San Pablo de Tarso mejor conocido como San Pablo el apóstol de los gentiles, no siempre fue un hombre de fe, pero tuvo el privilegio de tener ante él la presencia de Jesucristo y esto cambio su vida, te invitamos a conocer la vida de San Pablo de Tarso antes de ser apóstol y de su vida en santidad.
Indice De Contenido
- 1 Biografía
- 2 Nacimiento de San Pablo de Tarso
- 3 Antecedentes y fuentes de su historia
- 4 San Pablo de Tarso: la conversión
- 5 Su ministerio temprano
- 6 Arresto y muerte de San Pablo de Tarso
- 7 Sepultura y culto de San Pablo de Tarso
- 8 Apreciaciones de San Pablo de Tarso
- 9 Temas Paulinos
- 10 Carácter y legado de San Pablo de Tarso
- 11 Comunidades y colaboradores
- 12 Epístolas Paulinas
- 13 Teología Paulina
- 14 Representaciones artísticas de San Pablo de Tarso
- 15 El Pensamiento Paulino
- 16 Un poco más sobre San Pablo de Tarso
- 17 Notas Finales
Biografía
Debemos comenzar este artículo poniéndonos en contexto, debido a que San Pablo de Tarso, es más conocido como San Pablo, el llamado “Apóstol de los gentiles”, o de las “naciones”, cuando buscamos la vida de San Pablo de Tarso siempre está indefectiblemente asociada al trabajo realizado como apóstol, ya que fue fundador de muchas comunidades cristianas, u evangelizador incansable, además de escritor de varias de las palabras sagradas o escritos canónicos.
Por lo tanto, la trayectoria de San Pablo apóstol se sobrepone a la vida de Saulo de Tarso, quien luego se convertiría en San Pablo de Tarso, debido a que San Pablo apóstol fue un personaje reconocido del cristianismo.
Si queremos colocarle un calificativo con una palabra de la actualidad, no puede ser otra que la de “influencer”, con la inmensa diferencia que su trabajo fue realizado en los años 67 d.c, en la época del cristianismo primitivo, por lo que no contaba con la facilidades de los influencers de hoy en día.
San Pablo en su desarrollo como apóstol utilizó todas estas condiciones de vida adquiridas como Saulo de Tarso y por ello también es importante conocer la trayectoria de vida antes de su conversión a San Pablo de Tarso y de esta manera, entender el origen, las vivencias y enseñanzas que hicieron de San Pablo apóstol, uno de los evangelistas más reconocidos de la historia religiosa.
Nacimiento de San Pablo de Tarso
Saulo Pablo, antes de convertirse en San Pablo de Tarso, nació en Turquía, sin conocer el año exacto se estima que fue entre los años 5 y 10 d.c., Turquía era para la época la capital de una de las provincia romanas llamada Cilicia, ubicada geográficamente en la costa sur de Asia Menor.
Saulo era su nombre hebreo, se dice que nació en el seno de una familia sin problemas económicos, sus padres eran artesanos, judíos fariseos de cultura helenística y que además contaban con el estatuto jurídico de ciudadanos romanos.
Fecha
¿De dónde surge el cálculo aproximado de la fecha de nacimiento de San Pablo de Tarso?, pues de la carta enviada por San Pablo a Filemón, en este escrito Pablo se declara como un anciano. Para el momento de redactarla San Pablo se encontraba preso en Éfeso y se estima que esto ocurrió para los años 50 o 60 d.c.
Debemos tener presente que para la época una persona que llegaba a cumplir en vida 50 años se consideraba un anciano. Utilizando entonces la carta enviada a Filemón es que se estima que San Pablo de Tarso nació a principios del siglo 1, por lo tanto, era contemporáneo con Jesús de Nazaret.
Lugar
Con base en lo anteriormente dicho, se dice que las principales sinagogas constituidas por el éxodo judío, ocurrido entre los siglos I y II, fueron creadas por el mundo helenístico y romano, de acuerdo con evidencias procedentes de la literatura, la papirología, la epigrafía y la arqueología. Los mapas ponen en manifiesto la dispersión judía por el mundo helenístico y romano.
En el libro de la Oracula Sibyllina se menciona al «pueblo elegido», y a varios de los testigos del éxodo de los judíos, como Filón y Lucas, entre otros, en ese libro y con base en las referencias de los testigos, ubican a las poblaciones judías en la cuenca mediterránea. Incluso existe una carta emitida por el Rey Agripa I, en la que enumera a casi todos los países helenizados y no helenizados de Oriente, sin embargo, en ella obvia a las ciudades de Italia y Cirene.
Lucas afirma que San Pablo de Tarso era oriundo de Tarso, ciudad de la provincia de Cilicia, esta información es respaldada por el hecho de que la lengua materna de San Pablo de Tarso era el griego. Adicionalmente a esta prueba que sustenta el lugar de origen o de nacimiento de San Pablo de Tarso, se encuentra el hecho de que él utilizó la Biblia Septuaginta.
Posteriormente esta Biblia Septuaginta también fue utilizada por la iglesia cristiana primitiva de idioma y cultura griega.
Como se puede observar, San Pablo de Tarso inició su camino evangelizador utilizando el texto usado por las poblaciones judías de todo el mundo antiguo y, por supuesto, luego también utilizada por la iglesia cristiana, la traducción al griego de los textos bíblicos.
Todo ello, entonces, concuerda perfectamente con las características de un judío que formó parte de esa diáspora nacida en una ciudad helenística. Como para complementar esta afirmación no hay evidencias de tradiciones alternativas que nombren otros posibles lugares de nacimiento.
Entonces, tal cual lo indican en las santas escrituras, específicamente en Hechos capítulo 21 versículo 39, San Pablo dice:
“Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo”, lo cual confirma su lugar de origen.
Tarso era una ciudad ubicada a orillas del mar Mediterráneo, actualmente la ubicación de la antigua ciudad de Tarso, se encuentra geográficamente a 15 km, aproximadamente, hacia adentro del continente, esto se debe a que la desembocadura del río Cydno ha realizado el depósito de gran cantidad de sedimentos, lo que modificó su ubicación.
Hoy en día las ruinas de la antigua ciudad de Tarso, esa que vio nacer a San Pablo de Tarso, se encuentran rodeadas del modernismo de la nueva ciudad, pero la ventaja de ello, radica en que las ruinas existentes han sido estudiadas en profundidad y con detenimiento, por lo tanto, es ampliamente conocida desde el punto de vista arqueológico.
La provincia romana de Cilicia data del año 64 a.c., ésta era una provincia que contaba con una ubicación que podemos describir como privilegiada, lo que facilitaba su desarrollo social y económico, ya que se encontraba a las faldas del monte Tauro y a orillas del río Cydno, este río desembocaba al mar Mediterráneo, por lo tanto, permitía que la ciudad de Tarso contará con un puerto, lo que contribuía de manera importante con su desarrollo comercial.
Sin embargo, debemos aclarar el hecho de que San Pablo de Tarso, siendo judío, era considerado Romano, esto se debe a que la ciudad de Tarso dotaba con la ciudadanía romana a todo aquel que naciera en ella, por eso, aun siendo San Pablo de Tarso hijo de judíos, tenía nacionalidad romana.
Ciudadanía romana
Este tema de la ciudadanía de San Pablo de Tarso aún, hoy en día, es un tema controversial, debido a que solo se hace referencia de la misma, en las sagradas escrituras, en Hechos de los Apóstoles l, no obstante, no hay consecuencia o respaldo de dicha ciudadanía en las cartas escritas por San Pablo de Tarso.
Sin embargo, hay documentaciones y análisis que respaldan ambos supuestos, por ejemplo en referencia a los que defienden la tesis de que San Pablo de Tarso tenía ciudadanía romana, aun siendo judío, los respalda el hecho de que la ciudad de Tarso hacia ciudadanos romanos a quienes en ella nacían, por otro lado, otro hecho que sustenta su ciudadanía romana es que, de no ser ciudadano romano, no hubiera sido extraditado a Roma cuando fue detenido en la ciudad de Jerusalén.
Por su parte, existen hechos reportados en los libros sagrados que dan cuenta de tratos dirigidos hacia San Pablo de Tarso, que no hubieran sido recibidos por un ciudadano romano, por ejemplo en Corintios 2, capítulo 11 versículos 24 y 25 indica:
“De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno”. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar”.
Sin embargo, en lo personal considero que los maltratos recibidos por San Pablo de Tarso fueron más por el hecho de ser un evangelista que por el hecho de no ser romano, además existen documentos griegos que señalan que San Pablo de Tarso era descendiente de uno o más libertos, de ser esto cierto se sustenta también su ciudadanía romana.
Educación de San Pablo de Tarso
Como ha sido demostrado, San Pablo de Tarso era hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín, en el libro de Hechos señalan tres lugares en donde recibió educación desde muy temprana edad, uno de ellos es Jerusalén, también se involucró en su educación el rabino Gamaliel, quien señalan que era un fariseo.
Debemos tener presente en el contexto de la información que estamos desarrollando que fariseo, en este artículo, se refiere a esa persona perteneciente a grupos religiosos judíos afectos a Jesús y no a una persona hipócrita o de falsa moral, como también es definido el término fariseo.
Específicamente en Hechos capítulo 22 versículo 3 se indica textualmente lo siguiente:
“Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros”.
San Pablo de Tarso educado “a los pies de Gamaliel”
Después de los estudios habituales recibidos en la comunidad hebraica del lugar de nacimiento, Saulo fue también invitado por sus padres a continuar estudios en la ciudad de Jerusalén, para ello seleccionaron, por supuesto, la escuela de los mejores doctores de la Ley, en especial la del famoso rabino Gamaliel.
Saulo de Tarso tuvo entonces la oportunidad de recibir una excelente educación, teniendo entonces conocimiento en teología, filosofía, ciencias jurídicas, ciencias mercantiles y lingüística, además Saulo de Tarso hablaba griego, hebreo, latín y arameo.
Pero en realidad ¿cuál es la importancia de haber recibido educación de Gamaliel?, bueno, este era un Rabán o Rabino reconocido, que llegó a ser muy respetado en varias ciudades, no solo en Jerusalén. Gamaliel era un fariseo nieto de Hilel el Viejo, su abuelo había fundado sendas escuelas del judaísmo farisaico. Existía una marcada diferencia entre el método del abuelo de Gamaliel y el del viejo Hilel, y esa diferencia se fundamenta sobre todo en que se decía que era más tolerante que Samay.
Luego de la destrucción del templo de Jerusalén en 70 E.C., la casa de Hilel fue mejor recibida que la casa de Samay, convirtiéndose en poco tiempo en la representación oficial del judaísmo, y la influencia de su nieto Gamaliel fue definitivamente un factor determinante en la preponderancia de esta escuela.
Fariseo
La afirmación de que San Pablo de Tarso fue un fariseo, se encuentra reseñada en Hechos capítulo 26 versículos 4 y 5 en donde se indica:
“Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos” “los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo”. San Pablo de Tarso se declara fariseo, lo que también es confirmado en la carta escrita a los filipenses.
Que Pablo fuera fariseo es un dato que llegó a nosotros a partir del pasaje autobiográfico de la Epístola a los filipenses, específicamente en el capítulo 3 versículo 3 y 5, los cuales indicaremos textualmente:
“Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne”. “Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo”.
Como no hacemos juicio de la palabra, el carácter fariseo de Saulo de Tarso en su juventud es aceptado.
