) (Const. Dogmática Lumen Gentium, 55 – Concilio Vaticano II).
Divina Maternidad
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y Niño Jesús, pintado alrededor del siglo XV.
El concilio de Éfeso definió a María la madre de Dios encarnado en Jesucristo. La determino como Mater Dei (en latín) o Theotokos en griego, llamada también como el Dogma de la Maternidad Divina, fue el primer dogma mariano de la Iglesia y, también , creído e implementado antes de ser proclamado dogmáticamente en Éfeso, por distintos Padres de la Iglesia en los tres primeros siglos, como Ignacio (107), Orígenes (254), Atanasio (330) y Juan Crisóstomo (400).
El Tercer Concilio Ecuménico, llevado a cabo en Éfeso afirmo esta doctrina dogmáticamente en 431.
La visión adversa, defendida por el patriarca de Constantinopla Nestorio era que María debía ser denominada de Christotokos, que significa «Madre de Cristo», para limitar su papel como madre solo de la naturaleza humana de Cristo y no de la naturaleza divina.
Los adversarios de Nestorio, liderados por Cirilo de Alejandría, no aceptaban esto, desde su punto de vista Nestorio estaba afectando la unión perfecta e inseparable de la naturaleza divina y humana en Jesucristo
Una vez que en Cristo «El Verbo se hizo carne» (Juan 1:14), o sea el Verbo (que es Dios – Juan 1:1) es la carne; y la carne es el Verbo, María fue la madre de la carne de Cristo y consecuentemente del Verbo.
«Me sorprende que hay algunos que dudan que la Virgen santa debe ser llamada o no Theotokos. Pues, si nuestro Señor Jesucristo es Dios, y la Virgen santa lo dio a luz, ¿ella no se volvió la Theotokos?»
La doctrina de Nestorio fue tomada como una falsificación de la Encarnación de Cristo, y, por ende, de la salvación de la humanidad. El Concilio aceptó la justificación de Cirilo, afirmó como dogma el nombre de Theotókos de María, y anatemizó a Nestorio, considerando su doctrina (Nestorianismo) como una herejía.
El Concilio de Efeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) definió:
«Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que, por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema».
El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:
«Desde los días más antiguos, la Bienaventurada Virgen es venerada con el nombre de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles claman sus súplicas en todos sus peligros, protección y necesidades«.
Inmaculada Concepción de la Virgen María
La celebración de la Inmaculada Concepción de María es llevada a cabo el 8 de diciembre, y fue determinada inicialmente en 1476 por el Papa Sixto IV. La Inmaculada Concepción fue solemnemente definida como un dogma por el Papa Pío IX en su constitución Ineffabilis Deus, el 8 de diciembre de 1854 como una verdadera infalible revelación por la orientación del Espíritu Santo.
Variedad de escritos de los Padres de la Iglesia ya confirmaban también la Inmaculada Concepción de María, ya que una vez que Jesús se volvió encarnado por mediante la Virgen María, era aceptable que ella estuviese totalmente libre del pecado para dar su Hijo.
Se declara, pronuncia y define que la doctrina que mantiene que la Santísima Virgen María, en el primer momento de su concepción, fue por obra de gracia y privilegio de Dios todopoderoso en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, mantenida inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelación por Dios, por ende, debe ser firme y creída por todos los fieles.
Asunción de la Virgen María
Asunción de María. Tiziano Vecellio, del siglo XVI
Con respecto a la tradición apostólica, la Virgen María al final de su tiempo en la tierra, fue asunta en alma y cuerpo a la gloria celestial. Este dogma fue tomado ex cathedra por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950 por medio de la Constitución Munificentissimus Deus:
«Luego de dirigir una oración a Dios en la mayoría y reiteradas ocasiones e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios todo poderoso, que dio a la Virgen María su peculiar benevolencia, para beneficio de su Hijo, Rey amado inmortal de los siglos y vencedor del pecado y la muerte, para mayor gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de la Iglesia.
Con el permiso de nuestro Señor Jesucristo, los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, determinamos, declaramos y definimos que sea dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios y perpetua Virgen María, cumplido el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial».
