Descubre la oración al Santísimo Sacramento

La oración al Santísimo Sacramento es una de las más conocidas a nivel mundial, en la que todos sus devotos se afianzan para acercarse al noble corazón de Jesús. No pierda mayores detalles en cada una de las plegarias que se darán a conocer inmediatamente.

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Acto de fe y adoración

Es una especie de plegaria introductoria con la cual se da inicio a la oración al Santísimo Sacramento del Altar. Es hora de renovar los votos ofrecidos a la imagen de Dios, Nuestro Señor, con este modo de renovar la fe. Por otro lado, echa un vistazo a la oración al Justo Juez para encontrar el sosiego perdido; bastante poderosa al momento de invocar.

Señor Jesús, yo más que nadie conozco tu presencia en este mundo y por ello pretendo reavivar mi fe hacia tu sagrada imagen. Tú, que eres el verbo divino, cuyo hijo unigénito de Dios Padre, que vino a rescatar a todos los hijos del pecado. Tú, que has estado presente en todos los siglos para dejarme saber que eres misericordioso frente a todos los pecados que he cometido. Oh bondadoso Jesús, que tu palabra siempre es inefable, así como tu humanidad y divinidad.

Jesús, eres aquel niño inocente encontrado en Belén. Jesús de Nazaret, tú que representas todo el amor, pureza y un corazón noble que supo perdonar todas las humillaciones, hoy te pido para que me acerques hasta el poder del Sagrado Sacramento del Altar, para valorar cada momento sus atributos.

Eres mi sanador y salvación, porque representas la luz que está al final de mi camino, cada vez que estoy al borde del abismo. Mírame con piedad, para que me enseñes a amar, perdonar, luchar por mi fe y renovar mis promesas bautismales, de siempre estar presente para glorificar todas tus acciones.

Eres mi Jesús, aquel que dejó su sangre en el huerto de Getsemaní, por culpa de una traición que te llevó hasta la crucifixión. Tu dolorosa flagelación fue motivo de mucho dolor ante las vestiduras piadosas de la virgen sagrada María .

Tú eres Jesús resucitado, el hombre que salió de las tinieblas al tercer día para mostrar el milagro de la redención. Eres el vencedor de la muerte, porque quien cree en ti, en tus dones, en el Santísimo Sacramento del Altar, no morirá para siempre. Sello con el pan y el vino, que son cuerpo y sangre, con la que salvaste a todos tus hijos del fuego del infierno. Cuida a cada uno de nosotros en honor del Santísimo Sacramento del Altar

Dios Todopoderoso, yo te agradezco por habernos salvado de la maldad y el pecado. Oh, Señor, que moriste en la cruz siendo inocente de todo lo que en ti se acusaba, sin recibir un ápice de indulgencia. Gracias, Padre mío, por toda la paciencia que has tenido en mi, pese a mis constantes errores que pesan como una mancha en tu vestidura blanda. Quiero agradarte, Dios verdadero, servirte y alabarte todos los días de mi vida.

Gracias, Señor, por la inmensa compasión que has mostrado tras cada error que he cometido porque, con profundo arrepentimiento me arrodillo ante ti para solicitar tu intercesión. Mi recompensa sagrada es retribuirte todo ese amor hacia mi persona, siendo un mejor devoto(a) todos los días, para estar sentado a tu derecha, para juzgar a vivos y muertos. Oh, alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar. Cura mi dolor, mi miseria y debilidad, con esta fabulosa oración al Santísimo Sacramento del Altar.

Jesús bendito, hoy me encuentro postrado(a) a tus pies, para arrancar de tu Sagrado Corazón los mejores atributos para complacerte. Pido por todas las almas, por la Santa Iglesia, para que siga siendo una institución sagrada y de respeto, para que acuda el prójimo para la salvación de sus pecados. Con tu corazón divino, permite que todas las horas sean de amor, que se manifieste en un fuerte abrazo familiar.

Padre, Hijo y Espíritu Santo, ustedes que componen la Santísima Trinidad, digna imagen de venerar todos los días de mi vida. Ustedes que están presentes en todos los sagrarios del mundo como una entidad única y poderosa, que concentra la fuerza de tres exponentes que luchan contra los falsos testimonios, ultrajes y sacrilegios. Por el sagrado manto de María, escuchen la oración al Santísimo Sacramento del Altar, para solicitar la conversión de todos nuestros pecados. Amén.

Así finalizan los actos de adoración, que sirven para renovar la fe. Si el alma de nuestros fieles difuntos están en pena, con descubrir un poco más de la novena a las almas benditas del purgatorio podrá sacarla de penas hasta llevarlas a descansar.

Oración al Santísimo Sacramento del Altar

Una vez dada a conocer la adoración de fe para agradecer a Dios, Nuestro Señor, por los aspectos buenos y malos que han acontecido, es hora de encomendar la oración al Santísimo Sacramento del Altar.