Estado civil
Tal como se ha presentado en los diversos estudios, existen en los análisis realizados, puntos de vista encontrados con respecto a la ciudadanía romana de San Pablo de Tarso, surgiendo la misma controversia entre investigadores y estudiosos, en referencia al estado civil que poseía.
Hay estudiosos que señalan que San Pablo de Tarso se mantuvo célibe toda su vida, mientras que hay otra tendencia que indica que San Pablo de Tarso se casó y enviudó. Este último grupo, que considera que Tarso no fue célibe, sino que se casó, también tienen opiniones disimiles y se separan en dos grupos que defienden una teoría cada uno, una tendencia señala que San Pablo de Tarso se casó y se separó de su esposa y la otra tendencia señala que se casó y enviudo.
Esta controversial postura se sustenta en el hecho de que, en 1 Corintios capítulo 7 versículo 8, San Pablo dice:
“Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo”.
Y en 1 Corintios capítulo 9 versículo 5 sugiere:
“¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?”.
Como podemos ver en los versículos señalados se puede interpretar “quedarse como yo” como soltero y al preguntar “tener derecho de traer una hermana” como en el deseo de tener o justificar una pareja. Sin embargo, las palabras escritas por San Pablo de Tarso no permiten en realidad confirmar que para el momento de escribir esta epístola, nunca hubiera estado casado.
Es por ello, que surgen los supuestos de haber dejado a su esposa o de haber enviudado, tomando mayor fuerza el primero, sustentado en el derecho paulino propuesto por el apóstol, el cual se refiere a la posibilidad de dejar a su esposa cuando no hay paz al vivir con ellas o cuando ha existido prueba de una infidelidad.
San Pablo de Tarso, perseguidor
Existen muchas evidencias de que San Pablo de Tarso, antes de convertirse en discípulo y seguidor de Jesús de Nazaret, era un perseguidor incansable de los cristianos, fueron años siendo reconocido como uno de los más implacables e incansables perseguidores.
Su primera persecución
Según las sagradas escrituras el primer contacto real de San Pablo de Tarso con un grupo de judeos-helenísticos fue en Jerusalén, este grupo era dirigido por Esteban. Cuando Saulo de Tarso hace contacto con el grupo, toma una de las primeras decisiones en contra de los cristianos y aprueba la lapidación de Esteban. Esta ejecución tiene una referencia que ubica al suceso ocurrido en la primera mitad del año 30.
Existen muchos investigadores que señalan que hay evidencias contundentes de la presencia de Pablo de Tarso en la lapidación de Esteban. En Hechos capítulo 7 versículo 58 deja muy claro este hecho:
“Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo”.
También en Hechos capítulo 8 versículo 1 muestran la evidencia de las persecuciones en las cuales incursiona Saulo de Tarso:
“Y Saulo consentía su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles”.
Como podemos ver, este versículo reseña claramente una de las primeras persecuciones realizadas en Jerusalén, en la que San Pablo de Tarso es mostrado como el líder de la misma. En las persecuciones dirigidas por Saulo de Tarso no se hacía distinción entre mujeres u hombres, todos los cristianos eran llevados a la cárcel o ejecutados.
Luego de esta persecución en la cual Pablo de Tarso y sus hombres entraban a las casas de quienes eran sacados por la fuerza, tanto hombres como mujeres cristianas, algunos hombres se apiadaron del cuerpo de Esteban y lo sepultaron e hicieron un duelo en su nombre.
Existen más evidencias en Hechos sobre la saña desplegada por Pablo de Tarso dirigida hacia los cristianos, la misma podemos encontrarla en Hechos capítulo 9 versículo 1 y 2, sonde señalan las intenciones y las solicitudes de permiso para continuar su persecución:
“Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote” “y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén”.
Pero no solo se mantenía en la persecución la amenaza de buscarlos en las ciudades donde se encontraran, también se reseña en Hechos amenazas de muerte, dirigidas hacia los cristianos, en el capítulo 22 versículo 4:
“Perseguía yo este Camino hasta la muerte, aprendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres”.
A pesar de que en las escrituras sagradas muestran a San Pablo de Tarso como un perseguidor implacable, que era capaz de transitar amplios territorios en búsqueda de cristianos, además de mostrarlo como un ser violento y sin escrúpulos ni compasión, existen investigadores del tema que señalan que este tipo de acciones se fundamentaban más sobre la condición de hacer cumplir la ley y dar respuesta a un mandato, que sobre su condición de fariseo.
¿Realmente era el cumplimiento de Ley lo que lo movía a ser un ser despiadado cuando de cristianos se trataba?, podemos hacer un análisis un poco más profundo al preguntarnos verdaderamente ¿qué generaba en Saulo ese odio hacia todo aquel que profesaba la palabra de Jesucristo?
Este pensamiento de ver a Jesús como una corriente ideológica contraria, en realidad no tuvo ningún tipo de resistencia o nadie siquiera le aclaró el hecho, debido a que Saulo propuso iniciar una campaña para destruir todo aquello que fuera en contra de la corriente de la ley ortodoxa judía, lo que incluía, por supuesto, acabar con la vida de todos los que profesaban la palabra de Jesús, lo que también fue apoyado por los sacerdotes.
Saulo de Tarso sacó provecho de los momentos difíciles de la época, porque los líderes se encontraban atendiendo una serie de situaciones, que le impedían poner atención a las solicitudes de Tarso y a otras necesidades de la ciudad.
Un ejemplo de los que podemos señalar, es aquel en que Pilatos había sido destituido, por lo que Vitelio estaba ocupado organizando tropas para poder mantener a Herodes en el poder, por lo tanto, la situación política se encontraba en manos de los Sacerdotes.
Su actuación estaba en concordancia con la educación que había recibido, recordemos que la misma era presidida por el más rígido seguimiento y observancia de las tradiciones fariseas, Saulo de Tarso fue reconocido por aquellos años como el más acérrimo perseguidor del cristianismo, considerado, para ese entonces, una secta herética del judaísmo, actuación que respondía sin duda a la posición rigurosamente ortodoxa de San Pablo de Tarso.
Antecedentes y fuentes de su historia
Una de ellas son las cartas escritas por San Pablo de Tarso y por supuesto, también se encuentran las sagradas escrituras como en los Libros de Hechos, en los cuales relatan algunas de las acciones y situaciones vividas por este personaje.
Esta documentación puede incluso ser clasificada por su nivel de importancia, basándose en el origen de cada una de ellas, las primeras en ese orden son las cartas escritas por el propio Pablo, donde existe incluso un orden cronológico, siendo la primera, la que escribió a los tesalonicenses.
Luego vinieron otras, como la enviada a los corintios, la escrita a los Gálatas, la epístola de Filemón y la de los filipenses. Luego de estas primeras cartas Pablo envía una segunda a los corintios y por último remite una carta a los romanos.
La importancia de estas cartas es que fueron escritas por el propio San Pablo de Tarso, por lo tanto, la fidelidad de su contenido nos permite incluso conocer un poco más acerca de su personalidad, la cual puede ser reconocida en cada una de las líneas escritas y, por supuesto, en los mensajes que con toda intencionalidad emitía en ellas.
En una segunda categoría o clasificación se encuentran los Libros de Hechos de los Apóstoles, en donde, a partir del capítulo número 13 se reseñan y relatan muchas de las acciones emprendidas por San Pablo de Tarso y sufridas por él. En Hechos de los Apóstoles relatan cómo Saulo de Tarso se convierte a San Pablo de Tarso, también todas sus misiones, viajes evangelizadores, hasta su llegada a Roma donde es hecho prisionero.
Cuando se realizan comparaciones entre los Libros de Los Hechos y las cartas escritas por San Pablo de Tarso, existen algunas inconsistencias que generan interpretaciones entre los estudiosos e investigadores de la vida de San Pablo de Tarso. Existe información en las cartas escritas por el mismo San Pablo, que no se indican en el Libro de los Hechos, como por ejemplo las situaciones difíciles vividas por él y la iglesia de Corintios, entre otros.
A pesar de ello, los Hechos permiten identificar de manera contundente el estilo evangelizador utilizado por San Pablo de Tarso, además, a pesar de no ser exactas ambas escrituras, sí son complementarias y autentican buena parte de las cartas paulinas.
A parte de estos dos tipos de documentos señalados, también existen documentos escritos en nombre de Pablo, muy probablemente desarrollados por algún discípulo o varios de ellos, se afirma este supuesto porque dichas cartas fueron o datan de fecha posterior a la muerte de San Pablo de Tarso.
Estas cartas son conocidas como epístolas deuteropaulinas, las cuales incluyen los mensajes enviados a los tesalonicenses, a los Colosenses, a los Efesios, las dos enviadas a Timoteo, la enviada a Tito y tres “cartas pastorales”.
San Pablo de Tarso: la conversión
Dando continuidad a la campaña de persecución a los nazoreos que propuso Saulo de Tarso a los sacerdotes, los cristianos comienzan a huir a otras ciudades. Por lo que Tarso solicita licencias que le permita a él y sus guardias perseguir a los cristianos en las ciudades que le habían brindado refugio, e incluso entrar en las sinagogas.
Una de estas ciudades refugio de cristianos era Damasco, Saulo Pablo de Tarso comienza a preparar una campaña para dirigirse a dicha ciudad. Su maestro el rabino Gamaliel no estaba de acuerdo con la persecución iniciada por su alumno y se lo hace saber, sin embargo, Saulo de Tarso sin prestar atención a las palabras de su maestro, emprende camino hacia Damasco con un grupo de soldados romanos.
Una de las versiones que existen en referencia a su encuentro con Jesús ya resucitado, es precisamente cuando iba camino a Damasco, se dice que Jesús lo derribó de su caballo y le preguntó ¿Por qué lo perseguía?, el único que podía ver a Jesús era Saulo de Tarso, el resto de los hombres que lo acompañaban solo escuchaban una voz.
Aun teniendo frente a él una luz cegadora, en su ignominia Saulo de Tarso increpa a Jesús, preguntándole quien era, a lo que Jesucristo respondió: “Soy yo a quien persigues”. Los hombres que acompañaban a Saulo no podían defenderlo porque no lograban ver quien hablaba. Luego de este encuentro Saulo perdió la vista, así que sus hombres lo llevaron a Damasco, en donde permaneció por 3 días con sus tres noches, sin alimentarse y sin tomar agua.
Existen muchos comentarios de estudiosos que dicen que Saulo no cayó del caballo, porque no hay escrita ninguna referencia que reseñe este episodio. Otra de las versiones menciona que yendo de camino a Damasco, le rodeó repentinamente una luz que venia del cielo, con lo brillante de ella cayó en tierra y oyó una voz que decía: “Saulo, ¿por qué me persigues?”, él preguntó: “¿Quién eres, Señor?”, y la voz contesto: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues, levántate, ve a la ciudad y luego se te dirá lo que debes hacer”.
El mismo San Pablo de Tarso reseño esta experiencia en 1 Corintios capítulo 9 versículo 1:
“¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?”, también en 1 Corintios capítulo 15 versículo 8: “y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí”.
Sin embargo, lo estudiosos indican que San Pablo de Tarso no precisa asumir una conversión, sino que en estos textos se identifica una visión, una revelación de Jesucristo. No hay una exactitud reseñada del episodio vivido por Saulo de Tarso, pero sí hay congruencia del hecho. También en las epístolas paulinas no se detalla el encuentro, sin embargo, se señala: “pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo”.