El Papa Pío XII dejó deliberadamente en abierto si María fue elevada al cielo después de su muerte o todavía en vida a la gloria celestial
Otras doctrinas
La Iglesia católica tiene muchas enseñanzas sobre la Virgen María, muchas de las cuales son tan importantes como las enseñanzas arriba definidas. Otras son enseñanzas antiguas, cultos y celebraciones, que, sobre la orientación infalible del Espíritu Santo, son una parte integral del depósito de la fe transmitida por la Iglesia.
La devoción a la Virgen María continúa siendo resaltada en las enseñanzas de la Iglesia católica, por ejemplo, en su encíclica Rosarium Virginis Mariae, el Papa Juan Pablo II afirmó que fue inspirado en los escritos de San Luis María Grignion de Montfort sobre la Total consagración a la Santísima Virgen María.
Mediadora
«Jesucristo es el único mediador entre Dios y el Hombre. (1 Timoteo 2:1-6). Solo Él concilió al hombre con Dios a través de su muerte en la cruz».
Sin embrago, esto no excluye un papel secundario de María como intercesora, dependiente de su hijo Jesucristo. La enseñanza de que María intercede por todos los creyentes, y en específico, en aquellos que suplican su intercesión mediante la oración, se refiere a los primeros siglos del cristianismo, como es el caso de la oración Sub tuum praesidium, escrita en griego más o menos en el 250.
Otro ejemplo es la oración de Efrén de Siria (306-373) confirma: «Luego del mediador, la mediadora de todo el mundo«.
Corredentora
La palabra corredentora hace referencia a la participación indirecta de María en el momento de la salvación. Inclusive antes del año 200 Ireneo se refiere a María «causa salutis», es decir; causa de nuestra salvación, debido a su hijo.
La enseñanza paso a ser universal desde el siglo XV, pero nunca fue definido un dogma, a pesar de las sugerencias para declararlo en conjunto con Mediadora dogmáticamente, se han presentado al Papa por distintos cardenales y obispos, para que sea transformado en el quinto dogma mariano autorizado por la Santa Sede.
El término de co-redención se refiere a una participación indirecta, pero importante de la Virgen María en la redención, ya que María dio a luz al Redentor (Jesucristo), que es el autor de toda la redención y la salvación por lo que fue mediadora de la redención. Los católicos creen que Cristo es el único Redentor de la humanidad (1 Timoteo 2:5), y la propia María tuvo que ser absorbida y redimida por su hijo Jesucristo.
María es la Madre de todos los creyentes
Madonna del Popolo (Madre del pueblo) de Federico Barocci (1579): generalmente todos pasan a ser hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, quien es Hijo de María (Gálatas 3:26).
En el Nuevo Testamento luego de recordar la presencia de María y del resto de mujeres al pie de la cruz del Señor, san Juan dice:
«Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre»» (Juan 19:26-27).
Con este comentario, revela a María la cumbre de su maternidad: en cuanto madre del Salvador, también es considerada la madre de los redimidos, de los miembros del Cuerpo místico de su Hijo. Por ende, los creyentes comparten con Cristo la paternidad de Dios y la maternidad de María. San Ambrosio de Milán (338 – 397), doctor miembro de la Iglesia, hace referencia a este título.
El Catecismo de la Iglesia católica confirma:
«La Virgen María … es reconocida y honrada como verdadera Madre de Dios y del Redentor. Ella es claramente la madre de los miembros de Cristo María, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia».
Reina del Cielo
Coronación de la Virgen María, de Rubens, siglo XVII: La doctrina de que la Virgen María fue coronada Reina del Cielo surge y se remonta a la Iglesia primitiva, de escritores como Gregorio Nacianceno, que confirman que María es «la Madre del Rey del universo», y «la Virgen Madre, de quién surgió el reino de todo el mundo», Efren de Siria ya la consideraba Reina del Cielo. La Iglesia católica ve a María como reina del cielo, exhibiendo una corona de doce estrellas en el Apocalipsis. (Apocalipsis 12:1-10).
Muchos papas hicieron homenaje a María con el nombre: María es la Reina del Cielo y de la Tierra (Pío IX), Reina del Mundo (Pío XII) y Reina del Universo (León XIII). El argumento teológico y lógico de esos nombres se fundamenta en el dogma de María como la Virgen Madre de Dios, que reina en magnitud todo el mundo, siendo celestialmente aventurada con la gloria de una reina.