Te doy gracias, Señor, porque tú eres Todopoderoso y eterno, cuyo júbilo ha transformado al mundo hasta renovar todas las promesas de su fe. Aunque soy un siervo pecador, siempre me has permitido comer de tu cuerpo y beber de tu sangre, a través del pan, a través del vino. Oh Todopoderoso, que esta majestuosa comunión no sea una señal para el castigo que me espera, por la sanación de todos mis pecados.

Que el pan y vino que está consagrado funja como mi escudo protector, escudo de buena voluntad para transformar todos mis pecados en acciones positivas, para al momento de partir logre la ascensión al cielo. En nombre de este pan y vino, libera mi alma de todas sus penas, mi cuerpo de todos los vicios, mi mente de todas las mentiras y testimonios falsos. Señor, aumenta mi paciencia, perseverancia y fuerza de voluntad para jamás volver a caer en la tentación.

Quiero, que en todo momento seas mi gran defensa inquebrantable contra la maldad, perjurio, ira, envidia, odio y demás sentimientos negativos que marchitan mi corazón. Que todos mis enemigos, visibles e invisibles sean aplacados bajo el poder del Santísimo Sacramento, para que me guíe en favor de mis impulsos y deseos que me consoliden como gran cristiano(a).

Sagrado Corazón de Jesús, que tu infinito amor contagie cada rincón de mi hogar, para que todos los miembros de mi casa gocen de tu misericordia. Dios verdadero, anhelo la oportunidad para que logre subir la escalera al cielo para contar con tu protección divina. En nombre de esta oración al Santísimo Sacramento del altar, pongo como sello la sangre de Cristo para jamás volver a pecar. Escucha este humilde proverbio, para no asumir más el papel de soberbio, hasta adoptar la humildad, tanto en pensamiento como palabra. Amén.

Adoración eucarística de Juan Pablo II

El Pontífice Juan Pablo II no se queda atrás y dio a conocer un discurso importante, que ha sido tomado como referencia para la oración al Santísimo Sacramento del Altar. Comienza de la siguiente manera:

Señor Jesús:

En esta ocasión nos presentamos ante ti, sabiendo que tienes un amor profundo hacia nosotros, independiente a quiénes somos y cuántos pecados hemos cometido.

«Tú tienes palabra de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el hijo de Dios» (Jn. 6,69).

Tu presencia en la Eucaristía tiene un solo motivo solemne: tu majestuosa presencia en lo que sería tu última cena.  Aumenta nuestra fe para que continúe la donación de todo lo grandioso que eres.

Por medio de ti y en gracia del Espíritu Santo nos encontramos aquí. Queremos llegar a alcanzar la imagen de nuestro Padre Celestial, hasta alcanzar un sí definitivo.

Contigo podemos decir: padre nuestro (se pronuncia completo).

Siguiéndote a ti, queremos penetrar el camino del silencio, para tener un mayor acercamiento con Dios. Rasgando la nube de Tabor escucho la voz del padre para exclamar: «Este es mi hijo amado, en quien tengo la complacencia. Escuchadlo».  (Mt. 17,5).

Tú eres nuestro amigo, la última gota de esperanza que permanece latente, nuestro confidente a confiar nuestros males. Eres nuestro hermano y mediador, con el cual me siento en paz y tranquilo.

Nuestro corazón se llena de vida, al saber que quienes creemos en ti, no moriremos para siempre. «Siempre intercediendo por nosotros». (Heb. 7,25).

Nuestra confianza es equivalente al gozo de Pascua, porque es el camino correcto para alcanzar la gracia de Dios Padre, Todopoderoso. Queremos sentir el valor de lo sencillo, tal y como tú valoras las cosas buenas. Señor Dios, eres el principio, el medio y fin de todo.

Nos sentimos apoyados en esperanza, porque queremos repartir en el mundo tu palabra, que para nosotros es sagrada y poderosa. Los dones de Dios ocupan nuestro primer lugar, por ello, acudimos a predicar la oración al Santísimo Sacramento del Altar.

Queremos amar como tú, porque sin importar las fallas cometidas por todos los hombres, has aprendido a perdonar cada uno de sus pecados. Pretendemos amar la vida, porque tú la diste por nosotros y eso es un hecho que nos hace valorar más nuestra estadía temporal en el plano terrenal.

Queremos aprender a compartir con nuestros semejantes, estar con los cristianos que realmente nos aman. En ti aprendimos que la voluntad es santa y perfecta, porque «la oración es la que habla». (Sta. Teresa).

Aprovechando tu intimidad, bajo el poder consagrado del Santísimo Sacramento, queremos aprender a tomar decisiones sabias, duraderas y que sea en pro de nuestro bienestar. Que nuestra vocación cristiana esté construida siempre en el camino correcto.

