La parábola de la Perla de Gran Precio nos permite entender la historia de la creación, el valor e importancia del reino de los cielos, del Evangelio y de la Palabra de Dios. Conócela aquí.
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Parábola de la Perla de Gran Precio
Cuando hablamos de parábola se debe entender como una narración muy breve que tiene como finalidad dejar una enseñanza o mensaje moral, a través de historias simbólicas. Jesús utilizaba mucho este tipo de enseñanzas, le servía para que sus seguidores entendieran el mensaje, la importancia y la razón de su palabra.
Buscando perlas preciosas
Jesús, en el inicio de esta parábola, cuenta la historia de un mercader que deseaba incluir dentro de sus preciadas mercancías, perlas de buena calidad, podemos entonces inferir que existen perlas con diferentes atributos, en donde podemos encontrar, perlas buenas, regulares y malas.
Se preguntarán si para la época, las perlas realmente tenían un precio, pues sí, desde siempre las perlas han sido consideradas joyas y eran muy valoradas. Este mercader en particular, del que Cristo contaba, era exigente con la mercancía que compraba, siempre buscaba lo mejor y no aceptaba cualquier tipo de perlas.
El mercader encuentra una perla preciosa
El mercader ya tenía un tiempo sin encontrar la perla que buscaba. Un día, ya un poco desesperanzado de tanto buscar y no encontrar una perla que realmente le gustará por su calidad, salió de nuevo a indagar donde podía conseguir lo que alcanzará el nivel deseado, ese día como obra y gracia, encontró la Perla de Gran Precio.
Cuando habla de esfuerzo para encontrar la perla de gran precio, muestra la constancia, la persistencia y el compromiso del mercader por encontrar lo que buscaba. En ningún momento deja pensar que el mercader se sentó a esperar que la perla llegara a él, siempre salió a buscarla, hasta que la encontró.
El mercader vende todo, para tener la perla preciosa
Cuando llegó el día en que el mercader por fin encuentra la perla de gran precio, se da cuenta que su costo sobrepasa con creces el dinero que él tiene, incluyendo sus bienes. Luego de tanto esfuerzo por encontrar una joya como la que tenía frente a él, no podía comprarla.
El mercader estaba consciente que podía dejarla ir, pero también estaba muy claro que después de tanto esfuerzo, esta era una oportunidad que no volvería a tener, por lo tanto, el mercader consideró que bien valía toda su riqueza, porque nunca más tendría la oportunidad de encontrar una joya semejante.
Quizás se pregunten ¿por qué el mercader tomaría esa decisión?, es muy posible que en esa joya reconoció que la perla de gran precio era única. Estaba convencido que al entregar toda su riqueza, dicha perla sería lo único que tendría, pero también había reconocido que nada igual volvería a encontrar, que era la oportunidad de su vida el haberla encontrado y por ello valía todo lo que tenía.
El mercader compra la perla
Luego de analizar muy bien, el mercader decide comprar la perla de gran precio, quedaba en una situación vulnerable, pero tendría en su poder una joya que traería sin lugar a dudas, muchos beneficios y bendiciones a su vida.
La Perla del Gran Precio
Debemos reconocer la importancia de la parábola e identificar en ella los protagonistas que Jesús deseaba trasmitir con la misma, si bien, hasta el momento hemos interpretado cada uno de los mensajes morales que se encuentran dentro del relato de la parábola de la perla de gran precio, es aún más importante reconocer quienes son los personajes que conforman esta parábola.
El mercader es Cristo
Jesús estaba en la búsqueda de la perla de gran precio y no le importó su valor, no le importó si tenía que entregar todo lo que tenía con tal de adquirirla. Él es el mercader, ese comerciante comprometido con desarrollar el difícil negocio del comercio celestial. Él vino a establecer su empresa de buscar perlas preciosas. En Lucas, capítulo 2, versículo 49, señala: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”. Jesús vino a la tierra como humano para poder darle continuidad a la labor iniciada por Dios.
La perla es la iglesia
En realidad no podemos ponerle un valor a la iglesia solo debemos reconocer que tiene un valor elevado. La sangre de Cristo fue derramada para poder dejar los cimientos de su iglesia. Su amor por esa perla única valía incluso su sangre sagrada. Es la iglesia la esposa del Cordero de Dios y él se entregó por ella.
El precio fue su propia vida.
Conclusión
Como podemos ver, ésta es una historia sencilla pero cargada de muchas enseñanzas morales. En ella dan valor a la palabra de Dios, porque es una perla de gran precio, la iglesia lleva su palabra a todas partes del mundo, tiene un valor incalculable. Cuando somos súbditos de la palabra de Dios, somos evangelizadores y creyentes, todo ello es de gran valor, por lo que no es una pérdida, esa fue su inversión.
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