Luego, por mandato divino, Jesucristo le indicó a Ananías que fuera a la ciudad de Damasco y buscara a Saulo de Tarso y le devolviera la visión. A pesar de conocer Ananías de quien se trataba y no entender la misericordia de Jesucristo dirigida a una persona que tanto daño le había hecho a su iglesia, fue a Damasco y cumplió su solicitud.
Al llegar Ananías a Damasco lo ubicó y lo curó devolviéndole la visión, al imponerle las manos. Fue entonces que Saulo de Tarso, se convirtió al Cristianismo y se hizo el apóstol San Pablo de Tarso. Asumió que a pesar de su conducta anterior en el Judaísmo, cuando perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba, aceptó que aquel que lo separó del seno de su madre y lo llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en él a su hijo, para que le anunciase entre los gentiles.
Este paraje de la historia de la vida de San Pablo de Tarso se encuentra perfectamente relatado en Gálatas capítulo 1, versículos del 11 al 17:
“Más os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba».
Y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres. Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, para revelar a su hijo en mí, para que yo le predicase entre los gentiles, no consulté en seguida con carne y sangre”.
Como es conocido por muchos, en la actualidad se le busca explicación científica y médica a cualquier episodio relatado en la Biblia. De la situación vivida por Saulo de Tarso surgieron, en el siglo XX a principios de los años 50, una serie de explicaciones en referencia a la salud de San Pablo de Tarso y lo que pudo haber generado el episodio de ceguera.
Entre las muchas teorías se indica un episodio de epilepsia, retinitis solar, contusión occipital, desgarro de retina, entre muchas otras, sin embargo, no han surgido explicaciones de la inmediata recuperación de la vista después de la imposición de manos por Ananías.
Tampoco se encuentra una razón de que Ananías realizará el viaje a Damasco para devolverle la visión a un perseguidor de cristianos, al menos no otra que no fuera la obediencia al mandato o petición de Jesucristo.
Su nuevo nombre
Se dice que San Pablo de Tarso no cambió su nombre cuando se hizo seguidor de la fe de Jesucristo, aceptándolo como Mesías de Israel y Salvador de los gentiles, esta afirmación se fundamenta en el hecho que para la época todo romano, tenía un primer nombre o nombre de pila, como lo llamamos actualmente, el cual estaba relacionado con una característica familiar.
En el caso de San Pablo de Tarso, este primer nombre era Saulo, un nombre de origen judío, cuya etimológica significa ‘invocado’, ‘llamado’.
También tenía un segundo nombre o apodo para la época, el cual era utilizado por San Pablo de Tarso en sus cartas, ese segundo nombre o apodo era Paulus, este era su nombre romano, cuya etimológica significa pequeño. Por lo tanto, San Pablo de Tarso ya como apóstol se hace llamar Pablo.
Existen variantes del nombre de San Pablo de Tarso que se encuentran asociadas al idioma utilizado, por lo que sí es pronunciado en griego es: Saoul, pero si es en hebreo es: Saulo, cuya traducción en antiguo hebreo significa invocado o pedido de Dios.
En el Libro de Hechos se refleja el cambio de Saulo a Pablo, lo que realmente no significa un cambio de nombre ya que él tenía un nombre Judío y un nombre romano o lo que es lo mismo un nombre griego u otro hebreo. Debemos recordar que Saulo de Tarso había recibido la ciudadanía romana por haber nacido en una ciudad romana de Tarso, de allí su nombre Pablo.
Los nombres eran unidos por la palabra “qüi et” que significa se llama. En el libro de Hechos aparece el cambio de Saulo “qüi et” Pablo, lo que muestra un cambio de situación, dejo de ser un romano libre llamado Saulo, para ser un servidor de Dios llamado Pablo.
Su ministerio temprano
Comienza el camino de San Pablo de Tarso en la evangelización de la palabra de Dios, iniciando su ministerio en la ciudad de Damasco de Arabia, siendo en realidad el reino nabateo. Al convertirse ahora en un digno siervo de Dios, a la vista de los romanos perdió todo privilegio, por lo que comenzó a ser perseguido como cualquier otro cristiano.
El monarca Aretas IV Philopatris, arremetió contra San Pablo de Tarso, por lo que tuvo que huir hacia Jerusalén. Encontrándose en tierra santa se reúne con Pedro, quien guiado por Bernabé pudo concretar este encuentro. Se encuentra esta parte de su historia reseñada en palabra santa, escrita en Gálatas capítulo 1 versículos 18 y 19:
“Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; “pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor”.
Por su parte en Hechos capítulo 9 versículo 27 reseña que fue guiado por Bernabé:
“Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús”.
Luego de su permanencia de 15 días en Jerusalén tuvo que escapar, ya que seguía siendo perseguido, es así que llega a Cesarea y se refugia en Tarso de Cilicia, no hay información contundente del tiempo que permaneció en Tarso, pero se deduce que fueron años. Estando San Pablo en Tarso de Cilicia llegó Bernabé y fueron juntos a Antioquía, fue entonces cuando surgió el nombre de cristianos, para referirse a los discípulos de Jesús.
San Pablo de Tarso se mantuvo evangelizando en Antioquía y luego tuvo que retirarse de nuevo hacia a Jerusalén para llevar ayuda a todas las personas que estaban pasando una situación de hambre y necesidad. Antes de su partida de la ciudad de Antioquía, ésta quedaba constituida como un centro estable conformado por cristianos que se habían convertido.
Viajes misioneros
No es por casualidad que San Pablo de Tarso es reconocido como uno de los mayores evangelizadores de la palabra de Dios. Solo debemos imaginarnos en los años 37 en adelante y pensar en las dificultades para poder realizar viajes entre las ciudades, que además quedaban muy distantes unas de otras y para añadidura siendo perseguido por ser cristiano.
Sin embargo, San Pablo de Tarso hizo tres grandes viajes misioneros, los cuales realizaba mayormente a pie, un viaje lleno de innumerables peligros, esto lo podemos revisar en 2 Corintios capítulo 11 versículo 26, acá solo dejaremos la muestra de esta verdad:
“En caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos”.
Magnitud de los viajes
Su Primer viaje misionero fue desde Atalia, el puerto a donde llegó desde Chipre, hasta Derbe, cubriendo no menos de 500 km, si contabilizamos el regreso son 500 km más. El segundo viaje de San Pablo de Tarso fue desde la ciudad de Tarso hasta Tróade, se desplazó aproximadamente 1400 km, a lo que debemos agregar por lo menos 530 km más por el desplazamiento de Galacia hasta su capital llamada Ancira.
En el tercer viaje realizado por San Pablo de Tarso, el cual fue desde la ciudad de Tarso hasta Éfeso, recorrió aproximadamente 1150 km. A todo lo anterior hay que estar de acuerdo en que el número estimado está muy por debajo del real, se debe agregar los traslados por tierras europeas y recorridos por mar, agregando, por supuesto, las dificultades geográficas, altitudinales y cambios de clima a los que debía enfrentarse.
Hermosamente reseñado en 2 Corintios capítulo 11 versículo 27, reseña de manera detallada sus vivencias:
“En trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez”.
También en el versículo 23 al 25 señala las veces que fue atacado, golpeado, azotado y los peligros de muerte en los naufragios.
Solo podemos menos que admirar el inmenso esfuerzo realizado por San Pablo de Tarso en su trabajo evangelizador, su valentía y su fortaleza inquebrantable son puestas en evidencia en las sagradas palabras, en donde detallan de sus viajes en solitario, permanentemente perseguido y expuestos a miles de peligros, sin embargo, señala que su mayor preocupación eran las iglesias.
Está claramente reseñado en 2 Corintios capítulo 11 versículo 28:
“y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias”.
A continuación reseñaremos con algunos detalles de interés cada uno de los viajes realizados por San Pablo de Tarso.
Los esfuerzos realizados por San Pablo de Tarso para llevar a feliz término su visión de una iglesia cristiana mundial, fueron de un alto compromiso por parte del apóstol, al igual que su rápida difusión del cristianismo y en consecuencia su posterior consolidación como una religión universal.
El hecho de que aún hoy en día se mantiene y crece el cristianismo, es la muestra de una labor realizada con el mismo corazón. No hay comparación posible de la entrega y determinación puesta por San Pablo de Tarso para el establecimiento de los fundamentos de la doctrina y las prácticas cristianas.
Primer viaje de San Pablo de Tarso
Bernabé y San Pablo de Tarso fueron enviados en una misión por la Iglesia antioquena, les sugirió fueran acompañados por el primo de Bernabé, Juan Marcos, quien se desempeñaría como auxiliar. Al comienzo del viaje Bernabé dirigía o liderizaba la misión.
Salieron desde el puerto de Seleucia ubicado en Antioquía aproximadamente a 25 km de la ciudad. El destino inicial era llegar a la isla de Chipre, de donde era oriundo Bernabé. Surcaron la isla desde Salamina en la costa oriental de Chipre, hasta llegar a Pafos ubicado en la costa occidental.
San Pablo de Tarso lo declaró hombre repleto de todo tipo de engaños y dejó al mago Elimas ciego, ante esta evidencia de poder espiritual el procónsul no dudó. Luego de este triunfo partieron los misioneros desde Pafos y navegando iniciaron travesía hacia Perge, ubicada en la región de Panfilia, en la costa sur del Asia Menor central.
A partir de este momento se evidencia en Libro de Hechos que Saulo comienza a ser llamado por su nombre romano Pablo, a partir de acá se hace responsable de la misión. Juan Marcos realiza su viaje de retorno a Jerusalén, lo que no fue muy bien recibido por San Pablo de Tarso.
Ahora se encontraban solos San Pablo de Tarso y Bernabé quienes se adentraron en el continente camino hacia la Anatolia en el centro-meridional, en su trayecto pudieron tener contacto con personas en las ciudades del sur de Galacia, entre las que podemos nombrar a: Pisidia, Iconio, Listra y Derbe.
San Pablo de Tarso siempre, al llegar a las ciudades trataba de ubicar a los judíos, por considerar que el mensaje entregado a ellos sería realmente recibido y entendido, ya que eran personas con un nivel de educación un poco más alto, esto le permitiría tener multiplicadores de una manera más rápida.
Sin embargo, como era de esperarse existía una resistencia por parte de los judíos, por supuesto que era muy difícil ser aceptado, tal cual, le ocurrió a Saulo antes de la revelación de Jesucristo, esto lo hizo analizar una estrategia diferente, por lo que comenzó a dirigir su mensaje a los gentiles.
No se equivocó, los paganos acogieron su mensaje con gozo, es así que San Pablo de Tarso y Bernabé modificaron la ruta inicial y fueron desde Derbe, siguieron a Listra, posteriormente a Iconio y Antioquía de Pisidia, hasta llegar a Perge. Tomaron un barco en Atalía para dirigirse a Antioquía de Siria, donde San Pablo de Tarso estuvo un tiempo con los cristianos.
Puede causar curiosidad que este primer viaje no se encuentre reseñado en las cartas escritas por San Pablo de Tarso, sin embargo, coincide el cambio de estrategia donde inicia a evangelizar a los gentiles y también el maltrato recibido en Listra, el cual también aparece reflejado en el Libro de Hechos.