Creemos, esperamos, amamos, porque con este amor te glorificamos. Tu actitud sencilla de silencio, amor y espera, porque son las mejores respuestas a tu palabra. «Quedaos aquí y velad conmigo». (Mt. 26,38).

Tú siempre superaste la pobreza de mente con la que otros te juzgaron hasta la condena y tu pasión. Haz que abandonemos la preocupación por las ofensas y palabras estériles que buscan la destrucción moral. Aprendamos a valorar el verbo del misterio. No hay mejor declaración que el silencio, para callar a un amigo que intenta injuriar.

El Espíritu Santo ha permitido que nuestros corazones permanezcan vivos bajo la llama viva del amor y la comprensión. Que el gesto filial se consagre con nada más manifestar tu presencia para escuchar esta oración al Santísimo Sacramento del Altar.

Si tú estás presente en cada noche para hablarnos, auxiliarnos y cobijarnos con tu manto sagrado protector, sólo eso nos bastará. Muchas veces no sentiremos tu consolación, pero bajo el verbo divino que conlleva la oración al Santísimo Sacramento expuesto, es un alivio.

Entonces, sólo entonces la oración se transformará en un misterio en el que todos logren encontrar su propio refugio. Insertemos la oración en el contexto familiar y social, para que nos acompañe todo el tiempo, cada vez que queramos ser escuchados. Dios, ten misericordia de nosotros, bajo el amparo del Santísimo Sacramento.

Nos has dado el mejor ejemplo que podemos tener de una madre, el de María Santísima, que nos ha enseñado a amar con el corazón y a meditar en lugar de actuar bajo impulsos. Ella, recibe cada una de estas palabras en oración al Santísimo Sacramento, hasta hacerse perfecta. Amén.

Textos de las sagradas escrituras

A continuación, en este apartado se mencionarán algunos estratos de La Biblia en que se da relevancia al Santísimo Sacramento. Al final de cada uno estará su ubicación en el manuscrito.

«Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanezca en mí y yo en él, dará muchos frutos. Porque ambos separados de mí no podrán hacer nada». Jn 15,5.

«En verdad, en verdad os digo. Si no coméis de la carne, la carne del hombre y beber su vino, transformada en sangre, no tenéis vida en vosotros». Jn 5,53.

«Yo no soy el que vivo, sino Cristo, quien está presente en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del hijo de Dios, porque siempre me amó, hasta que un día se entregó por vosotros». Gal 2,20.

«Allá, en ese sitio en el que esté vuestro tesoro, será aquel donde se encuentre vuestro corazón». Lc 12,34.

«Yo soy el pan de la vida; vuestros padres comieron el maná del desierto hasta que murieron. Este es el pan que baja del cielo, para quien provea de él no muera para siempre. Yo soy el pan vivo que baja del cielo y quien coma de mí, vivirá para siempre en vida eterna. El pan voy a dar, porque es mi carne que circunda en el mundo. Si no bebéis su sangre, ni coméis su carne, no tenéis vida en vosotros».

«El que coma de mi carne y beba de mi sangre, siempre tendrá vida eterna, para vivir en gracia de Dios. Yo lo resucitaré al tercer día, porque mi carne es el verdadero alimento y mi sangre, la verdadera bebida. El que coma de mi carne y beba de mi sangre, permanecerá en mí».

«Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el padre. También el que coma vivirá por mí».  Jn 6, 48-57.

«Mientras todos estaban comiendo, Jesús tomó el pan y lo bendijo diciendo: Tomad y comed todos de él. porque este es mi cuerpo, que será entregado por ustedes para el perdón de sus pecados. Luego de eso, tomó el vino dando las gracias para exclamar: Bebed todos de ella, porque esta es la sangre de mi alianza, que será derramada por muchos de ustedes para el perdón de sus pecados». Mt 26, 26-28.

«Hagan esto en conmemoración mía». Lc 22,19.

Bendito sea Dios

La oración al Santísimo Sacramento Bendito sea Dios generalmente se reza al momento de la liturgia eucarística, aplicándose para aquellas personas que no pueden comulgar. Haciendo paréntesis, si eres devoto(a) a San Benito, descubre más sobre la oración a San Benito contra males, muy efectiva al momento de realizar.

Bendito sea Dios.

Bendito sea su sagrado nombre.

Dichoso sea Jesucristo, por ser el verdadero Dios, el verdadero Hombre.

Bendito sea el nombre de Jesús.

Bendita sea su poderosísima sangre.

Alabado sea su sacratísimo corazón.

Bendito sea Jesucristo, que está presente en el sagrado Sacramento del Altar.

Amado sea el Espíritu Santo, que está dispuesto a consolar al mundo.