En las escrituras, solo Jesucristo, considerado el Dios-Hombre, es Rey, sin embrago María, como Madre del divino Cristo, posee una participación limitada en la dignidad real. La unión radiante que ella logro con Cristo trasciende la de cualquier otra criatura, de su unión con Cristo ella tiene el derecho real de disponer de los tesoros del Divino Redentor del Reino, de su unión con Cristo surge finalmente la inagotable eficacia de su maternal intercesión del Hijo y de su padre.
Esta ideología sigue el precedente bíblico de la antigua Israel, cuya monarquía, según el cristianismo, pasó a Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de su padre David. (Lucas 1:32)
En el Antiguo Testamento los reyes de Israel y de Judá, como David o Salomón tenían varias mujeres. Por ende, el nombre de Reina, no era recibido por cualquier mujer del rey, solo a la madre del rey. (1 Reyes 2 17-21, 1 Reyes 15:13, Jeremías 13:18). La Reina Madre era nombrada en hebreo como gebirah. Puesto que Jesús es el rey celestial, del linaje de David y Salomón, María se convirtió en la Reina Madre.
La adoración le corresponde a Dios, sin embargo, se honra a la Virgen de una forma muy especial, a la que la Iglesia denomina «hiperdulía» que se define como una veneración de mayor nivel de la que se da a los santos del cielo, ellos son objeto de culto de «dulía» o veneración.
Reparaciones de la Virgen María
A pesar de que la iglesia católica ha aprobado las 4 principales virtudes de la Virgen María, aún se generan comentarios inadecuados con respecto a los dogmas establecido por la autoridad de la santa sede de la iglesia, es por qué; existen enseñanzas y tradiciones específicas, como es el caso de los Actos de Reparación, es decir; oraciones a la Virgen María por los insultos que ella recibe.
El misal católico Raccolta que fue aprobado por un decreto de 1854 y hecho público por la Santa Sede de 1898 incluye estas oraciones.
Estas oraciones y devociones no tienen la finalidad de hacer una petición para sí o una persona fallecida, se realiza con el fin de reparar los pecados de quienes están en contra de la Virgen María. Coronación Madre de la Iglesia y Madre de los hombres.
Un impactante caso de insulto se dio el 8 de marzo día de la mujer, en medio de los actos llevados a cabo para la celebración de dicho día, fue cuando se originó, en la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Tucumán, un acto muy desagradable. Con intensión de burla y ofensa, se vio, en frente de la Catedral Nuestra Señora de la Encarnación, de Tucumán, una mujer con vestimenta parecida a la Virgen María, y esta abortaba.
Por ello la importancia de sumarse a las oraciones que se realizan en el mundo entero, por el Corazón de María y de su Hijo Jesucristo. A quienes veneramos encomendando nuestras vidas y confiamos infinitamente. Dios todopoderoso nos ama, por la eternidad, desde el corazón, y podemos ser agradecidos también con una oración.
Oración de reparación
¡Oh Corazón puro de María, Madre de Dios omnipotente y Madre nuestra.
Corazón amable, objeto de las complacencias de la implacable divina Trinidad y merecedor de veneración y amor de los ángeles y de los terrenales.
Oh Corazón puro, el más parecido al de Jesús, del cual sois la más perfecta figura.
Corazón tierno lleno de bondad y que tanto os compadecéis de nuestras miserias y culpas, dignaos eliminar el hielo de nuestros tercos corazones.
Y haz que puedan conformarse con el Corazón del Divino Salvador. Infunde en ellos el amor de tus virtudes; llénalos con el dichoso fuego en que en tu corazón arde sin cesar.
Interna en vuestro seno la santa Iglesia; custodiada.
Se siempre su dulce y adorado asilo y su inexpugnable muro contra toda incursión de sus enemigos.
Se el socorro a nuestras necesidades, nuestra fuerza en las tentaciones, el refugio en las persecuciones, ayuda en los días de peligro; pero especialmente en las ultimas batallas de nuestra vida, en el momento de nuestra muerte, en aquel formidable momento, en aquel momento donde se definirá nuestra eternidad.
¡Ah! Virgen purísima, haznos sentir tu inmensa dulzura de tu maternal Corazón, y la fuerza de tu poder para con el de tu hijo Jesús, permitiéndonos estar en la misma fuente de la misericordia como un refugio seguro, en donde reuniremos para bendecir a Dios en tu presencia en el paraíso por todos los siglos.
Amén.
Otra oración que puedes conocer de la virgen María es la dulce madre no te alejes.