La Virgen de San Juan de Los Lagos, como se conoce por su nombre completo, es una advocación mariana muy venerada en el Estado de Jalisco, en México. Conoce más a fondo la oración a la virgen de San Juan, para descubrir cómo hacerla, al igual que su respectivo novenario.
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Novena para la virgen
La novena en honor a la virgen de San Juan inicia con la Señal de la Cruz, como muestra de preámbulo para el resto. En primer lugar, es momento de renovar las promesas de no volver a pecar con un acto de contrición. Por otro lado, descubre mucho más sobre la novena a las almas benditas, en caso de encomendar la paz de un fallecido.
Hoy me ves aquí postrado(a) en tus pies, porque considero que he pecado de pensamiento, palabra, acciones y omisión. He ofendido al Dios a quien derramaste todo tu amor al momento del parto, el Todopoderoso del que compartes su luz divina para socorrer a todos los afligidos. Ahora ambos gozan de gloria con tan hermosura silueta, madre e hijo, viendo a cada uno de sus hijos desde el cielo.
Oh Sagrada San Juan, yo que me he atrevido a faltar a la cristiandad muchas veces, despreciado esa hermosa imagen del Señor rodeado de tu luz, pido solemnemente su intercesión para enmendar el camino que me conduzca a los brazos de Dios y seguido de los tuyos, para recibir el arrullo de su madre. Yo que me he atrevido a despreciarlos a cambio de nada bueno, solo de pecado y profanación a sus imágenes santas y perfectas.
Me pesa, gran Señora, cada momento de ingratitud y rechazo por tu amor, que ha sido el más puro que he conocido. Ave María, cándida paloma, estrella del firmamento, ave de los serafines. Poderosa eres, gran Señora, que el perdón de todos mis pecados sea alcanzado. Amén.
Oración para todos los días
Virgen Santa, que de mi boca todos los días exponga que soy el mejor de tus siervos. Deseo repetir una y mil veces: Ave María, cándida paloma, estrella del firmamento, ave de los serafines. Eres tan poderosa, gran Señora, que el perdón de todos mis pecados sea alcanzado.
Antífona
Una gran sorpresa apareció desde la inmensidad del cielo, un elemento que alumbró cada espacio en que estaba. Oh hermosa, una mujer vestida de sol, la luna se hallaba bajo sus pies y sobre su cabeza lleva puesta una diadema de 12 estrellas.
Primer cuaternario
V: Señora mía, tú que eres la Reina de San Juan, celestial Paloma.
R: Tú proteges, madre mía, a todos quienes rezan tu oración con tu magna corona.
V: Nos proteges tanto, como lo haría una verdadera madre.
R: Haz que contemos por siempre con la bendición del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Seguir con un Padrenuestro, cuatro Avemarías y un Gloria.
Segundo cuaternario
Primer cuaternario
V: Señora mía, tú que eres la Reina de San Juan, celestial Paloma.
R: Tú proteges, madre mía, a todos quienes rezan tu oración con tu magna corona.
V: Nos proteges tanto, como lo haría una verdadera madre.
R: Haz que contemos por siempre con la bendición del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Tercer cuaternario
Primer cuaternario
V: Señora mía, tú que eres la Reina de San Juan, celestial Paloma.
R: Tú proteges, madre mía, a todos quienes rezan tu oración con tu magna corona.
V: Nos proteges tanto, como lo haría una verdadera madre.
R: Haz que contemos por siempre con la bendición del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Para cerrar con cada uno de ellos se hace con la antífona, seguida de la oración a la virgen de San Juan inicial y la respectiva petición.
Plegaria de San Agustín compuesta para la virgen
Madre del Verbo Divino, estoy consciente que no vas a echar por la borda todas mis súplicas, en tan bondadosa oración a la virgen de San Juan. Sé muy bien que haz de favorecerme en todas mis contrariedades, hasta acercarme a tu regazo para contemplar tu imagen y cantar tus alabanzas. Amén.