Bendita sea la virgen sagrada María, por ser la madre de Dios y de todos los hijos que sufren en el mundo.

Bendita sea su Inmaculada Concepción.

Alabada sea su Gloriosa Asunción.

En nombre de María y su esposo San José, benditos sean cada uno de ellos, por ser los padres de Jesús.

Bendito sea Dios, junto a su coro de Ángeles y Arcángeles.

Oremos

Oh Dios Todopoderoso y eterno, que representas lo mejor del Santísimo Sacramento, en ellos, que nos dejaste el memorial de tu pasión; te pedimos, para que nos concedas el don de poder glorificar tu sagrado misterio, encerrado en aquel cuerpo, aquella sangre derramada por cada uno de nosotros. Tú vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Meditación para recibir al Santísimo Sacramento

  • Consideración 1: En primer lugar, hay que tener en cuenta quién ha de recibir al Santísimo Sacramento, que la divinidad del Eterno Padre es sagrada y perfecta. Entre todos los hombres es el más ilustre.
  • Consideración 2: Tener en cuenta que Dios Todopoderoso viene de un lugar inmenso como el cielo. Consideraré que el mejor de sus dones fue juntar a todos los Apóstoles para realizar la cena. Antes solía confundirme, porque a mi memoria llega la visita de un familiar que viene en tierras lejanas a verme, como si fuese el Papa o Emperador que vienen a verme. Sin duda, la venida de Jesucristo para mí será una bendición.
  • Consideración 3: Corresponde observar cómo viene Nuestro Señor Jesús, habiéndome facultado a todas sus criaturas. Él mismo disfrazado tiendo a confundirla como una de ellas, aprovechando mi inocencia y mi niñez.
  • Consideración 4:  Ver a dónde viene Jesús, un mundo que está cubierto por las terribles tinieblas del pecado, lleno de ofensas y falsos testimonios.
  • Consideración 5: Considero que ha de ser yo quien reciba todas las penas a través de las llagas que ejemplifican la mortificación. Pido con el leproso del Evangelio que cada una de mis heridas sean sanadas para alcanzar la Gloria Eterna en la que está Dios. Alabado sea Dios en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendición al Santísimo Sacramento

Jamás corresponde olvidar que el cuerpo y la sangre de Cristo son dos herramientas importantes para la salvación de todos los pecados. A través de su consumo, los devotos harán su propósito de enmienda para no volver a pecar en ninguna de sus modalidades: veniales y mortales. Si presenta algún problema con el sentido de la vista, invoca la oración a Santa Lucía para recuperarse satisfactoriamente de una enfermedad asociada.

Canta, oh lengua, de este maravilloso cuerpo de Jesús tu sagrado misterio. Oh, Sangre preciosa, tú que fuiste vertida en todas las naciones, para que cada cristiano redimiera sus culpas con temor a Dios.

Veneremos, pues, de manera postrada tus sagrados sacramentos, para que nos saques de esta oscuridad hasta obtener un rayo de luz.

Suplicamos en nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo, para gozar de buena salud, honor y poder en todo momento. Mis alabanzas siempre serán en honor de ellos. Amén.

Comunión espiritual

Señor Jesús, yo más que nadie sé que tu existencia es real, por todos los favores concedidos. Creo en ti, porque realmente sé de tu existencia en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo por sobre todas las cosas y anhelo recibirte con toda mi alma, todo mi ser, para que guíes cada uno de mis pasos.

Venid, al menos, sacramentalmente hasta el fondo de mi corazón, para que enaltezcas mi espíritu cristiano y logré mi consolidación para el ascenso al Reino de los Cielos. Como siempre, he sentido el abrazo de tu amor en lo más hondo de mi ser; por tanto, siempre permaneceré en unión al Santísimo Sacramento. Amén.

Saludo a Jesús Sacramentado

Oh Jesús, eres el verdadero Dios y Hombre, en el que todos profesamos el más infinito amor hacia tu nombre. Hoy te encuentras en el Santísimo Sacramento del Altar, creyendo en todo lo que me has revelado, pues se trata de tu verbo divino.

Hoy me encuentro acá, arrepentido de todos mis pecados, pero con la firmeza de mi amor por ti traspasa todas las barreras y fantasmas que en algún momento me hicieron dudar. Dios supremo, tú que simbolizas el amor por sobre todas las cosas, sin importar quien te ofenda en el camino con sus falsos testimonios, o usando tu nombre en vano para hacer juramentos. Tú que abordas el misterio de la oración al Santísimo Sacramento del Altar, para hacernos saber que el sentido cristiano es el mejor de profesar.

Tú, que eres toda humildad, por no faltar a las personas que tanto te ofendieron, propongo sean sanadas todas las heridas que yacen en mi corazón, para saber perdonar tal y como lo hiciste con todos tus enemigos. Te pido que me des todo lo que quiero y anhelo, principalmente la mansedumbre para alabarte sin mancha ni pecado.