El apóstol de los gentiles
Imaginamos que el uso de su nombre de ciudadanía romana podía ser una ventaja para avanzar con la misión encomendada a este apóstol, su abordaje a los gentiles permitiría llevar el evangelio al mundo pagano.
El avance y aceptación entre los judíos era casi nulo, sin embargo, su palabra entre los gentiles y entre los indiferentes, en aquellas personas que desconocían de la religión monoteísta hebraica, era bien aceptado. Encontraba por supuesto, a su paso, detractores, enemigos e innumerables peligros, el castigo recibido en Listra fue brutal y logró escapar de la muerte porque sus lapidadores creyeron que ya había muerto.
El éxito de su trabajo evangelizador, el cual era reconocido y demostraba porque a su paso por las diferentes ciudades donde llevaba la palabra de Dios, quedaban constituidas iglesias, le permitió a San Pablo de Tarso proponer que los cristianos gentiles recibieran la misma consideración que los judíos. San Pablo de Tarso rechazaba muchas de las leyes de obligatoriedad de algunas prácticas judaicas, entendió siempre que Cristo debía ser aceptado por amor y no por obligación.
Concilio de Jerusalén
Luego de su primer viaje y encontrándose San Pablo de Tarso y Bernabé en Antioquía, algunos evangelizadores judíos introdujeron una controversia en la práctica evangelizadora que realizaba San Pablo de Tarso, ya que querían imponer prácticas judías a los converso gentiles y paganos, exigían que ellos debían realizarse la circuncisión para poder salvarse.
Esta exigencia por parte de los judaizantes generó una polémica que derivo en el conocido concilio de Jerusalén. La Iglesia de Antioquía le solicitó a San Pablo de Tarso y a Bernabé que viajaran a Jerusalén para que realizaran la consulta a los ancianos y a los apóstoles, en referencia a esta gran polémica generada.
San Pablo de tarso y Bernabé no viajaron solos en esta oportunidad, fueron acompañados por otros evangelizadores, entre los que se nombra Tito. Esta referencia se encuentra perfectamente señalada en Gálatas capítulo 2 versículo 1:
“Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito”.
Como se puede leer en el versículo no solo se indica la presencia de Tito en el viaje hacia Jerusalén, sino que San Pablo de Tarso indica que después de 14 años ésta sería su segunda visita a Jerusalén, después de su conversión.
Esta nueva visita a Jerusalén por parte de San Pablo de Tarso permitió exponer su argumento sobre el riesgo al que se sometía a los gentiles y paganos, si se obligaba a realizarse la circuncisión. En la reunión del concilio de Jerusalén fue aceptado el fundamento de San Pablo de Tarso.
Quizás en el concilio de Jerusalén no se percataron de manera inmediata del paso que se había dado al tomar esta decisión, pero este fue el primer paso hacia el verdadero cristianismo libre de las raíces judías, convirtiéndose a partir de allí en un apostolado universal.
San Pablo de Tarso fundamentaba sus argumentos en el hecho de que no es el hombre el que logra su propia justificación, a través de la observancia de la Ley divina, es el sacrificio de Cristo quien lo justifica, esto quiere decir, que la salvación es un don gratuito de Dios.
Esta posición de San Pablo de Tarso se encuentra perfectamente descrita en romanos capítulo 3, versículo del 21 al 30, sin embargo específicamente en el versículo 24 se habla de gratuidad de la salvación:
“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”.
Controversia en Antioquía
Podemos reconocer en Gálatas capítulo 2 versículos del 12 al 14 una clara controversia:
“Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión”.
“Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aún Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos”; “Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?”
Esto sucede en Antioquía luego de regresar del concilio de Jerusalén. San Pablo de Tarso percibe una posición de Pedro de apartarse de los gentiles y le advirtió que estaba actuando alejado de sus propios principios y se alejaba de la verdad del evangelio. San Pablo de Tarso podía identificar en la actitud tomada por Pedro una recaída en el legalismo y que además le daba la espalda al evangelio y al acuerdo alcanzado en el concilio de Jerusalén.
Este situación trajo una consecuencia importante, existen evidencias escritas que indican que Bernabé adoptó postura contraria a la de San Pablo de Tarso y se puso a favor de los hombres de Santiago, siendo ésta, quizás, la razón de la separación de San Pablo de Tarso y Bernabé, y su partida de la iglesia de Antioquía.
Para conocer un detalle importante de la ciudad de Antioquía de Siria, debemos hacer referencia a que Antioquía fue la tercera ciudad en importancia del Imperio romano, la principal por supuesto era Roma y la segunda Alejandría. La ciudad de Antioquía fue la región donde San Pablo de Tarso tuvo más trascendencia, ya que en ella establece la base para desarrollar su actividad misionera hacia el exterior.
Es por ello, que desde Antioquía de Siria, San Pablo de Tarso decidió iniciar la evangelización de Asia Menor y Grecia, alcanzando incluso a la zona de paz entre los imperios romanos y persa llamada Osroena, la cual también fue alcanzada por la evangelización de San Pablo de Tarso, y que fue convertida por el cristianismo en el siglo siguiente.
Segundo viaje
En consecuencia de la controversia de San Pablo de Tarso con Pedro, la salida de Pablo de Antioquía se convierte en su segundo viaje misionero, el cual realizó en compañía de Silas. El viaje inicia desde Antioquía cruzando las tierras desde Siria y Cilicia, llegaron a Derbe y Listra, estas ciudades se encontraban en el sur de Galacia.
Al llegar a Listra se unió a San Pablo de Tarso y Silas, Timoteo, continuaron a atravesando Frigia hacia el norte de Galacia, en esta locación tuvieron éxito, ya que lograron fundar nuevas comunidades. San Pablo de Tarso estuvo enfermo durante esa travesía hacia Galacia, así quedó reseñado en las cartas escritas a los gálatas.
Debido a su enfermedad tuvieron que detenerse en Galacia, pero no dejaron de predicar, logrando la fundación de las comunidades de gálatas. Aunque su intención inicial era llegar a Bitinia, cambiaron de planes debido al tiempo que tuvieron que permanecer en Galacia y tomaron rumbo a Misia y Tróade, en donde se une al grupo Lucas.
Al salir de Tróade, San Pablo de Tarso decide tomar rumbo hacia Europa, logrando establecer la primera iglesia cristiana europea en Macedonia, esta se reconoce como la comunidad de Filipos. Estando en Filipos San Pablo de Tarso fue azotado y puesto en prisión por los romanos, al lograr salir de allí se dirigió a Tesalónica.
A pesar que su estadía en Taselonia fue breve, fue extremadamente llena de hostilidad. San Pablo de Tarso tenía previsto dirigirse a Roma, sin embargo, los acontecimientos vividos lo hicieron cambiar de idea, solo imaginen si en Taselonia había sido apresado y azotado, ¿que no podría sucederle en la ciudad del imperio?.
En lugar entonces de dirigirse a Roma, lo que hizo fue adentrarse en Grecia. Llego a Atenas, donde hizo todo lo posible por ganarse a los atenienses, dando un discurso en el Areópago sobre el evangelio de Jesús resucitado, sin embargo, no tuvo éxito. Salió de Atenas y se fue a Corinto, allí conoce a Priscila y Aquila, un matrimonio judeocristiano que le da albergue en su casa, haciéndose grandes amigos, tanto que San Pablo de Tarso permaneció por más de año y medio en Corintio.
Existen fuertes evidencias que permiten demostrar la presencia de San Pablo de Tarso en Éfeso, la misma se basa en una evidencia epigráfica que inicialmente se encontraba en el templo de Apolo, el cual fue hallado en Grecia en el año 1905, lo que permite ubicar este episodio de los viajes de San Pablo de Tarso entre los años 50 y 51.
Adicionalmente a este increíble hallazgo de la inscripción de Delfos, también se encuentra el documento más antiguo del Nuevo Testamento, el cual es la carta escrita por San Pablo de Tarso dirigida a los tesalonicenses.
Tercer viaje
Después de su incursión en Grecia San Pablo de Tarso regresa a Antioquía, en donde estuvo un breve tiempo antes de iniciar su tercer viaje. San Pablo de Tarso sale de Antioquía hacia el norte de Galacia y Frigia, en estas ciudades logra confirmar a todos los discípulos que se encontraban en ella.
Luego continuó su viaje hacia Éfeso, allí se estableció y evangelizó todas las áreas adyacentes, apoyándose para ello en el equipo de evangelizadores que lo acompañaban. Este tercer viaje de San Pablo de Tarso fue, sin duda alguna, muy complejo, encontró una fuerte resistencia, persecución y prisión.
A pesar de ello, se considera que estas fueron de las misiones más productivas que tuvo San Pablo de Tarso. Estando en Efesos inició su evangelización en la sinagoga, sin embargo, no obtenía buenos resultados, por lo que comienza a evangelizar en la escuela de Tirano.
Es en este tercer viaje que San Pablo de Tarso desarrolla la mayoría de sus escritos, escribió la carta dirigida a las iglesias de Galacia, debido a, como hemos indicado, existían situaciones que ponían en riesgo el trabajo realizado por San Pablo en dichas comunidades.
Este uno de sus logros epistolares, la misma fue llevada por Tito, a pesar de que existían fuertes incursiones de misioneros judaizantes que se oponían a la evangelización del apóstol Pablo. Luego de la entrega de la carta escrita por San Pablo de Tarso, lograron que se conservara la identidad paulina en las comunidades de Galacia.
Al igual que en Galacia se presentaban problemas en la iglesia de Corintios, con la diferencia que no había incursiones de misioneros judaístas, sino que se estaban formando facciones dentro de la comunidad, que estaban generando problemas en la doctrina paulina, incluso se hablaba de desapego del propio Pablo.
San Pablo de tarso escribió no menos de cuatro epístolas, tenemos la suerte de que para la actualidad se conservan dos de ellas, de las cuales se dice que quizás fueron unidas varias, a finales del siglo I. Actualmente las reconocemos como Corintios 1, en esta misiva San Pablo de Tarso realiza advertencias a la comunidad de Corintios, en la que sucedían situaciones inaceptables y enfrentamientos entre los evangelizadores paulinistas y los misioneros que los adversaban.
Sin tener al parecer ningún efecto para recuperar a la iglesia de Corintios, San Pablo de Tarso escribe una tercera carta, la que actualmente reconocemos como Corintios 2. En su visita deja saber el dolor generado por el encuentro de una iglesia profundamente dividida y además totalmente en contra del evangelio por el instaurado.
A su regreso a Éfeso, San Pablo de Tarso escribe su cuarta carta, la cual es reconocida actualmente como la carta de las lágrimas, sus fragmentos se pueden reconocer en 2 Corintio capítulo 2 versículo 7, la cual deja ver la profunda tristeza que lo embargaba:
“Así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido con demasiada tristeza”.
Fueron líneas escritas con mucha emotividad, San Pablo de Tarso sentía que todo el esfuerzo dedicado a llevar la palabra de Dios, se perdía. Desde Corinto escribió Pablo una de las cartas más importantes, la que dirigió a los romanos, en esta trata en profundidad la relación que existe entre la fe y las obras respecto a la salvación. Esta tenía toda la intención de preparar su visita a Roma, la capital del imperio.
También dentro de las vicisitudes vividas por San Pablo de Tarso en este tercer viaje, se cuenta el tumulto de Éfeso, iniciado por Demetrio, quien era reconocido como representante de los comerciantes que vendían estatuillas como recuerdos de la Diosa Artemisa.
