Existen siete sacramentos importantes en la vida de todo cristiano católico, entre los cuales figura la Primera Comunión; en ella se recibe por primera vez la ostia que representa el cuerpo de Cristo. Se le conoce además como la comunión de los santos. Se le considera como la relación más estrecha entre las personas y Cristo. En este artículo podrás enterarte de su significado y su eucaristía.
La Primera Comunión
Para un niño el sacramento de la Primera Comunión, es uno de los instantes más significativos en la etapa de su niñez, por cuanto espiritualmente se encuentra dispuesto, para tomar ese sacramento de la Eucaristía, ese pan y vino que ansía probar para sentirse envuelto por la gracia divina del Señor, después de transitar un período de formación de dos años, como mínimo.
En este episodio los familiares, especialmente los padres, deben comprometerse en acompañar a sus hijos en la fe, y no hacer del momento tan sólo un acto social, que en muchas veces culmina con una festividad donde hacen gastos excesivos.
Para la comunidad católica, ese evento es una bendición que percibe el grupo familiar y que debe ser asumida como la gran celebración de la fe, pero que simultáneamente, se debe orientar para que los infantes fortalezcan ese compromiso.
Compromiso de familia
Ante la expectativa del acto, la Primera Comunión se constituye en el día de mayor ilusión para niños y jóvenes, y ese sueño, efectivamente, se concreta al tomar el sacramento, el cual constituye la iniciación cristiana conjuntamente con el bautismo cristiano y la confirmación.
Los padres deben, como familia, hacer esfuerzos para que sus hijos preserven ese sueño de poder recibir, por siempre, a Jesucristo en la Eucaristía. Tienen una tesonera labor, la de no dejar de llevarles, de guiarles por la senda de la fe, en vista de que ellos, debido a su corta edad, no irían por sí mismos; hay que llevarles a la iglesia”.
Muchos sacerdotes que durante el año reciben, en sus comunidades religiosas, variados grupos para la confirmación o comunión, han manifestado que muchos jovencitos que acuden a recibir la Confirmación, admiten que la última vez que se confesaron y comulgaron fue cuando realizaron la Primera Comunión, lo que quiere decir que existe una cierta desidia del grupo familiar para dar continuidad a que los infantes participen permanentemente del sacramento.
La familia debe asumir como una gracia divina que sus hijos puedan aproximarse al sacramento, por cuanto es el propio Jesús hecho hombre, presente en ese misterio, el que llega a la existencia de los niños, por ende, a la vida familiar.
Es decir, el hecho de que los niños tomen parte en ese sacramento, de alguna forma están procurando que Jesús se haga presente en el seno familiar, por ello, es de suma importancia que la familia comprenda esto, y que lo asuma como una bendición, porque al fin de cuentas, es una bendición que puedan participar sus niños del sacramento, así como los adultos que le acompañan o inclusive toda la familia, que esté presente permanentemente en la eucaristía, porque allí está presente Jesús el hijo de Dios.
La Primera Comunión es una festividad que hay que disfrutarla con regocijo, y que si los padres la hacen gratificante para sus hijos, ellos jamás borrarán ese momento; por lo que siempre podrán estar dispuestos para la fe, para la consagración de los sacramentos, sobre todo, el de la Confirmación que será el que continuará para complementar lo que se denomina Sacramentos de la Iniciación Cristiana para creer en Dios. Es una de las creencias del cristianismo.
Misa de la Primera Comunión
Es una misa solemne, que estará dedicada principalmente para el niño que acogerá a Jesús por vez primera.
El sacerdote expresa las palabras de bienvenida a los niños y entran a la iglesia en procesión con los asistentes, que pueden ser hermanos, primos o amigos del festejado. Al frente se ubicarán los papás y padrinos de los niños, los cuales se mantendrán al lado de sus respectivos hijos, a lo largo de la ceremonia.
Las lecturas eclesiásticas
Son pasajes que hacen mención a la Eucaristía: la alegoría de la vid, el maná en el desierto, las primeras reuniones eucarísticas de los apóstoles, o esos donde Jesús trata concretamente de la Eucaristía. No obstante, hay la probabilidad de que se elija un pasaje de acuerdo a las situaciones que esté atravesando el niño o el grupo familiar en ese momento.
El niño debe oír las lecturas con mucha atención, considerando que es el propio Dios quien se está dirigiendo a él de forma personal y con un mensaje específico.
La Homilía
La Homilía está absolutamente orientada al niño y su familia. El sacerdote expone el contenido de las lecturas y la connotación del sacramento que el niño va a recibir, dirigiéndose a él por su nombre y expresándole sus verdades como hijo, hermano, amigo y estudiante.
El niño debe oírlas con atención. Es Dios el que le se dirige mediante el sacerdote, y sus palabras pueden dejar una huella indeleble en el alma del niño. Ésta será probablemente la única homilía que oirá dirigida principalmente a él, a lo largo de toda su infancia y juventud.