Tan solo te necesito a ti, oh Dios mío, tu imagen es lo que deseo para ser un mejor cristiano(a), para alabarte, glorificarte y estar presente en cada oración para hacerte feliz. Otórgame la gracia de servirte con humildad, para contar con tus sagradas vestiduras el día de mi juicio final.

Bendito sea tu corazón paternal, que de San José has obtenido el don de cuidar a todos tus hijos por igual, sin ningún tipo de distinción. Oh Dios mío, no me dejes solo(a) porque me refugio en ti, en tus majestuosos dones que cada día intento imitar con júbilo y alegría.

No hay don más precioso que el del Santísimo Sacramento. Oh Dios, oh Sacramento, en cada oportunidad los venero en cada momento.

Bendito sea el Verbo Divino, porque todo lo sabes y para cada incertidumbre hay una respuesta clara que libera la niebla de mi corazón. No hay comida más exquisita que llegar a probar las mieles o beneficios brindados por el Santísimo Sacramento.

Bendito seas, Dios mío, porque cuentas con un inefable corazón que irradia dulzura a todos tus hijos, que son mis hermanos, tus siervos. Oh emisarios que somos, transmitamos el dulce clamor en esta oración al santísimo, para que nos acompañe a donde quiera que vayamos. Verbo divino, que siempre tu significado vaya por delante de nosotros, en defensa de las culpas.

Todopoderoso, que hallaste la manera perfecta de encerrar en cada misterio estas palabras sagradas. ¡Oh Trinidad Santísima! Que tu nombre siempre esté enaltecido por las buenas acciones de tus hermanos en el plano terrenal. Amen.

Plegaria para una visita

Oh Señor Jesús, tú que formas parte de mi alma y pensamiento cristiano, que destacas por poseer un gran y noble corazón. Hoy me encuentro frente a ti arrepentido(a) y confuso(a) por todos los pecados que he cometido, sin saber si mi alma penará en el fuego del purgatorio, se quemará en el infierno o subirá hasta el Reino de los Cielos.

Eres el hijo pródigo de María y José, hasta iluminar su pequeño hogar con tu majestuosa presencia. Cansado(a) de todo estoy, menos de mi amor hacia ti, que cada día es más profundo hasta el hecho de venerarte diariamente. Sólo a ti te quiero, sólo a ti te busco, sólo en ti quiero hallar una verdadera tranquilidad para tomar decisiones acertadas. Tú me llamaste al momento en que intentaba huir de ti, sin razón, sin motivo, pero me acercaste a tu inefable corazón para comprender el sufrimiento en tu pasión.

Ahora soy yo quien te busco, porque jamás me arrojaste de tu presencia. Hoy me encuentro triste, son pocos motivos que en verdad me alegran: como tu existencia en mi corazón, porque creo en ti y sé que no moriré para siempre a la hora de partir de este plano. Estoy turbado(a), en medio de un manojo de incertidumbre por causa de todos mis pecados. Oh misericordia, ten piedad de mí, en nombre del Santísimo Sacramento del Altar.

Te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes mi auxilio. Nada me alegra, me hallo turbado(a), con muchas confusiones en mi mente. No sé qué me espera más allá de la muerte o vida eterna. Te aclamo, oh Señor, ¿Dónde estás que no respondes a mi llamado?. Señor, quiero gozar de tu presencia, de tu infinito amor a través de esta oración al santísimo, para que escuches con atención.

No me cansaré, como tampoco me faltará el aliento para dejar de implorar esta oración al santísimo. Mi afecto permanecerá inquebrantable, aunque no escuche tu voz para sentir un alivio entero. Oh Jesús, ahora soy yo quien te busco y no te encuentro, cuando tú si lo hiciste y yo siempre huía. Siempre firme y sereno me llamaste, sin prestar atención a tu clamor. Ahora, con esta oración al Santísimo del Altar hoy me encuentro convencido(a) que me escucharás.

Eres dulce y bueno, Dios Todopoderoso, porque siempre iluminas mi corazón cuando se encuentra en total oscuridad por cada una de mis acciones. Cuando todos los hombres me dan la espalda y el tedio se apodera de muchas situaciones, tú, como el gran amigo incondicional que eres, siempre das fe de tu existencia al alimentar mi esperanza en que todo mejorará, a través de esta oración al santísimo, que sé vas a escuchar. Al pie del Sagrario oh me declaro prisionero, para vencer la adversidad y creer en el Verbo Divino.

