En circunstancias en las que la angustia nos invade, podemos acudir a la oración para quitar el miedo con la cual rogamos al Santo Padre nos libere de ese temor y nos dé la paz y tranquilidad que nuestra alma necesita. Aprendamos a rezar esta poderosa oración.
El miedo es un sentimiento que con frecuencia nos ataca y que, en ocasiones, nos puede llevar a paralizarnos. Puede volverse un gran impedimento, ya que nos puede hacer que no hagamos o emprendamos alguna acción o actividad por la angustia que eso nos genera.
Podemos decir que el miedo es una de las formas que tiene el maligno de no dejarnos desenvolver como quisiéramos y hasta destruirnos desde el interior.
Sin embargo, los creyentes cristianos contamos con una poderosa herramienta de ayuda que nos permite afrontar los temores. Esta ayuda nos la brinda Nuestro Señor a través de la oración para no tener miedo, tal como nos ayuda con plegarias como la de la Oración de una madre por su hijo enfermo. Gracias a esta oración logramos vencer ese pánico que a veces nos invade.
Conozcamos y recemos con mucha fe la oración para quitar el miedo que les presentamos a continuación.
Oración para quitar el miedo
«¡Santo Padre, Señor mío, por siempre mi redentor! Te entrego mi vida, en tus manos está, porque eres el creador del Universo y Rey de Reyes en todos los aspectos de mi vida.
Ante ti me arrodillo para alabarte y decirte que renuncio al temor y a los miedos en este preciso momento.
Gracias a la fortaleza que recibo de tu amor, me lleno de poder y dominio propio para vencer cualquier tipo de temor que me pueda atacar de parte del maligno.
Me libero de las ataduras del demonio del miedo y rompo su yugo devastador en mi vida.
Me declaro libre de vivir y escojo estar bajo tu gracia, sin miedos en el nombre de Jesús, tu Hijo Amado.
He decidido que a partir de hoy voy a vivir por fe, siempre implorando y buscando tu presencia en oración.
Deseo estar lleno del Espíritu Santo cada día, qué Él llene mi alma y todo mi ser para la Gloria de Cristo Jesús.
En tus manos dejo todas las angustias, miedos, preocupaciones y temores que me han atormentado y han hecho que me aleje de ti.
Declaro que ya no más permito que las angustias que vienen del maligno se apoderen de mi y decido tener solo temor reverente a ti, porque eres mi siempre amado Dios Único y Verdadero.
Agradezco infinitamente todas tus bendiciones, por estar siempre conmigo, enseñándome a amarte y adorarte.
Deseo me permitas seguir conociéndote más ampliamente, que me reveles tu grandeza y poder y me des la capacidad de discernimiento para poder comprender tu palabra.
Necesito tu luz y fortaleza para enfrentar los males que nos asechan día a día.
Aguardo con mucha devoción los dones esenciales que me brindas para vivir en libertad, experimentando una vida de abundancia material, pero sobre todo llena de tus bendiciones, que son alimento para mi alma.
Gracias a la protección que Jesucristo nos brindó con su sacrificio, hoy me siento protegida, salvada y limpia de todo mal.
Te pido me perdones mis flaquezas, descuidos y ofensas y por no haberte puesto en primer lugar en mi vida, que es el sitial que te mereces.
Necesito de tu mano fuerte, solidaria y amable que me infunde ánimo, entereza y bríos para enfrentar todas y cada una de las vicisitudes que nos encontramos en el diario trajín.
Te pido también perdón por las veces que me he vuelto incrédula y fría espiritualmente, por lo que en este mismo instante me pongo en oración para buscar tu presencia en mí y ponerte en lugar privilegiado en mi vida.
Te entrego todos esos vacío que aún hoy hay en mi vida para que seas tú el que lo llenes con tu Amor y Misericordia y los bendigas.
Asimismo, quiero entregarte todo proyecto, emprendimiento, trabajo, actividad, estudio, meta y relación que haga con personas para que con tu Santa Bendición prosperen y que sean para tu Gloria, sin miedos, ni temores.
Agradezco toda intercesión tuya para que elimines de mi vida toda maldad, malas intenciones y todo yugo que me quiera atar y llevar por el camino oscuro del mal.
Te pido me concedas vida, libertad y que me llenes del Espíritu Santo en este mismo instante y en nombre de Jesús, Nuestro Señor y Redentor.
Declaro que desde este momento viviré libre de todo miedo y temor, que seré feliz, sana, próspera con fe y esperanza en todo lo que emprenda siempre bajo tu luz protectora.
Recibo con amor todas las bendiciones que bien puedas brindarme en este tiempo. Te doy la honra, gloria y alabanza para siempre.
Esto es lo que pido, declaro, creo y recibo en el nombre del Todopoderoso.
Amén.»
El Santo Padre nos pide tenerlo siempre presente en nuestras oraciones. Por tal motivo, proponemos que, aparte de la oración antes señalada, rezar una breve oración para momentos de angustias que a diario se nos presentan con lo cual podemos salir confiados a la calle protegidos de la Gloria de Dios.
Se trata mediante esta oración para tranquilizar invocar al Espíritu Santo para que nos acompañe en nuestra jornada diaria. Veamos esta oración breve.
Oración breve para hoy
¡Señor Todopoderoso, acudo a ti
para solicitar me llenes del Espíritu Santo
para llevar a cabo todo cuanto hoy debo realizar
enfrentando con fortaleza toda situación difícil,
de angustia o de miedo que pueda encontrar hoy.
Amén!
Sólo confiando en Dios, podemos desechar todos esos miedos y atrevernos a seguir adelante en la lucha contra esos sentimientos malignos que no nos dejan avanzar. Es importante que como cristianos sepamos que no podemos ser cobardes, ni miedosos, pues contamos con la venia del Señor.
Debemos afrontar la prueba y superarla, porque para eso Dios nos dio talento y capacidad, para vencer todas las dificultades. ¡Confía en el Señor, Nuestro Dios!, así como nos enseñó en la oración al Santísimo Sacramento.
Pídamosle en este instante que actúe en nuestras vidas y en nuestra familia. Nuestra confianza y Fe en Dios es el arma más potente para luchar contra los miedos que atacan nuestra mente y con la cual podemos derrotar la maldad.
Por ello decimos que nos aferramos a Nuestro Padre, Él nos ayuda a ver el miedo desde otro punto de vista y a vencerlo, a convertirlo en un miedo sano que nos estimule a hacer cosas. El miedo sólo está en la mente y con la fuerza de Dios podemos hacer que desaparezca.
Mientras tengamos a Dios junto a nosotros, nada nos podrá dañar y podremos enfrentar miedos, preocupaciones, angustias y temores con mucha valentía. Solo recitemos la plegaria que acabamos de leer y el miedo desaparecerá.
Tal cual nos los reafirma Isaías 41,10:
«No temas, pues yo estoy contigo;
no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios;
yo te he dado fuerzas, he sido tu auxilio,
y con mi diestra victoriosa te he sostenido.»