¿Cuáles son las obras de misericordia espirituales?

Alrededor del mundo se llevan a cabo acciones de tipo caritativo, cuyo propósito primordial es ayudar a los necesitados a solventar sus problemas a nivel espiritual. Estas son las obras de misericordia espirituales, que realiza la Iglesia, las cuales les presentamos en este post.

Ya sabemos que misericordia es tener la actitud y disposición de compadecerse por el dolor y necesidad del otro y llevar a cabo acciones para asistirlo y ayudarlo a sobreponerse de sus problemas y a sostenerse por sí mismo. Pero ¿cuáles son las obras de misericordia?.

Al respecto, la Iglesia cristiana ha realizado y realiza diversas obras de caridad y ha establecido pautas para poner en práctica lo que son las obras de misericordia. El objetivo final no es sólo ayudar al prójimo en su necesidad, sino hacer que se pueda valer por sí solo.

Como parte de ese objetivo está, por supuesto, efectuar las obras de misericordia espirituales y corporales.

Obras de misericordia corporales y espirituales

Estas son las obras que se plantean las Iglesias para ayudar en las necesidades de las comunidades de oración donde se alojan.

Comunidad de oración

Estas son las comunidades de personas que se agrupan para orar y trabajar por la vida espiritual, celebrando la Misericordia del Señor en sus actividades según sea una obra de misericordia corporal o espiritual. En sus programas incluyen también rezos como las mejores oraciones para jóvenes.

Las siete obras de misericordia corporales son:

  • Dar de comer al hambriento
  • Dar de beber al sediento
  • Vestir al desnudo
  • Acoger el extranjero
  • Visitar y cuidar a los enfermos.
  • Visitar a los presos.
  • Enterrar a los difuntos.
Visitar a los presos

Ahora bien, cabe preguntarse ¿cuántas son las obras de misericordia? Se pueden decir que son catorce, ya que las obras de misericordia espirituales también son siete y se describen más adelante.

Como cristianos se nos llama a participar en ellas para cumplir con el mandato divino y ser reflejo del amor de Cristo. Se pide sobre todo por obras de misericordia para niños, y para ello se recomienda la Oración al Señor de la Misericordia para pedir un favor.

¿Cuáles son las obras de misericordia espirituales?

Estas son las obras que se deben efectuar para prodigar al prójimo parte del sentimiento misericordioso concedido por Dios y que guardamos en el corazón.

1. Enseñar al que no sabe

Para materializar esta obra solo es necesario tener la disposición de conocimiento y tiempo para enseñar, según nuestra experiencia, al que le hace falta.

Esto no implica que debemos tener un vasto conocimiento en alguna materia, sólo transmitir de la mejor manera lo que hemos aprendido durante nuestra vida, sin egoísmo. Nos podemos sorprender de que tenemos mucho que ofrecer.

Además, podemos impartir conocimiento de cualquier área o materia en la que hayamos nosotros experimentado y aprendido algo. La enseñanza puede ser por escrito, oral directamente o a través de los distintos medios de comunicación que hoy tenemos a nuestra disposición.

Al respecto, es pertinente señalar que también contamos con los dones del Espíritu Santo como el entendimiento o inteligencia. Asimismo, tenemos el talento y las habilidades que Dios nos ha dado, que nos sirven para cumplir satisfactoriamente con esta obra.

Obras de misericordia espirituales

2. Corregir al que se equivoca

En esta obra se pide al ejecutante que apoye a una persona que puede ser un familiar, un amigo o un conocido que está involucrado o haciendo una acción considerada pecaminosa por la fe católica. La persona que hace la corrección debe hacerlo con humildad y cariño, y procurando hacer entender al pecador su error.

Se aconseja que, antes de corregir a alguien, invocar al Espíritu Santo para que ilumine a la persona y ponga en sus labios las palabras apropiadas y así obtener el fruto deseado. Asimismo, la corrección se debe hacer de manera privada con el pecador, serenamente y sin ninguna intención de querer humillar.

3. Dar buen consejo al que lo necesita

Algunos piensan que dar consejo es un asunto muy delicado y que se deben sopesar muy bien los efectos. Se torna difícil en virtud de que no todos están dispuestos a hacerlo porque:

  • Piensan que no les corresponde
  • Consideran que no se deberían involucrar en eso
  • No hay razón para que la persona a aconsejar tenga que escucharlo
  • No se tiene la autoridad moral para hacerlo
  • Piensan que cada quien es responsable de sus actos.

Sin embargo, por mandato divino debemos ocuparnos y preocuparnos con genuino interés de ayudar por el bienestar del hermano en dificultad.