Mientras más intentas huir, yo exclamaré tu nombre con gozo hasta ser atendido(a). Hoy no temes que te huya, porque de mis acciones me arrepiento indudablemente. Al fin vendrás, al fin verteré todas mis lágrimas como muestra de súplica para que me acerques al don del Santísimo Sacramento, hoy, mañana y siempre. Sé que vendrás, cuando más necesite de exclamar tu llamado. Sé que conocerás cada inquietud que agobia mi atormentado corazón, Padre Eterno.

Dame tu ayuda, Señor, para cumplir con todas las encomiendas que tengo por hacer hasta convertirme en ese hijo predilecto que quieres que sea. Fortalece, Señor, cada una de mis debilidades, para convertirme en un alma guerrera que luche contra la adversidad, odios, envidia, resentimiento, ira, soberbia y más sentimientos que van contra de tus preceptos.

Te ruego por todos los seres que amo, porque al igual que yo, los conoces perfectamente. Atiende, Señor, cada una de sus necesidades; desde las más simples hasta las complejas, para que cuenten siempre con tu bendición. Socórrelos con piedad, y como ellos, ten piedad de todos los tristes, pobres, aquellos que sufren de fuertes dolores y quienes huyen de ti hacia un camino completamente equivocado. Consuela a los huérfanos y fortalece a los débiles físicos y de corazón, para que salgan adelante y se conviertan en siervos del bien.

Ampara a cada uno de tus hijos, Señor, como lo haría cualquier padre abnegado que observa con preocupación cada uno de sus males. Remedia, todopoderoso, con esta oración al santísimo para que todas sus penas sean libradas con júbilo y redención. A mí, que te estoy acompañando con esta oración al santísimo, siendo el portavoz de un cúmulo de deseos que quiero alcanzar para gozar de tu gracia plena y me mires con ojos piadosos. Solo busco tu gloria y la manera de ser compensado(a) por cada falta cometida en tu nombre. Me pesa de corazón si alguna vez te ofendí.

Adiós, Jesús de mi vida, me retiro con la convicción que aquí ha quedado mi corazón en tus manos. Te dejo mi presencia en este recinto, para que quede estipulada cada una de estas palabras en oración al santísimo, Sagrado Sacramento del Altar. En medio del bullicio y de las plegarias elaboradas por todos tus feligreses, mi alma seguirá aquí, prestando atención a cada una de mis palabras expresas con la mayor humildad del mundo. Amén.

A Santa Gertrudis «La Grande»

Padre Sagrado, en esta ocasión te ofrezco la poderosa sangre de Jesús, aquella que fue derramada en el huerto para el perdón de todos los pecados. Hoy domingo, que se celebra la fiesta eucarística, te pido especialmente por las almas benditas del purgatorio que no tienen descanso ni consuelo. Libra esta alma de todas sus penas, mediante esta oración al Santísimo Sacramento del Altar.

Por los pecadores que habitan en la propia iglesia universal, para quienes lo hacen desde el hogar o en estado de calle, sin detenerse a observar sus culpas, solicito la mayor clemencia posible en honor a «La Grande» Gertrudis.

Nuestro Señor ha indicado que esta oración al Santísimo Sacramento, junto a La Grande, tiene el poder de liberar 1.000 almas del purgatorio cada vez que se implora. Para la protección en el hogar, conoce más a fondo la oración a la Sangre de Cristo por los hijos.

Himno a Jesús Sacramentado

Esta composición estuvo elaborada por el ilustre Santo Tomás de Aquino en su honor. Empieza así:

Adoro te devote.

Dios verdadero, te adoro con toda la devoción con la cual te puedo profesar. Sé que no estás escondido, porque tu corazón se encuentra esparcido en cada uno de tus fieles. Somete por siempre a mi corazón, para que se cumplan cada uno de tus mandatos con gran júbilo y emoción. Al juzgar de ti, cada uno de mis sentidos estaría fallando: el gusto, tacto, vista y olfato. Solo me asta el oído para escuchar con firmeza que tú eres el Dios verdadero, Jesús Sacramentado que se halla en el firmamento con cada una de las estrellas que ilumina al cielo.

Nada es más verdadero en el mundo que tu Verbo Divino, cuan inefable resulta para complementar todos los sentidos que han fallado al juzgarte. En la Cruz solo se refleja la Divinidad, pero en cada rincón del mundo entero se detalla la humanidad, de él, quien entregó su vida por nosotros. Hoy me siento como un ladrón arrepentido, que es testigo de todas las llagas que padeció Tomás, aunque confieso que eres mi Dios, el Rey Dador de la vida y muerte.

Haz que cada día crea más en ti, hasta esperarte en el final de mis días. Haz que mi corazón tenga un amor infinito hacia ti, para llamarte cada vez que requiero de un oficio urgente. Jesús Sacramentado, tú que otorgas el pan y el vino como cuerpo y sangre, como parte de ti, concédeme tu sabiduría para que mi alma yazca en paz todos los días, sin temores, ni miedos.