En el Libro de Hechos este enfrentamiento se cuenta como el de San Pablo de Tarso contra los siete hijos exorcistas de un sacerdote judío y es llamada la revuelta de los plateros. La prédica de San Pablo, molestó a Demetrio, ya que él era fabricante de pequeños santuarios de Artemis de Éfeso elaborados en plata.
Si bien el relato encontrado en el Libro de los Hechos es un poco diferente al lo señalado en las cartas escritas por San Pablo de Tarso, existen párrafos alusivos a esta situación vivida por Pablo en Éfeso. Todo sugiere que él fue puesto preso en Éfeso y durante ese periodo redacto la carta a los filipenses y la carta dirigida a Filemón.
Esta afirmación se sustenta en las palabras del mismo apóstol en Filipenses capítulo 1 versículo del 12 al 14:
“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio».
“De tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás”; “Y la mayoría de los hermanos, cobrando ánimo en el Señor con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor”.
Así como también en Filemón capítulo 1 versículos del 8 al 13.
Se considera que de las epístolas escritas por San Pablo de Tarso, la escrita a los romanos es la carta más antigua que confirma la existencia de la comunidad cristiana de Roma. San Pablo de Tarso señala su intención de visitar Roma y desde allí continuar hacia Hispania y el Occidente.
Antes de emprender ese viaje, San Pablo de Tarso deseaba regresar a Jerusalén, para llevar a los pobres de esa ciudad algunos artículos y alimentos que recolectaría entre las iglesias cristianas que había fundado. Cuando decidido embarcarse en Corinto rumbo a Siria, había una componenda en su contra, sin embargo, San Pablo de Tarso decide regresar por tierra, a través de Macedonia.
Fue acompañado por discípulos de varias comunidades como Tesalónica, Berea y Éfeso, San Pablo de Tarso embarcó en el puerto de Filipos rumbo a Tróade, la ruta que detallaremos a continuación dará una muestra del compromiso de éste apóstol, pero también del inmenso esfuerzo empleado para cumplir con la misión que le había sido encomendada.
De Tróade paso por Aso y Mitilene, navegó desde la isla de Quíos a la isla de Samos. Siguió a Mileto, navegó hasta la isla de Cos, llego a Rodas, paso por Patara de Licia, Tiro de Fenicia, continuó hacia Tolemaida hasta Cesarea Marítima, desde donde siguió por tierra hasta Jerusalén.
Los estudiosos de la vida de San Pablo de Tarso indican que en el Libro de Hechos no señalan que Pablo haya realizado la entrega de la colecta que tanto le costó reunir, ya que como vimos el recorrido realizado por cada una de las comunidades e iglesias cristianas, supone un esfuerzo casi sobre humano. Con base en ello se infiere que pudo haber tenido un final conflictivo, porque como sabemos, San Pablo de Tarso tenía grandes adversarios a su predicación en esa ciudad.
Arresto y muerte de San Pablo de Tarso
La última etapa de la vida de San Pablo de Tarso, se ubica en la etapa en que fue arrestado en la ciudad de Jerusalén hasta su presentación en la ciudad de Roma, esta parte de su vida tiene fundamento en el Libro de Hechos de los Apóstoles capítulo 21, desde el versículo 27 hasta el 31. Señalaremos específicamente el versículo 30 que refiere su aprensión:
“Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas”.
A su llegada a Jerusalén para realizar la entregar de la cuantiosa colecta que había realizado para entregarla a una iglesia muy pobre de la ciudad, Santiago le aconsejó que se mantuviera de bajo perfil, que tratara de comportarse como un judío piadoso y practicante, San Pablo de Tarso en conocimiento del peligro inminente al cual estaba expuesto en la ciudad, aceptó la recomendación de Santiago.
Sin embargo, fue reconocido por unos judíos que venían de la provincia de Asia, se encontraba San Pablo de Tarso en el Templo y los judíos lo acusaron de violar la Ley y de profanar la santidad del Templo. Con el anuncio realizado por los judíos se forma una revuelta entre los que allí se encontraban, tenían la intención de matarlo allí mismo, sin embargo, fue rescatado por el tribuno quien lo arresta y lleva a la Fortaleza Antonia.
Luego es llevado ante el Sanedrín, donde San Pablo de Tarso se defendió a viva voz, no obstante, su discurso termina por generar una fuerte disputa entre los fariseos y los saduceos, porque de las palabras emitidas por Pablo hacían alusión a la resurrección de Jesucristo.
Los saduceos no creían en la resurrección mientras que los fariseos sí. Los judíos continuaban su confabulación para acabar con la vida de San Pablo de Tarso, pero el tribuno de la corte romana lo envía al procurador de la provincia de Judea.
San Pablo de Tarso se defiende frente a Marco Antonio Félix, quien residía en Cesarea Marítima, éste procurador pospone el juicio y mantiene por dos años a Pablo en prisión. No fue sino hasta la llegada de un nuevo procurador que su caso fue retomado. Como San Pablo de Tarso había realizado una apelación al César, fue enviado a Roma.
Comienza con esta decisión una nueva travesía de San Pablo de Tarso, ahora desde Cesarea Marítima hacia Roma, el viaje fue en extremo azaroso y además en calidad de prisionero. San Pablo de Tarso iba fuertemente custodiado, con destino a Roma, donde los tribunales de Nerón tomarían la decisión sobre su vida.
El viaje marítimo nos deja una serie de episodios, entre ellos el del naufragio y la salvación milagrosa. Como San Pablo de Tarso no perdía oportunidad para llevar la palabra de Dios, se impuso incluso entre los guardias el prestigio del apóstol.
Su llegada a Roma se encuentra reseñada en el Libro de los Hechos, sin embargo, es de hacer notar el significado suponía para San Pablo de Tarso tal llegada a esa ciudad.
San Pablo de Tarso no llega a Roma por libre voluntad, sino como prisionero, llevado al César, de alguna manera los romanos se convirtieron en cómplices de Pablo, sentando las condiciones para el afianzamiento del evangelio en el centro mismo de su Imperio romano.
El cautiverio de San Pablo de Tarso en Roma duro poco más de dos años, sin embargo, él no se encontraba realmente en cautiverio sino en custodia, aunque esto limitaba un poco sus libertades. El tiempo de cautiverio de San Pablo de Tarso es un hecho comprobado, no obstante, se desconoce realmente si tuvo oportunidad de realizar algún otro viaje evangelizador posterior al arresto domiciliario.
Se estima que este ocurrió en los años 61 a 63, en los que San Pablo de Tarso vivió en Roma, parte en prisión y parte en una especie de libertad condicional, por supuesto muy vigilado en una casa particular. En el transcurso de este primer cautiverio romano escribió tres de sus cartas: una es la Epístola a los efesios, otra Epístola dirigida a los colosenses y la otra Epístola para Filemón.
San Pablo de Tarso fue puesto en libertad, porque no habían acusaciones que permitieran a los tribunales imperiales mantenerlo en cautiverio, es así que Pablo reanuda su ministerio, sin embargo, existen muchos vacíos de la vida de éste apóstol a partir de este momento. Se supone que San Pablo de Tarso estuvo por Creta, Iliria y Acaya y hay mucha probabilidad de que también pudo llegar a España.
Como la historia en este periodo de la vida de San Pablo de Tarso no es muy respaldada, existen opiniones controversiales sobre las cartas escritas para Timoteo y para Tito; para esa misma época también habría escrito la Epístola a los hebreos. Sin embargo, el estilo y los mensajes, que se encuentran en las cartas, permiten reconocer a San Pablo de Tarso en su viva acción organizadora de la Iglesia.
San Pablo de Tarso es nuevamente apresado en Tréade. En éste momento de su vida redacta la más conmovedora de sus cartas, la segunda Epístola a Timoteo, en ella expresa de una manera muy sentida y sincera que su único deseo es sufrir por Cristo y dar junto a él su vida por la Iglesia.
Se puede uno imaginar a San Pablo de Tarso en sus últimos momentos de vida, encerrado en una horrenda cárcel romana, abandonado totalmente, sumergido en la soledad humana, pero iluminado por la esperanza de una vida eterna. La manera en que se decide la condena a muerte de San Pablo de Tarso no ha podido ser referenciada, simplemente se conoce que fue decapitado y que esto pudo haber sido en el año 67 d.C.
Se puede presumir que el escritor del Libro de Hechos, el cual es concluido hacia el año 80, conoce del final de San Pablo de Tarso.
Mucha de la historia asociada a éste apóstol indica que su muerte fue violenta, la misma se dice ocurrió en la ciudad de Roma durante el gobierno de Nerón, el cual se mantuvo entre los años 54 y 68. Uno de los escritos donde indican la muerte violenta de San Pablo de Tarso fue realizado por Ignacio de Antioquía, considerado como uno de los padres de la Iglesia, se acepta su presencia cercana a la existencia de los apóstoles.
[/su_note]Ignacio de Antioquía escribió al menos 7 cartas durante su viaje a Roma para ser ejecutado. Se señala el martirio de Pablo en la Carta a los efesios XII, la cual fue escrita probablemente en la primera década del siglo II. Eusebio de Cesarea, a quien se le conoce como el padre de la historia de la Iglesia, debido a sus escritos los cuales relatan los primeros episodios de la historia del cristianismo primitivo, describe que San Pablo de Tarso fue decapitado en Roma.[/su_note]Existe evidencia de la muerte de San Pablo de tarso en una carta escrita por Dionisio de Corinto, dirigida a la iglesia de Roma, que data entre los años 166 y 174 d.C., en la cual se señala que Pablo y Pedro fueron martirizados en Italia. La veracidad de esta información es respaldada por Eusebio de Cesarea, quien también cita este pasaje.
Firmiano Lactancio relata en su obra de 318 d.c., sobre la muerte de los perseguidores que San Jerónimo, en su obra De Viris Illustribus (392 d.C.), menciona sobre la decapitación de San Pablo de Tarso en el decimocuarto año del gobierno de Nerón y que su cuerpo fue enterrado en la vía Ostia en Roma.
En el año de 1871 se encontró en Jerusalén una evidencia epigráfica escrita en griego, que tiene una data aproximada del siglo I a.c., la misma indica una advertencia a los no judíos de no entrar en el santuario del Templo bajo pena de muerte. Se encuentra actualmente en el Museo Arqueológico Nacional de Estambul.
Se relaciona este hallazgo con el pasaje del Libro de Hechos capítulo 21 versículos 27 y 28, en donde se indica la acusación realizada a San Pablo de Tarso de patrocinar la violación a la Ley y profanar su santidad al dejar entrar a los griegos.
Sepultura y culto de San Pablo de Tarso
Existen evidencias contundentes que la Basílica de San Pablo Extramuros, se construyó en el lugar donde descansan los restos del apóstol. Existe también documentación en la que se relata cómo se implementó el culto a San Pablo en Roma y como se diseminó con rapidez a diferentes ciudades de Europa y de norte de África.
Entre las más antiguas evidencias que definen a Roma como el lugar de muerte de San Pablo de Tarso, se encuentran los señalados por el presbítero Caius a finales del siglo II, principios del siglo III, además de un calendario litúrgico que indica el entierro de los mártires.