Esto es importante sobre todo cuando sabemos que la persona no está actuando debidamente y nuestro consejo puede ser de mucho valor para evitarle un mal mayor o advertirle de las posibles consecuencias. En estos casos hacer oración como en la Gloriosa Oración a la Divina Providencia resulta muy útil.

El consejo se da porque se tiene amor por el hermano, amigo, pareja o a quien sea para no verle sufrir y desearle el bien.

El Espíritu Santo, al respecto, nos ha concedido ese maravilloso don del consejo y al aplicar lo invocamos en oración para que nos inspire. Se trata de aconsejar bien al que lo necesita.

4. Perdonar las injurias

El perdón es una de las acciones más difíciles de realizar, sobre todo cuando quien nos ha injuriado es un ser querido o conocido cercano. También cuando la persona nos ha herido consecutivamente, lo que nos hace concluir que no merece nuestro perdón.

No obstante, nosotros como hijos de Dios, debemos considerar muy bien el perdonar, pues el Padre Celestial nos perdonó y nos perdona siempre.

Es posible que lograr esta cualidad de perdonar tome cierto tiempo, sobre todo si estamos muy dolidos, y si el que nos ofende no muestra la mejor conducta a favor.

Muchos tendemos a rendirnos en la tarea de perdonar, pero se sugiere cuando esto pudiera suceder, recordar a Dios, que siempre nos perdona y no se cansa de hacerlo, aun cuando siempre es intencional o inconscientemente le herimos.

Las obras de misericordia: obras espirituales - JMJ YA 3

5. Consolar al triste

El consuelo es una tarea que requiere de mucho tacto y humildad de nuestra parte, pues no sabemos cuán honda es la pena que agobia a la persona y no conocemos realmente la magnitud de su sufrimiento.

Sin embargo, darle consuelo al que sufre y al que llora, estar ahí en ese momento difícil, acompañar en el dolor, ayuda a afianzar nuestros lazos de amor y amistad con esa persona y es una oportunidad de brindarle un poco de paz, esperanza y alegría.

Resulta en ocasiones que no sabemos muy bien qué hacer para darle el consuelo al otro, pero se pide que se haga todo lo que esté a nuestro alcance para sacarlo de ese estado, tal vez con:

  • Unas palabras de aliento
  • Un gesto
  • Una sonrisa
  • Un abrazo
  • Estar simplemente a su lado.
Tal vez, la sola compañía, puede ser de mucho valor y aprecio por el que sufre, por lo que no se trata de hacer un acto heroico para aliviar la tristeza.

Al estar con un hermano en esos momentos de dolor, estamos poniendo en práctica el comportamiento de Jesús que se compadecía del dolor ajeno. En ese momento es muy inspirador orar como en la oración a Dios para momentos difíciles.

6. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo

Para lograr tener la paciencia cuando nos enfrentamos a defectos, debilidades y dificultades del prójimo requiere de mucha fortaleza y voluntad de nuestra parte.

En esos casos en los que debemos soportar los defectos de otra persona, lo que primero debemos hacer es entregarle a Dios ese sacrificio que nos toca hacer. Así ponemos en sus manos todo el malestar y angustia que la situación nos produce para que nos llene de paciencia.

Al respecto, hay que decir que al ser creyentes, debemos tomar ese sufrimiento desde una perspectiva distinta, percibiéndolo desde la debilidad de la otra persona, quien con su actuar está inconscientemente demostrando que necesita amor y caridad y, por parte nuestra, ayudar desinteresadamente.

Se convierte, así, la paciencia en una virtud ante el que ofende y ello constituye una obra de misericordia.

7. Orar por los vivos y difuntos

Este es un acto que a los ojos de Dios es de mucho valor y desprendimiento, pues estamos:

  • Entregando nuestro pensamiento por otra persona
  • Pidiendo por otro
  • Deseando el bienestar y tranquilidad de otro.
Orando por otros

Se considera, por ello, el orar por los demás un verdadero acto de amor y es muy loable que nos tomemos un momento para entablar un diálogo con Dios para rogar porque sane, cuide y proteja a otro.

Ahora bien, se ha señalado que esta obra de misericordia también debe hacerse por los difuntos, que requieren que los recordemos, que no los echemos al olvido y que bien merecen unas palabras para ellos a Dios.

Así que orar y encomendar en ese diálogo con Dios a una persona que queremos, aunque ya no esté, es también una obra de misericordia, porque estamos orando por esas almas del purgatorio, que tal vez murieron sin la oportunidad de vivir la fe o sin conocer los sacramentos, pero que bien merecen nuestra oración.

Encomendemos, entonces, al orar a todos los que han partido.

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