Que la pureza de tu sangre siempre se encargue de limpiar mis culpas y cualquier resto de pecado que en mi cuerpo resida, para ser digno de tu cuerpo y sangre, tomando del cáliz y probando el sabor de la dulce hostia. Divino Jesús Sacramentado, que cada gota de tu sangre se encargue de limpiar al mundo. Con esta oración al santísimo, dulce Jesús mío, atiende mis súplicas para salvar al mundo del terrible fuego del infierno. Oh Jesús, que en este momento te veo oculto, te pido que con esta oración al santísimo se cumplan cada uno de mis anhelos. Amén.

Oración de San Alfonso María Ligorio

Señor Jesús, que tu infinito amor emana noche y día en el mundo entero, presente en este sagrado sacramento. Llénanos de piedad y amor, todos los días que te busquemos, porque estamos conscientes de tu permanencia en cada rincón de nuestros hogares y en cada espacio de nuestro corazón.

Siempre está dispuesto a escuchar a cada fiel que viene a visitarte, porque al igual que yo, creemos en los milagros del Santísimo Sacramento del Altar. Te adoro desde la profundidad del abismo en el que me encuentro, agradeciendo por las mercedes que has encausado sobre mí. Oh señor, cuya oración al santísimo es muy poderosa para alegrar a todos los corazones afligidos.

Te agradezco personalmente por facultarme de todos los dones en el sagrado sacramento. Doy las gracias por concederme a la madre María como mi fiel abogada, escudera protectora que me eleva hasta sus vestiduras para no caer en la tentación. Gracias Padre Amado, por permitir conocer el arrullo verdadero de una madre, así como María contempló a su pequeño hijo, nacido por obra y gracia del Espíritu Santo.

Las Oraciones de los Santos: Oración a San Alfonso María de Ligorio

Adoro tu sagrado corazón y lo hago con el propósito de cumplir con tres objetivos: el primero de ellos, como una muestra de acción de gracias por facultarme de tan hermoso privilegio; en segundo lugar, defenderte de todos los enemigos que cada día crean falsos testimonios utilizando tu nombre en vano; finalmente, visitarte en cada templo para fomentar el valor del sacramento y la oración al santísimo como armas poderosas para triunfar sobre el mal que reina en el mundo.

Rito de Santo Tomás de Aquino al Sagrado Sacramento

Santísimo Jesús, sabemos que eres aquel Dios escondido que jamás se negará a atender el llamado de todos tus hijos. Concédeme el don de desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer realmente y cumplir ferozmente con esta bonita alabanza en tu honor. Ordena, oh Dios Todopoderoso, para que el estado de mi vida mejore. Concede el poder de conocer el Santísimo Sacramento, como todos los dones que son baluarte para alcanzar el cielo al momento de partir.

No deseo desfallecer, oh Dios mío, tanto en prosperidad como en adversidad. Saca mi espíritu noble siempre a flote para sobrellevar los problemas y cargar con mis culpas, así como lo hizo Jesús hasta caer varias veces hasta llegar a su crucifixión. De ninguna cosa sufro de gozo ni pena, salvo aquellas que contribuyan a alejarme del buen camino y es lo que no quiero. A nadie intento desagradar, ni causar buena impresión, porque lo que quiero contar es con tu apoyo en esta humilde plegaria, la oración al santísimo eterno.

Sálvame, Señor, de encantarme de aquellas cosas que resultan transitorias y de poco provecho para mi vida cotidiana. Quiero y anhelo valorar todo aquello que resulte eterno, así como tu vida, que sin importar la transición de 3 días, sé que vivirás para siempre en la gloria eterna. Perdón, Dios Todopoderoso, si en algún momento he ambicionado con cosas banales que contribuyen a aumentar mi ambición. Cultiva en mi ser toda semilla de humildad y caridad, para socorrer a todos mis hermanos que necesiten de mí.

Deleita mi alma con todas las cosas buenas que sean de tu agrado, para no cumplir con el enfado. Oh Dios, sucumbo ante tu presencia, para aclamar esta oración al Santísimo Sacramento, que está presente para gobernar al mundo. Oh Poderosísimo, levanto mi corazón por el solo hecho de glorificarte, alabarte y bendecirte cada día de mi afligida existencia. Haz que cada una de mis obras hacia ti no se conviertan en una rutina, sino en una devoción que no me canse de hacer bajo tu fabuloso nombre.

Hazme obediente y sumiso(a) para que no exista alguna contradicción al momento de tomar una decisión importante. Deseo ser paciente, sin ser impulsivo; obediente sin ser rebelde, diligente sin inconstancia y temeroso(a) sin caer en desesperación. Deseo hacer el bien, sin corregir al prójimo de alguna acción que haga mal, porque, de eso se trata la humildad y mansedumbre.