Ofrecimiento
Dulcísima Señora de San Juan, tú que eres nuestra Emperatriz del Universo, madre soberana que protege a sus hijos del mal encargado en el pecado. En este día especial vengo a postrarme en tu majestuosa presencia para contar con tu bendición. Igualmente, te ofrezco estos doce Padrenuestros con motivo de representación en las doce estrellas con que el evangelista San Juan te observó, reinando en el firmamento con tu gloriosa corona. Por tan hermosa prerrogativa agradezco a la Santísima Trinidad, para contemplar cada uno de estos nueve misterios como astros singulares a las estrellas, que simboliza toda una corona de privilegios.
Desde el primer instante en que tienes ceñidas tus sienes, ha sido motivo de júbilo y celebración para todos nosotros, contar contigo, Madre Purísima, como la madre del Creador que por todos nosotros vela desde el cielo. Por esta fabulosa exaltación, me atrevo a pedirte cada uno de tus atributos, para recibir de ti la fuerza, el coraje y la convicción para vencer todas las barreras de terceros y las propias impuestas.
Oh sublime Reina, necesito de tu consideración para recibir tan honorable bendición de contar con tu presencia divina. Oh San Juan de Lagos, Reina de Reinas, te pido por la Santa Iglesia, para que la aguardes de toda injuria y sus asistencias malignas. Bendice al Sumo Pontífice, quien gobierna a todo el clero secular con mucha alegría y dedicación. Otorga la luz a todas las autoridades laicas para que rijan el ministerio de la Iglesia con gallardía y entrega, para evitar el daño provocado por los herejes.
Emplea tu misericordia para que mires con ojo de compasión a todos los pecadores, a través de este ofrecimiento en oración a la virgen de San Juan. Pon tu piadosa mano en el corazón de todos los afligidos, hasta transformar cada una de sus tristezas en bendiciones y prosperidad. Por las benditas ánimas del purgatorio, para que gocen de una total liberad, concedido todo el perdón por sus culpas. Que cada una de ellas goce de la bienaventuranza de alcanzar el cielo hasta contemplar el coro de ángeles o ejército de arcángeles. Amén.
Primer día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa, derrama sobre mí todas las bendiciones posibles, con esos ojos piadosos que estacionan sobre mí para dar fe de tu presencia y de tu magno manto. Mira mi alma, que desea ser semejante a la de Dios, Nuestro Señor. Hoy se encuentra envejecida por tantos pecados cometidos, pero me pesa de todo corazón, porque con ello ofendí al Todopoderoso, que entregó su vida por mí y el resto de hermanos para nuestra salvación.
Segundo día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa, vuelve a mí, madre soberana, para que poses tus ojos piadosos hasta sanar mi corazón que se encuentra sumergido en la tristeza y aflicción. Compadece de mí, porque mis ojos han permanecido cegados por el pecado. Ilumina mi sendero, los sentidos, para siempre hacer lo correcto hasta agradar el trono del Señor, hasta recibirme para estar sentado(a) a su derecha.
Dame esa luz, digna Reina de San Juan, para no caer en los engaños, tentaciones, apuestas o cualquier otro desagravio que disgusten al Señor. Yo te ofrezco, hoy en día segundo, la oración a la virgen de San Juan para limpiar todo mi ser, hasta ser digno(a) frente a la mirada piadosa del Creador. Aléjame de todas las artimañas que prepara el demonio en mi contra o para agraviar más tu bondadosa imagen. Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Tercer día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Deposita tu mirada a quien te sirve en esta novena, quien se encuentra inmerso(a) en muchos dilemas, los cuales no he resuelto. Mi cuerpo y alma están llenos de dolencias irreparables, culpas que no me dejan descansar, penas que no me dejan avanzar.
A tu imagen vengo para sanar, solicitando la conversión en todos los sentidos para no desagradar al Altísimo por todos mis pecados. Eres el Jordán para los leprosos, la piscina de Siloé, caridad para los tristes, pan para los pobres, vino para los sedientos, antídoto para los mortales, óleo para los heridos, consuelo para quienes están sumergidos en el abismo más profundo.