Adicionalmente la Pasión de Pablo del Pseudo Abdías del siglo VI indica que San Pablo de Tarso fue enterrado fuera de la ciudad, específicamente que fue en la segunda milla de la vía Ostiense, en la hacienda de Lucina. Curiosamente Lucina era una matrona cristiana y es allí en donde años más tarde se edificó la basílica de San Pablo Extramuros.
Con los avances para determinar la edad-tiempo de los hallazgos arqueológicos, hoy en día se determinó que la tumba data aproximadamente del año 390, mientras que en las pruebas realizadas a los restos óseos con carbono-14, se determinó una data que los ubica entre el siglo I o II. Lo que es una evidencia contundente de que pueden tratarse de los restos del apóstol San Pablo de Tarso.
Apreciaciones de San Pablo de Tarso
La postura e interpretaciones realizadas por San Pablo de Tarso a la palabra de Dios, la manera como llevo la misión encomendada a su persona, el mensaje llevado a todas partes del mundo, porque incluso en conocimiento que era llevado a su sitio de muerte Roma, se convirtió en la oportunidad de cumplir su palabra.
San Pablo de Tarso por eso y más, durante su vida y después de su muerte, fue una figura que generaba mucha controversia, aún hoy sus interpretaciones de la palabra de Dios y sus cartas son motivo de debate y controversia. Es tan cierto esto, que se dice que el mismo Clemente de Roma sugirió la entrega de San Pablo de Tarso a la muerte, porque sentía celos y envidia hacia el apóstol.
Por otra parte también se encuentra el fundamento de otros padres apostólicos de los siglos I y II, como Ignacio de Antioquía y Policarpo de Esmirna, que se refirieron a San Pablo de Tarso con tono de admiración. Consideraban que él era extraordinariamente sabio y glorioso.
Tan cierto es lo polémico de su existencia que incluso, dentro de la corriente judeocristiana de la Iglesia primitiva, existió renuencia hacia San Pablo de Tarso, no era un secreto que ocurrían episodios de rivalidad que protagonizaron en oportunidades Santiago y Pedro, quienes eran líderes de la Iglesia de Jerusalén.
Las investigaciones han traído pruebas en la que se evidencian cartas escritas por Pedro que tienen fechas aproximadas de los años 100 y 150, en las cuales se expresan sensaciones de cautela en referencia a las cartas paulinas. Aun cuando Pedro se refiere a Pablo como “querido hermano”, Pedro muestra recelo de los escritos de Pablo, muy probablemente porque tenía dificultades para comprender el mensaje y sentía que podía, de cierta manera, ser mal entendido por lo débiles.
Lo antes dicho podemos corroborarlo al leer 2 Pedro capítulo 3 versículo 16:
“Casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición”.
Refiriéndose con ello a San Pablo de Tarso.
Por su parte los padres de la Iglesia subsiguientes, entre ellos Ireneo de Lyon, utilizaba las cartas paulinas y señalaba a San Pablo de tarso y a Pedro como los padres iniciadores de la iglesia en Roma. Cuando se encontraba con posiciones extremas tanto por parte de los judeocristianos, que estaba en contra de San Pablo de Tarso, como los de Marción, Ireneo defendía su posición fundamentada en los evangelios de las cartas paulinas y de las escrituras hebreas.
Siempre señalaba que era necesario utilizar en el evangelio las palabras de Pablo, analizarlas, meditar las interpretaciones realizadas y que aquellos que disentían, era porque no habían comprendido nada de lo que San Pablo de tarso quiso decir.
Se dice que el clímax de la influencia de San Pablo de Tarso sobre los padres de la Iglesia tuvo lugar en la teología de Agustín de Hipona. Existen un número considerable de descripciones y apreciaciones en referencia a San Pablo de Tarso, que enaltecen la misión realizada en pro de la iglesia. Es importante señalar que no se detuvieron después de su muerte y aun hoy en día se mantienen.
Existen algunas interpretaciones de los escritos de San Pablo de Tarso realizados por Martín Lutero y Juan Calvino las cuales tuvieron una fuerte repercusión en la Reforma Protestante del siglo XVI. Sus cartas han sido fuente de inspiración en el movimiento religioso en Inglaterra.
Sin embargo, como hemos señalado, también tiene sus detractores y se ha dicho incluso que San Pablo de Tarso cambio totalmente el mensaje de Jesús. Uno de ellos es Paul de Lagarde seguidor de la religión alemana, quien refiere de San Pablo de Tarso como un incompetente que modificó la evolución verdadera del cristianismo.
Temas Paulinos
Debemos recordar cuál fue la misión asignada por Jesucristo cuando envío a Ananías a devolverle la vista a Saulo de Tarso, Jesucristo le indicó su misión:
“Ser siervo de Jesucristo, apóstol por vocación, designado para el Evangelio de Dios, que él de antemano prometió por sus profetas en las Santas Escrituras acerca de su Hijo Jesucristo, Señor nuestro”.
Lo anterior indicado se encuentra referenciado en romanos capítulo 1 versículo 1 y 2.
“Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios”; “que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras”.
San Pablo de Tarso se mantuvo desde entonces fiel a esa llamada, con una esperanza inquebrantable en las promesas divinas, éste apóstol inició su evangelización con los judíos y encontró aceptación por los gentiles, a los que dirigió su infatigable labor misionera.
Pero no se conformaba con solo servir a Dios llevando su palabra, sino que al mismo tiempo, acompañado de la gracia, profundizaba sobre el Evangelio, dejando para la Iglesia una serie de escritos en los que se refleja su pasión apostólica y la profundidad con que estudiaba la teología.
Redención
Sobre la teología de la redención fue uno de los primeros asuntos atendidos por San Pablo de Tarso, en su análisis de las palabras de Dios y los mensajes que en cada una de ellos se encontraba, San Pablo le explicaba a los cristianos que todos fuimos redimidos de la Ley y del pecado, que la muerte de Jesús y su resurrección tenía este propósito.
Señalaba que la muerte fue una expiación (religión) y, por la sangre derramada de Cristo, se estableció el lazo de unión, amor y la paz entre Dios y el hombre. También en su disertación indicaba que a través del bautismo, los cristianos toman su parte en la muerte de Jesús, pero también de su victoria sobre la muerte, recibiendo de manera gratuita una renovada condición de hijo de Dios, sin pecado.
Relación con el judaísmo
Como se mencionó, cuando desarrollamos la biografía de Saulo de Tarso, señalamos que este personaje era de origen judío y había recibido educación a los pies de Gamaliel, su denominación originaria era fariseo, e indicamos también que Saulo de Tarso se sentía muy orgulloso de ello.
La afirmación indicada en líneas anteriores se encuentra perfectamente señalada en Filipenses capítulo 3 versículo 5:
“Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo”
A pesar de sus orígenes y de las condiciones que se debían por Ley cumplir, posterior a su conversión, San Pablo de Tarso consideraba que los gentiles no tenían la necesidad de circuncidarse al igual que los judíos, se encuentra reseñado en 1 Corintios capítulo 3 versículo 2, hacía mucho énfasis en sus intervenciones cuando evangelizaba a los gentiles que era necesario que comprendieran que su salvación realmente no dependía de realizar los rituales judíos.
Insistía con vehemencia que tanto los judíos como los gentiles y paganos eran salvos por la gracia Divina, también señalaba que la Gracia Divina se obtiene por medio de la fe, del compromiso y la fidelidad para con Dios.
San Pablo de Tarso entendió tempranamente el mensaje de salvación de Jesús que comenzaba en Israel, supo que el mismo era válido para toda criatura, sin importar su origen, por lo que estaba seguro de que los seguidores gentiles de Jesús no tenían que seguir los mandamientos de la Torá, en tal caso, estos eran exclusivos del pueblo de Israel.
Como muchas de las enseñanzas dirigidas por San Pablo de Tarso a los gentiles, señalaban que debían seguir las costumbres de la Torá, esto era mal entendido por lo judíos ya que sentían que él enseñaba y alejaba a las personas de seguir la doctrina de Moisés, sin embargo, esto no era realmente así y se explica muy bien en el Libro de Hechos.
Existe una interpretación contemporánea que es defendida por diversos investigadores y estudiosos de la teología y su historia, donde señalan que San Pablo de Tarso no tenía intención de modificar el judaísmo, sino de hacer más accesible la incorporación de los gentiles a través de da Cristo, la cual es totalmente contrastante con toda la interpretación del cristianismo tradicional de Pablo.
Papel de las mujeres
Dicen estudiosos que San Pablo de Tarso era misógino, pero si todavía en el siglo XXI las mujeres luchan por sus derechos, que hablar de la época de los apóstoles, de igual manera realizaremos el análisis de sobre los fundamentos escritos, las interpretaciones y sus consecuencias.
Existe una carta de Timoteo, que es tradicionalmente imputada a San Pablo de Tarso, en la que se sugiere que las mujeres no pueden ser participes del sacramento del orden, así como también ostentar a tomar posiciones de liderazgo y ministerio en el cristianismo.
La Epístola a Timoteo, es también muchas veces utilizada por muchas iglesias, para negarles el voto en asuntos eclesiásticos, posiciones de enseñanza para público adulto y también el permiso para el trabajo misionero.
Claramente se puede observar en 1 Timoteo capítulo 2 versículo del 11 al 14:
“La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción”; “Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”; “Porque Adán fue formado primero, después Eva, y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión”.
Hay evidencias que indican que San Pablo de tarso felicitó a Febe por su trabajo como diaconisa. También Junia es una mujer que se encuentra citada en el Nuevo Testamento. Existen análisis contemporáneos que señalan que el pasaje que indica que las mujeres deben mantenerse calladas en la iglesia, fue una adición posterior, aparentemente por un autor diferente y no era parte de la carta original de San Pablo de Tarso.
Carácter y legado de San Pablo de Tarso
Existen numerosas evidencias del trabajo realizado por San Pablo de Tarso y el mantenimiento de su legado. Hemos podido reseñar la cantidad de comunidades cristianas que fueron fundadas por él y las personas que lo acompañaron en esta hermosa misión.
La autenticidad de sus cartas y la interpretación temprana y auténtica de la palabra de Dios que permitió que el cristianismo primitivo se independizara de la raíz judaíza. Y el legado se evidencia en las cartas deuteropaulinas que fueron generadas por sus alumnos evangelizados en las escuelas creadas por el apóstol.
Comunidades y colaboradores
San Pablo de Tarso no pudo haber hecho tanto si no hubiera contado con personas que creyeron en su evangelización, y que lo acompañaron y apoyaron en cada una de sus misiones emprendidas. También hay que resaltar que San Pablo de Tarso tenía una personalidad que atraía a la gente, además de tener mucha facilidad para ganar la confianza y el afecto de éstas.
También San Pablo de Tarso se caracterizaba por alimentar a sus amistades y a sus seguidores, a quienes se refería con palabras de afecto y reconocimiento. De todo lo anterior existen muchas evidencias, las cartas escritas y dirigidas a ellos son una muestra de su lenguaje apasionado y de reconocimiento.
En la carta dirigida a los tesalonicenses les escribió que ellos eran su gozo, su gloria y su esperanza; por su parte a los filipenses les dijo que Dios era testigo de cuánto los amaba, que su luz resplandecía como antorchas en el mundo.
En las cartas de lágrimas dirigidas a Corinto, antes de advertirles les dejo saber de su inmensa tristeza y del inmenso amor que sentía por ellos. Sus cartas son muestras de amor y lealtad. Sin la ayuda de Bernabé, Timoteo, Tito, Silas, Lucas, por nombrar algunos, muchas de sus cartas jamás hubieran llegado a su destino, ellos estaban dispuestos a sobrellevar circunstancias difíciles, con tal de apoyar a San Pablo de Tarso.