Dame un corazón noble, para que ningún sentimiento maligno desvíe mi atención hacia las obras de caridad, ayudar al prójimo y consolar a los afligidos. Dame un corazón firme y libre, que no decaiga en ninguna pasión transitoria que lo descoloque hacia el amor por el Santísimo Sacramento. Quiero tener el entendimiento que no conozca, la pasión dormida sin causar daño, sabiduría que no falle y un comportamiento que siempre sea de tu agrado.

Finalmente, con esta oración al santísimo busco que mi alma en pena consiga la paz necesaria hasta alcanzar el Reino de los Cielos. Consigue calmar cada una de mis penas bajo el poder de la penitencia. Que todos los beneficios para tu gracia se vean más pronto de lo imaginado. Señor vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

Plegaria de Santa Teresa de Lisieux

Esta oración al Santísimo Sacramento por Santa Teresa de Lisieux se titula «Al amor de mis amores, Jesús Sacramentado» que inicia de la siguiente manera.

Sagrario del Altar, siempre eres el nido de todos los amores reunidos en una sola misión: el de glorificarte diariamente para que cada devoto consiga su propia paz. Dios mío, tu amor me das, amor que forma parte de las mieles del cielo y por tanto es bueno. Mi amor, éste que siento por ti es una mezcla generosa entre el poder del cielo y la tierra, es puro como el mar e inmenso como tu corte celestial.

Mírame, Jesús, porque a partir de hoy eres para mí todo lo que yo significo para ti. Te venero con buenos créditos, para no caer en las garras del pecado. Escucha los extravíos de mi corazón arrepentido, porque no hay un solo día que no me retracte de todas las faltas cometidas al sagrado sacramento.

Te quiero amar por siempre, tal y como lo hicieron los Apóstoles desde el momento que te besaron los sagrados pies en el lavatorio, así como lo hizo Magdalena, ahora convertida. Déjame reclinar mi cabeza en tu magno pecho, para sentir protección, seguridad y sensación que nada me faltará. Soy una flor marchita, mi único valor en este mundo es amarte hasta el final de mis días. Amándote, solo sabré que al momento de morir estaré en paz y mi alma también.

Rito de San Buenaventura

Dulce y sagrado Jesús, muestra cada uno de los senos escondidos, para que apuntes con tus dardos de amor y caridad tanto alma como espíritu. Te quiero llevar en mi corazón de la misma manera en que lo hiciste con los Santos Apóstoles, por quienes diste la mejor y única versión de ti mismo. Mi alma aspira a ser libre, sin mancha de pecado original, todo sea para disfrutar de tu compañía y estar sentado a la derecha, para juzgar a vivos y muertos. Oh, dulce oración al santísimo que hago en honor.

Oh pan de los Arcángeles, porque eres el dulce alimento de todas las almas santas que están en pena o luchan por salir de ella, de los enfermos y niños, de los laboriosos que como San José procuran llevarlo hasta la mesa. Llena de fortaleza, en honor del pan y vino, cada parte de nuestras almas, para que sean dulces y agradables para el gusto de Dios Eterno.

Divino Jesús, que los Ángeles del Cielo siempre gozan de tu compañía al momento de contemplarte. Escucha esta piadosa oración al santísimo, para que sea elevada hasta el punto más celeste del cielo. Haz que en mi corazón siempre haya hambre de ti y sed que colma esta alma insaciable por hacer el bien y estar bajo tu sagrado manto protector.

Eres manantial de vida y luz eterna, que siempre me acompaña en medio de las tinieblas para no perderme en el camino fácil del pecado. No deseo ambicionar alguna otra cosa pasajera o material, porque sólo el hecho de poseerte para mí es un sinónimo de tranquilidad. Escucha, escucha con atención estos suplicios, la oración al santísimo, con la cual anhelo dirigirme a ti para llegar a tu inmaculado corazón.

Que en ti piense, que en ti hable, para que todo lo que haga sea para tu gloria y satisfacción. Eres mi gozo, descanso, debilidad, alegría, dulcedumbre, agrado, auxilio, sabiduría, refugio y consuelo.

Para niños

Sigue muy de cerca la oración al Santísimo Sacramento para niños, para que los más pequeños del hogar cuenten con su protección. De cualquier modo, aprende un poco más sobre la oración al Santo Niño de Atocha para cultivar aún más su devoción.

Por todos los niños y niñas del mundo, para que conozcan el verdadero valor del Santísimo Sacramento del Altar. Ellos son muy pequeños y frágiles, por tanto pido que sean amparados de todo mal y peligro, para que el rastro de la maldad no puedan perseguirlos. Escucha mis ruegos, Todopoderoso, con mucha atención de esta oración al santísimo para su protección. Mira con compasión sus pequeños seres, para que cuenten para siempre con tu bendición. Amén.

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