Sáname, Señora de San Juan, de todas mis enfermedades, externas e interna. Quita de mí todo malestar físico y moral. Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Cuarto día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Bien sé, Señora, que he roto varios de los preceptos impuestos por las Santas Escrituras y que no merezco el perdón. Salve, Señora, mi alma marchita, para que obtenga un poco de tranquilidad y disfrutar del regocijo de estar en compañía del Creador.
Quinto día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Eres el maravilloso lucero que alumbra a este náufrago del abismo. Navego en las aguas más amargas de la tentación, sin recibir la misericordia que tus ojos emanan. El viento de las tentaciones me hacen caer, mientras que la marea de la enfermedad azota mi poca satisfacción en este mundo.
Alcánzame, oh dulcísima, el tierno soplo originado por las naves de la Santa Iglesia, para que camine con total seguridad hacia los senderos de la patria celestial. Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Sexto día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Siento ahora mismo el terrible fuego del infierno, por cada acción en ofensa que he cometido contra el Señor. Virgen poderosa, fiel y sagrada de Los Lagos, no dejes de atender mi llamado hacia la conversión.
Señora, haz que las llamas no me sigan consumiendo. Hoy, día sexto, reitero con dolor que en arrepentimiento me encuentro por todo lo que soy y lo que anhelo ser: alabado en gracia por Dios hasta descender a los cielos. Deseo quedar purificado(a), sin mancha de pecado original, sin remordimientos o culpas que no me dejen descansar. Que sea el fuego de tu amor divino el que cubra cada parte de mi ser, para honrarte siempre con mis convicciones cristianas.
Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Séptimo día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Eres el más bello amor, que irradia todo un volcán de ese sentimiento en mi lastimado corazón. Que ningún ladrón maligno, convertido en enemigo me robe la posibilidad de abrazarte, de sentir tu afable protección. Cándida paloma de San Juan, aviva mi fe y transforma mis emociones más oscuras en un amor resplandeciente hasta cobijarme en tu manto y sentir tu corona de doce estrellas.
No permitas que nada me dañe, mi alma se queme en el infierno, ni mi cuerpo sufra de fuertes dolores. Por tu corona de estrellas, por tus majestuosas vestiduras, suplico clemencia y piedad por todo lo desfavorable de mis actos. Acerca tus manos, oh purísima, hasta mi corazón para que lo transformes en tu divino tesoro. Estoy en la obligación de amarte y servirte hasta el último suspiro, hasta que mi alma se diluya en el reino de Dios. Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Octavo día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Haz que cada rayo de luz que desprende de tu sagrada corona impacten en mi ser, para transformar todos mis defectos en grandes dones que enaltezcan la imagen del Santísimo. Quiero purificar mi alma, sin dejar registro de cualquier pecado que manche mi honra. Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Noveno día
Inmaculada y siempre bendita, sagrada Madre de San Juan, sagrario del Espíritu Santo, puerta en el Reino de los Cielos. Gran fuente de luz, madre misericordiosa. Ante ti me despido por haber escuchado cada uno de mis lamentos. Hoy, me siento protegido por tu manto piadoso, por tus manos sagradas, que no me niegan un abrazo. Reafirmo mi propósito de enmienda, para aplicar mejor los principios de cristiandad. Por mi esmero en gracia, espero que todos los favores sean concedidos en esta novena y en la oración a la virgen de San Juan. Amén.
Oración a la virgen de San Juan para petición difícil
Señora Sanjuanita de los Lagos, Reina de la tierra y madre nuestra, que con tu vestidura limpia de cada mejilla el rastro de las lágrimas por terrible aflicción. En esta oportunidad te pido solemnemente por el siguiente favor (se expone la petición difícil) para que se haga tu voluntad. Colma mi vida con todos tus beneficios hasta conocer la bendición de glorificarte constantemente. Mírame con ojos piadosos y no desatiendas esta oración. Amén.