Sus entrañables amigos Prisca y Aquila, aun cuando debió apartarse de ellos para continuar con la misión encomendada, nunca dejo de hacerles saber su agradecimiento y su fuerte amistad, una evidencia de ello se encuentra en romanos capítulo 16 versículo 3: “ Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús”.
Epístolas Paulinas
Cuando nos referimos a las cartas paulinas se habla de escritos neotestamentarios, en los cuales San Pablo de Tarso se dirigía a sus comunidades con diferentes temas, se reconoce como la primera carta de Pablo, la dirigida a los tesalonicenses, luego se encuentra la carta de a los filipenses, posteriormente escribe dos cartas a Corintios, una a los Gálatas, una a Filemón y una dirigida a los romanos.
La antigüedad de las cartas permiten reconocer que pertenecen a los años 20-25 luego de la muerte de Jesús de Nazaret, por lo que son los primeros documentos que constituyen el Nuevo Testamento y permiten conocer los inicios del cristianismo, tal y como lo conocemos ahora.
No existen otras cartas que permitan conocer a su autor como lo hacen las cartas escritas por San Pablo de Tarso. Deja conocer de su educación, porque hablaba griego y también arameo, y nos permite conocer a través de sus escritos de la cultura helénica.
Quizás como podía realizar comparaciones por su educación amplia, esto dificultaba a los demás entender con exactitud sus palabras, para San Pablo de Tarso pasearse por la cultura helenística no era difícil y esto era controversial con el judaísmo.
Por otra parte, es claro que sus epístolas fueron escritos de ocasión, respuestas a situaciones concretas, las comunidades las recibían y compartían con otras comunidades paulinas, porque eran ricas en mensajes y consejos.
Las epístolas pseudoepigráficas
Estas son cartas que se le atribuyen a San Pablo de Tarso, sin embargo, los estudiosos y la crítica moderna, consideran que las mimas fueron escritas por otras personas diferentes a Pablo, pero relacionadas con él y su corriente evangelizadora.
Las cartas que son reconocidas como las pseudoepigrafías son: la segunda carta dirigida a los tesalonicenses, la carta de los colosenses, la enviada a los efesios, las dos cartas escritas para Timoteo y la carta de Tito.
¿Por qué se consideran cartas de San Pablo de Tarso aunque sean llamados seudoepigráficos o deuteropaulinos?, porque las mismas refuerzan la importancia del apóstol Pablo, ya que son una muestra del legado dejado en cada una de las escuelas o comunidades fundadas por el apóstol.
Teología Paulina
Como sabemos, la teología es la ciencia que estudia el cumulo de conocimientos acerca de Dios, San Pablo de Tarso fue un estudioso de Dios, por ello es conveniente reconocer la necesidad de estudiar el evangelio de San Pablo y cuando se habla de Teología Paulina, simplemente es el análisis razonado, sistemático y holístico del pensamiento de éste apóstol.
Su misión, su evangelio, la manera en como interpretó y dio a conocer el mensaje de Dios, amerita de un profundo estudio, el hecho de que haya sido un apóstol que dejo tanta literatura y que la misma fue conservada y socializada con otras iglesias paulistas, seguramente introdujo cambios y modificaciones, fundamentadas en las diferentes interpretaciones que pudieron habérsele realizado a sus escritos.
Es tan complicado el estudio de San Pablo de Tarso que no se puede generar un sumario de su teología. La mayor dificultad radica en que se hace prácticamente imposible sistematizar el pensamiento de San Pablo de Tarso, debido a que él no era un teólogo sistemático. El inicio del análisis fue planteado por los estudiosos de San Pablo en la clara justificación de la fe, sin las obras de Ley.
También existe controversia en cuanto a la teología paulista, en el hecho de la oposición existente entre los que critican la postura de la cristiana portadora de gracia, y el judaísmo tradicional que reconoce lo legal de su leyes.
Como podemos observar existen verdaderas dificultades para el estudio teológico de San Pablo de Tarso, por lo que algunos de los investigadores centraron sus análisis en el pensamiento que tuvo el apóstol sobre Cristo, específicamente sobre su muerte y su resurrección. Pero este enfoque para realizar el estudio teológico de San Pablo de Tarso también presenta limitaciones, debido a que el pensamiento de Pablo el apóstol evoluciona con el tiempo.
Por lo tanto, han propuesto presentar la teología de cada una sus cartas, realizando un análisis cronológico. Podemos concluir en referencia a este tema que en realidad el centro del pensamiento teológico de San Pablo de Tarso es Cristo y cualquiera de los enfoques planteados tiene un cierto grado de validez, pero las conclusiones o análisis se basan en las consecuencias del pensamiento y todas ellas son después de San Pablo de Tarso.
Podemos realizar un análisis de la teología de San Pablo de Tarso con base en la organización política del imperio romano, como es conocido el imperio romano era totalmente jerárquico, existían marcadas diferencias sociales en donde se clasificaba la sociedad en ciudadanos y no ciudadanos, también existía el sistema del patronato, así como el intercambio de favores y servicios.
San Pablo de Tarso rechaza de manera contundente el patronato, rechaza el patrocinio de creyentes con poder económico, prefiere seguir trabajando su evangelización con grandes dificultades que aceptar ayuda de estos pseudo creyentes. Para afianzar su postura deja saber que él mismo no se considera un patrón, por lo que nunca utilizó su influencia para forzar a los demás a acatar su voluntad.
En su trabajo de evangelizar, y contrario a la jerarquización política del imperio romano, San Pablo de Tarso anuncia el triunfo de Dios, predicando un evangelio anti- hegemónico proclamando a Jesús el Cristo como el verdadero “príncipe” del universo. Realiza un llamado a la iglesia a ser una comunidad alternativa que practique la solidaridad y el amor, siguiendo los valores del reino de Dios y no los valores del mundo.
San Pablo de Tarso hace énfasis en la justicia y la fidelidad de Dios, la única manera de lograrlo es declarándonos justos y haciendo “justas” a las personas que responden con fidelidad al mensaje cristiano, para ellos debemos responder con fe y confianza.
Habla de la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, porque no hay diferencia, porque todos hemos sido pecadores y fuimos alejados de la gloria de Dios, pero somos a través de Jesús justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención.
Las divisiones sociales, fundamentadas en los criterios de leyes no tienen ningún tipo de validez en la iglesia, va mucho más allá y se plantea ser una comunidad que tiene como finalidad encarnar los valores del reino. Afianza su evangelio cuando explica a todos que luego de haber sido alcanzados por la fe, ya no se encuentran bajo un guía, porque todos son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús.
Realizado el resumen de algunas de las interpretaciones hechas por San Pablo de Tarso de los mensajes de Jesucristo, la teología paulina es definitivamente contextual y por ello debe ser expresada en la práctica de la fe. Sus cartas están cargadas de frases donde San Pablo de Tarso realiza llamados acerca de los principios éticos y morales de la vida cristiana y trata de educar a sus seguidores en referencia a ello.
Por su parte, las llamadas cartas deuteropaulinas, están conformadas por secciones que entregan claros consejos para llevar una armoniosa vida en familia. En total enfrentamiento a la organización jerárquica del imperio romano, se explica con claridad que el termino de familia, va más allá de un núcleo familiar padre, madre e hijos, esta es una familia extendida, en donde estaban incluidos hasta los esclavos.
Muy a pesar de los acostumbrados desmanes que propinaba el Imperio, San Pablo de Tarso reafirma que Dios es quien controla el orden social, confirmándose el desafío de la teología paulina con la ideología idólatra que requería el culto al emperador.
Igualmente, San Pablo de Tarso afirma la importancia del matrimonio para poder llevar una sexualidad espiritual, condenando la práctica de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. La espiritualidad deja bien claro que radica en el compromiso individual que lo lleva al reino de Dios.
Representaciones artísticas de San Pablo de Tarso
La vida de San Pablo de Tarso, está llena de sucesos y situaciones que han servido de inspiración a muchos artistas, quienes han tratado de revivir episodios de la vida de este reconocido e interesante apóstol. Dentro de las obras de arte en las que se encuentra representado San Pablo de Tarso hay muchas en donde comparte espacio con otros apóstoles relevantes.
También hay otra representación artística de este suceso de la conversión, de gran calidad, no debe tomarse cada una de las obras que serán nombradas como si fueran reseñadas en orden de importancia, ya que todas son consideradas importantes obras de artes de San Pablo de Tarso. Esta que nombraremos a continuación también fue pintada por un reconocido artista italiano de nombre Parmiguianino y se encuentra ubicada en el Museo de Historia del Arte de Viena.
En la Basílica de Santa María del Popolo en Roma, Italia, se encuentra otra obra de arte que hace alusión al momento del encuentro de Saulo de Tarso y la presencia de Jesucristo, que fue pintada por otro artista italiano de nombre Caravaggi.
Otro episodio de la vida de San Pablo de tarso que es inspiración para los artistas que plasman a este reconocido apóstol, es su aparición y evangelización en Areópago, ciudad de Atenas, este celebre momento de San Pablo es plasmado por Rafael en la Capilla Sixtina. También este mismo artista pinta en sus frescos el sacrificio del amigo de San Pablo de Tarso, Listra.
Otro episodio es precisamente la huida de San Pablo de Tarso de la ciudad de Damasco, el que realizó descendiendo de una cesta o canasta por las murallas de la ciudad. El naufragio sufrido en uno de sus viajes, recuerden que sobrevivió a varios naufragios. También se encuentran plasmados en obras de arte su permanencia en prisión y el martirio sufrido, entre otros.
San Pablo de Tarso no suele formar parte de los cuadros en donde aparecen los doce apóstoles, aquellos que tuvieron el privilegio de conocer en vida de hombre a Cristo, sin embargo, si se encuentran muchas referencias artísticas en donde Pablo aparece acompañado de Simón y Pedro.
Pero, como pueden ser distinguidos unos de otros, San Pablo de Tarso generalmente se encuentra con una espada, lo que simboliza, según los artistas, el martirio vivido y la misión del apóstol, recordemos que uno de los pasajes de Efesios San Pablo de Tarso se refiere a la Espada del Espíritu, que no es más que la palabra de Dios. Por su parte Pedro comúnmente se encuentra acompañado de unas llaves, lo que representa o debe ser interpretado como padre o jefe de iglesia.
También hay una hermosa obra pintada por un artista holandés de nombre Nicolaes Pietersz, en la cual muestra a San Pablo de Tarso y Bernabé en Listra, la misma data del año 1650, la obra se encuentra el Museo de arte en Saint-Étienne, Francia. También hay un óleo en donde se muestra a San Pedro y San Pablo de Tarso, su autor es Guido Reni.
Hay vitrales que también muestran la vida de San Pablo de Tarso, podemos nombrar el elaborado por Joseph Ehrismann, creado entre los años 1880 y 1937, se encuentra situado en el Templo protestante de «Notre Seigneur Jésus-Christ» en Bischheim, en la región de Alsacia. Se reconoce en el hermoso vitral la Predicación de San Pablo.
Hay una bella imagen de San Pablo de Tarso escribiendo una de sus cartas, la obra es de inicios del siglo IX. La imagen se cree que es una de las primeras representaciones de san Pablo en el arte europeo. Una obra realizada por Enrique Simonet llamada la Decapitación de San Pablo del año 1887, fue donada por el Padre de Simonet a la Catedral de Málaga, puede ser visitada esta hermosa obra en la Capilla de la Virgen de los Reyes.
Podemos continuar nombrando hasta el cansancio la infinidad de obras que resaltan la vida y obra de San Pablo de Tarso, en una diversidad de representaciones artísticas, pintura, vitarles, obras arquitectónicas y más.
Queremos cerrar haciendo referencia a un lienzo en óleo elaborado por Rembrandt, que se encuentra ubicado en el Museo de Historia del Arte de Viena, éste muestra la obra a San Pablo de Tarso con un códice bajo el brazo izquierdo del Apóstol y simboliza las epístolas paulinas.
Pero San Pablo de Tarso no solo ha sido inspiración para los artistas que expresan su arte a través de la pintura, sino que también se hacen famosos los lugares y los parajes por los que estuvo. Podemos señalar Bab Kisan, uno de los portales de la antigua ciudad de Damasco, este muro fue construido en la época romana, pero se le asocia con el lugar en que San Pablo de Tarso bajo en una canasta con ayuda de sus discípulos. Este lugar alberga actualmente la capilla de San Pablo.
El Pensamiento Paulino
Existen posiciones tan encontradas en referencia al trabajo realizado por San Pablo de Tarso que podemos hablar de corrientes totalmente contrarias, una que se refiere a que ha sido sobreestimada la obra de San Pablo refiriéndose a éste apóstol como el auténtico fundador del cristianismo; otros se refieren a él como el principal falsificador de las enseñanzas de Jesucristo.
También deben reconocer ambas corrientes que San Pablo de Tarso fue el promotor de la separación del cristianismo y del judaísmo. Fue San Pablo de Tarso quien sentó los fundamentos para que se visualizaran las vertientes de ambas doctrinas religiosas, desde que impuso su criterio en el Concilio de Jerusalén. No hay posibilidad, de que la separación de ambas religiones haya sido promovida por un nuevo sistema religioso bajo la influencia de la filosofía griega o cualquier otro sincretismo cultural.
Fue San Pablo de Tarso quien llevo en su mensaje evangelizador a la concepción teológica del cristianismo, en donde el núcleo era Cristo con una palabra universal de la redención que superaba desde todo punto de vista la vieja legislación mosaica. La Iglesia era constituida por, todos los cristianos siendo ella el cuerpo de Cristo, llevando la palabra de Dios por todo el mundo.
Es innegable también el valor de su palabra escrita en catorce epístolas que aún se conservan, estas fueron dirigidas a comunidades a personas y amigos, en cada una de ella descubrimos la riqueza de teología con una profunda enseñanza evangélica expresada en sus más claras verdades, en sus más profundas tristezas y en sus últimas consecuencias.
Siendo un hombre estudiado y conocedor de varios idiomas, se atrevió a usar la lengua griega para expresar las nuevas ideas, por lo que debe ser reconocida su valentía y astucia. Los documentos escritos por San Pablo de Tarso adaptan el mensaje de Jesús de Nazaret a la cultura helenística, esta última como todos sabemos era la cultura preponderante para la época en el mundo mediterráneo.
Esta inteligentísima estrategia permitió salir incluso del ámbito cultural hebreo en donde Saulo Pablo de Tarso había nacido. Son además los escritos más antiguos conocidos del mensaje de Jesús. Es San Pablo de Tarso quien revela que en Cristo se encuentra la verdadera simiente de Abraham, es por ello que fuimos bendecidos todos los hijos de Dios que estábamos como diáspora en las llamadas naciones gentiles.
Logró que la Ley llegara a su final esa era la pared de la que hablaba San Pablo de Tarso que dividía a judíos y gentiles, su evangelio la derribó y ahora ambos pueblos son uno, tan solo debemos leer la carta de san Pablo de Tarso dirigida a los Efesios 2:14-16.
Es la interpretación de Pablo quien introduce en el cristianismo la salvación, porque a pesar de ser descendientes de Adán y haber heredaron un cuerpo corruptible, los hombres tenemos la oportunidad en el nuevo Adán que es Cristo, de ser regenerados y recibir en la resurrección, un cuerpo lleno de Gloria y de vida eterna.
Es San Pablo de Tarso quien siendo inicialmente en su vida un fariseo, ortodoxo, perseguidor de cristianos, dedico el resto de su vida a construir el puente que permitiera la unión de los gentiles y de los judíos, en un esfuerzo enorme y sostenido por convertir el mensaje de Jesús en un lenguaje universal.
Insistió hasta el final en que el cumplimiento de la ley de Moisés no es lo que salva al hombre de sus pecados, sino la fe en Cristo y lo logró; liberó a los gentiles de la circuncisión, de las obligaciones rituales y de las alimenticias.
Fue San Pablo de Tarso el constructor del cristianismo en el Imperio romano. El creador del pensamiento cristianismo paulino, creando y extendiendo una de las corrientes básicas del cristianismo primitivo. Sus cartas y el Libro de Hechos de los Apóstoles es lo que nos ha permitido realizar un estudio exhaustivo que implica revisiones científicas y literarias, que han permitido establecer algunas fechas con precisión del cristianismo primitivo.
Es fuente de inspiración y una fuente inagotable de espiritualidad y doctrina cristiana. San Pablo de Tarso el Apóstol de los gentiles.
Un poco más sobre San Pablo de Tarso
Iniciaremos nuestro artículo hablando un poco sobre cómo era san Pablo de Tarso, es posible que muchos queden conforme con buscar una imagen de San Pablo de Tarso y ver cómo era físicamente, sin embargo, es nuestro deseo mostrarlo un poco más en profundidad, para luego disfrutar con su imagen en mente el recorrido por su vida, por su misión y reconocer sus logros.
Se dice que físicamente San Pablo de Tarso no era un hombre atractivo, el mismo se refiere en ser un hombre de poca estatura corporal, su salud era débil y tenía un padecimiento doloroso y crónico que lo acompaño siempre. Esto podemos confirmarlo en 2 Corintios capítulo 12, versículos 7-9.
Sin embargo, San Pablo de Tarso se caracterizaba por tener un temperamento de Líder, con una capacidad inquebrantable que lo hacía alcanzar sus metas y logros, sin importar el precio, por ello, cuando se hace referencia a San Pablo de Tarso, se debe hablar de ser un hombre con voluntad de hierro, una persona comprometida y constante.
A pesar de tener una personalidad si se quiere fuerte, también San Pablo de Tarso era un hombre que atraía a las personas, hacía sentir cómodos a los que se acercaba a su entorno y era muy fácil iniciar una amistad. En sus cartas se encuentran muestras de que esto es totalmente cierto, existen listados de personas que eran muy cercanos a San Pablo de Tarso (romanos 16:1-16).
Igual que escribía una carta para pedir el apoyo de un amigo rico y posicionado para salvar su vida, le escribía una a un amigo para ayudar a un esclavo. Era una persona muy agradecida y nunca olvidaba los favores recibidos.
Fue un pensador intuitivo y su base rabínica y su educación las utilizó para hacer llegar el cristianismo a muchas partes del mundo. Era un hombre educado que hablaba distintos idiomas, esto le permitía entender y llevar mejor el mensaje de Jesús.
Un excelente escritor, tenía un estilo cuidadoso y reconocible, siempre busca la manera de hacerse entender para no dar espacio a falsas interpretaciones del mensaje que quería hacer llegar. Su prédica se fundamentó en proclamar a Cristo crucificado y resucitado conforme a las Escrituras.
El mensaje siempre es guiado hacia la fe común, y siempre tuvo un trato especial para lograr la conversión de los gentiles. No conoció a Cristo, pero conoce de sus enseñanzas y recibió su visita personal.
Notas Finales
A continuación haremos referencia a ciertas parajes asociados a la vida de San Pablo de Tarso, que han sido motivo de estudios, análisis científicos literarios y que pueden de alguna manera nutrir el criterio que se hayan formado hasta este momento de San Pablo de Tarso, es una figura relevante del cristianismo que ha concentrado mucha atención de investigadores y estudiosos.
Existe un supuesto que permite creer que los padres de san Pablo de Tarso llegaron a Tarso luego de ser vendidos como esclavos, por lo que se sugiere que fueron víctimas de las expediciones vandálicas de Publio Quintilio Varo y sus legiones romanas en Siria.
Los análisis para poder establecer fechas aproximadas a los episodios que son contados por San Pablo de Tarso en sus cartas, lleva una revisión literaria exhaustiva en donde se deben realizar comparaciones de pasajes que en oportunidades no tienen nada que ver directamente con la vida de San Pablo de Tarso, sin embargo, permiten reconocer lugares, guerras, personajes, alianzas entre gobiernos y más que sugieren que un episodio pueda también situarse en los años reconocidos.
Existen dos grandes tendencias de estudiosos que sostienen una fecha próxima de la Epístola escrita por San Pablo de Tarso a los romanos unos sostienen que pudo haber sido escrita hacia el año 58, mientras que otros sostienen que pudo haber sido escrita hacia el año 55.
La decapitación era la forma de ejecución reservada para personas con la ciudadanía romana. El suplicio de la cruz, considerado degradante, se destinaba a quienes no eran romanos. Esta forma de muerte dada a San Pablo de Tarso, ratifica su ciudadanía romana.
A continuación dejaremos para ustedes algunas de las frases de San Pablo de Tarso:
- «No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús».
- “Que el esposo dé a su esposa lo que le es debido; pero que la esposa haga lo mismo también a su esposo. La esposa no ejerce autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposo; así mismo, también, el esposo no ejerce autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposa”.
- “La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa”.
- “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos y actuando como un hombre cualquiera”
- “Mirad: el que siembra con mezquindad, cosechará también con mezquindad; el que siembra en abundancia, cosechará también en abundancia”.
- “Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz”.
En cada una de las frases dichas por San Pablo de Tarso se pueden identificar cada una de las interpretaciones realizadas de la palabra de Jesús, en donde se muestra que todos somos iguales, no existen diferencias entre hermanos y somos hermanos porque todos somos uno en Cristo Jesús.
Señala la importancia de ser uno solo cuando se decide vivir en matrimonio, no nos pertenecemos de manera propia, somos uno del otro. Cuando nuestra vida de pareja responde a este mensaje, no hay posibilidades de ser pecadores o ser contrarios a la palabra de Dios.
Nos pide seamos bondadosos y caritativos de corazón, cuando damos sin esperar nada a cambio es cuando realmente estamos siendo guiados por el amor de Cristo aprendemos a ser pacientes, serviciales; no sentiremos envidia, no seremos orgullosos, ni engreídos, viviremos en gozo, sin odio, sin interés, justos, por lo tanto, Jesucristo estará gozoso en la Gloria del Padre con nuestro proceder.
Que mejor ejemplo que el mostrado por Cristo nuestro Señor cuando se despojó de su condición divina y adopto su condición de esclavo. Que más podía recibir sino amor, si eso era lo que entregaba a su paso. San Pablo de Tarso nos permite reconocer que lo que entregas recibes en sus palabras sagradas y sabias cuando nos dice el que entrega mezquindad recibirá mezquindad. Nos invita a vivir en la luz, para que regresar a las tinieblas luego de vivir con el camino del Señor.
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